Recensiones de la revista Hispania Nova

               

HISPANIA NOVA

Revista de Historia Contemporánea

Fundada por Ángel Martínez de Velasco Farinós

ISSN: 1138-7319    DEPÓSITO LEGAL: M-9472-1998

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RECENSIONES

(2006)

          Esta sección, coordinada por Mariano ESTEBAN, está dedicada a reseñar brevemente en cada uno de sus números anuales algunas de las novedades bibliográficas más relevantes aparecidas durante el año en curso y el anterior. Aunque la selección de las obras corre a cargo del Consejo de Redacción de la revista, la sección se encuentra abierta a las sugerencias y aportaciones de los lectores.

Jorge LUENGO SÁNCHEZ, El nacimiento de una ciudad progresista. Valladolid durante la regencia de Espartero (1840-43), Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 2005, por José Luis Ollero (Doctor en Historia).

Uno de los lamentos más comunes entre los especialistas interesados en el proceso de consolidación de la España liberal se concretaba en la inexistencia o parquedad de los estudios de carácter local. La disponibilidad de todo tipo de análisis e interpretaciones (aunque se enfocaran a través de muy diferentes ópticas) acerca de los procesos políticos, económicos y culturales que se desencadenaron a nivel nacional a raíz del tránsito desde el Antiguo Régimen hacia la sociedad liberal burguesa del XIX no encontraba correlato en el obligado seguimiento a pequeña escala propio del ámbito local. La delimitación de las líneas de conflicto y las soluciones implementadas en el devenir nacional tal y como iba siendo plasmado en las páginas de la Gaceta de Madrid, el Diario de Sesiones de las Cortes o los Decretos ministeriales no siempre era confrontada con las experiencias políticas y sociales manifestadas en el siempre revelador espacio de lo local. Sin embargo, es bien conocido que es precisamente en éste donde pueden llegar a confirmarse o desmentirse algunas de las hipótesis o constantes históricas que tienden a perpetuarse en la historiografía obviando las debidas comprobaciones o matizaciones procedentes de la perspectiva microhistórica. Es indudable que el trabajo de Jorge Luengo Sánchez apuesta claramente por reforzar este tipo de análisis, tal y como se viene afrontando en un significativo elenco de estudios y tesis doctorales de las dos últimas décadas que, liberados de rígidos e incómodos esencialismos teóricos de antaño, tratan de abrir la perspectiva y la mirada del historiador en busca de nuevas respuestas o la ratificación de las ya advertidas.

En este caso, la propuesta que se nos hace remite a la observación de un espacio perfectamente delimitado y acotado en el tiempo: la ciudad de Valladolid en el periodo de la Regencia de Espartero (septiembre 1840-julio 1843). Se persigue una incursión microhistórica en las diferentes realidades políticas, sociales y culturales de una ciudad castellana al paso por una de esas etapas “aceleradoras” de la revolución liberal como lo fue el trienio esparterista. Desde el principio, el autor es consciente de las grandes cuestiones que gravitan sobre aquel escenario espacio-temporal tales como el alcance de la revolución liberal, el papel de las elites municipales y su adscripción social (son aquí caracterizadas como burguesas), la idiosincrasia de la sociedad castellana más o menos impermeable a los cambios y las dinámicas de alcance nacional, o la naturaleza específica de la cultura política progresista y sus rasgos distintivos respecto al moderantismo, versión hegemónica del liberalismo isabelino. Tal y como debe exigírsele a un estudio de estas características, todos estos núcleos temáticos de mayor rango son consideradas de antemano y guían de alguna manera el acercamiento a las experiencias y dinámicas propias del escenario vallisoletano en aquellos años. Ello favorece una mayor ambición comprensiva e interpretativa, al enfrentarse con los datos procedentes de las fuentes consultadas. En este apartado, cabe destacar el exhaustivo aprovechamiento de las Actas Municipales generadas por el Consistorio vallisoletano. Si bien han sido exploradas con cierto detalle otras fuentes complementarias (Diputación, Catedral...), una de las principales aportaciones del trabajo reside en la prolijidad de la información obtenida a través de las Actas y su pertinente imbricación con las cuestiones o temas de mayor alcance (política hacendística, relaciones con el clero, regulación del orden público) que marcan la “temperatura” de las transformaciones ensayadas por los liberales más avanzados en los “interregnos” de signo progresista.

Con el mencionado bagaje documental, se consigue alcanzar un detallado conocimiento de los principales cambios y reformas urbanísticas en ese salto que se vislumbra desde una ciudad “de corte arcaico” a otra plenamente “moderna y liberal”. En este sentido, resultan especialmente valiosas y acertadas algunas de las “imágenes” obtenidas para ilustrar los indicios y señales de cambio, como es el caso de la caída de la torre de la catedral, la aparición de los relojes públicos o el relanzamiento del Liceo. La simbología que desprenden esos elementos del paisaje urbano del Valladolid de mediados del XIX ayuda a descubrir el horizonte social y político en el que desenvolvían los conflictos propios del ámbito municipal.

Otro de los aciertos indudables de la forma de mirar del autor consiste en la individualización del progresismo como versión ideológica y práctica cultural del variado y complejo universo liberal que se nos muestra a lo largo y ancho (geográfica y cronológicamente) de nuestro siglo XIX. Si bien en ocasiones se deslizan afirmaciones un tanto tiernas o imprecisas al respecto (“para los progresistas era esencial la participación del pueblo en la vida política y el concepto de libertad como participación de todos”, p. 25, luego convenientemente rectificadas, “[lo que] no significa que defendieran un proyecto democrático, p. 76), se agradece el esfuerzo del autor por indagar en los rasgos distintivos y las apuestas políticas de los progresistas vallisoletanos, dando suficientes pruebas de las líneas de actuación que les distinguían de los moderados pese a la permeabilidad entre ambas corrientes también de todos conocida. En esta línea y a pesar de algunas simplificaciones algo desafortunadas (especialmente en lo concerniente a la identificación política de la Milicia Nacional), parece pertinente la asociación que se traza entre el progresismo, los Ayuntamientos (o estimulación de la descentralización administrativa) y la propia institución de la Milicia Nacional para explicar los significados más sustantivos del Trienio esparterista. En cambio, se echa en falta, más allá de la presentación nominal que se nos hace, una mayor caracterización biográfica o prosopográfica de aquellas elites municipales que muestran una mayor presencia en los órganos de gestión municipal. De la misma manera, la anunciada explicación de la dinámica electoral local no se concreta finalmente y quedamos huérfanos del revelador seguimiento de los procesos electorales verificados en aquel periodo y de los intereses que se concentran en dichos procesos. Ello nos impide asomarnos a los conflictos y tensiones de poder entre los diferentes grupos y tendencias políticas (liberales o no) de la ciudad, lo que hubiera redundado con seguridad en un conocimiento mucho más preciso de algunas de las realidades políticas que deberían asomar por encima de la relación formal de ocupantes de los puestos de responsabilidad municipal.

Con todo, no puede negarse que el resultado finalmente alcanzado representa una valiosa contribución a la historia política y cultural del complejo proceso de la revolución liberal y una excelente piedra de toque de lo que puede mostrarnos un estudio de historia local o microhistoria en el que están presentes las preocupaciones y las problemáticas más generales.