Mar VILAR,
Docentes, traductores e
intérpretes de la lengua inglesa en la España del siglo XIX: Juan
Calderón, los hermanos Usoz y Pascual de Gayangos,
Universidad de Murcia, 249 págs., por
Irene Castells (Universidad Autónoma de
Barcelona).
El libro de la profesora de la Universidad de
Murcia, Mar Vilar,
se ocupa de una temática con la que estamos poco familiarizados los
historiadores y que, sin embargo, tiene el interés de tratar aspectos
culturales de nuestra historia decimonónica de los que no nos solemos
ocupar. Dicho esto, es evidente que para los profanos, los que no somos
filólogos, hay características de este trabajo que no podemos valorar
debidamente. Valga por delante esta advertencia, ya que trataré tan sólo
de los aspectos más globales e históricos de este estudio.
Escrito en una prosa excelente y clara, el libro
no contiene bibliografía, pues se trata de una recopilación de
artículos, cuyas abundantes referencias bibliográficas las encontramos
en las notas a pie de página, además de intercalar apéndices
documentales que demuestran y amplían sus análisis, después de cada
capítulo. Las temáticas, al reunir este libro diversos trabajos, las
encontramos a veces repetidas a lo largo de sus 7 capítulos.
En su prólogo ella misma advierte que “se sabe muy
poco de la progresiva introducción del inglés como lengua extranjera en
la enseñanza pública y privada española en el mundo contemporáneo”.
En el primer capítulo, explica las relaciones
epistolares del polígrafo y catedrático español Santiago Usoz y Río y de
su hermano Luis -ambos protestantes- con el
hispanista Benjamín B.Wiffen, entre 1841 y 1850. Según la autora, esta
correspondencia es un testimonio sobre la realidad española de mediados
del siglo XIX de un intelectual español progresista y anglófilo,
representante del creciente interés de las élites españolas por el
pensamiento, literatura y costumbres británicos, lo que no es ajeno al
exilio en Inglaterra de los liberales, entre 1823-1833. El epistolario
recoge temas tan importantes como la abolición de la esclavitud en las
colonias españolas. El propio Santiago Usoz se implicó en el movimiento
independentista de la América meridional. Hombre de gran formación
humanista, viajó a Inglaterra en 1839, y ocupó más tarde durante muchos
años la cátedra de lengua y literatura griegas, primero en la
Universidad de Santiago de Compostela y después en la de Salamanca. Como
datos relevantes de su biografía, Mar Vilar explica que el empeño de los
hermanos Usoz de Río, junto con su amigo Wiffen,
residente en Londres, iba dirigido a rescatar del
olvido a los clásicos del protestantismo español, al tiempo que hace
críticas muy duras al compatriota de éste,
G.P.Borrow, el viajero inglés autor de The Bible in Spain, sobre
el que no me extiendo ahora, ya que la autora le dedica su segundo
capítulo. Críticas que muestran, en palabras de Mar Vilar, que la obra
de Borrow ni siquiera tuvo aceptación “en los reducidos
círculos progresistas y anglófilos considerados en la época vanguardia
de la modernización nacional”. Su hermano Luis Usoz del Río, fue
cofundador , junto con Antonio Alcalá Galiano y otros, del Ateneo de
Madrid.
“Una lectura crítica de The Bible in Spain de
George P.Borrow” es, en mi opinión, el capítulo quizás más atractivo de
todos , tal vez porque es el personaje mejor conocido. Además de
ofrecernos una biografía del ensayista inglés Borrow(1803-1881), comenta
el famoso libro que califica como obra autobiográfica, en la que contaba
sus aventuras y viajes por España entre 1836 y 1839, año en que fue
obligado a abandonar el país.De ateo, se convitió en misionero de la
publicística protestante por la sociedad londinense B.F.B.S.(British
and Foreign Bible Society). Recorrió durante años la geografía española
con sus ayudantes españoles , quienes lanzaban al entrar en los pueblos
gritos como “Viva Inglaterra, viva el Evangelio”. Sus protagonistas
eran la “España profunda y el ciudadano de a pie”, lo que , según Mar
Vilar, “no podía gustar a la minoría ilustrada española del momento que
lo sepultó durante un siglo bajo una losa de silencio”, hasta que el
libro fue traducido por Manuel Azaña en 1920-21.Pero
su éxito fue enorme y en 1843 conoció siete ediciones, aparte de ser
traducido al alemán, francés y ruso. Además, escribió The Zincali,
un estudio sobre los gitanos, libro básico para conocer la comunidad
gitana en España en la primera mitad del siglo XIX, y que introdujo al
autor en los círculos literarios destacados de Londres, siendo el más
notable y divulgado de los manuales ingleses para viajeros publicados
sobre España.
A Juan Calderón,
filólogo que desarrolló su obra sobre la lengua española, en la
emigración, durante el segundo tercio del siglo XIX, dedica la autora 4
capítulos,
de . cuyo contenido doy cuenta globalmente. Perteneció a la Orden
franciscana , donde pudo estudiar humanidades, filosofía y teología,
pero su evolución intelectual, siendo ya sacerdote, se hizo a partir de
las lecturas de los empiristas británicos y enciclopedistas franceses,
hasta renegar del catolicismo a partir del Trienio liberal de 1820-1823,
teniendo que emigrar al ser denunciado como clérigo secularizado y
liberal. Primero estuvo en Francia, donde se convirtió al protestantismo
y se casó, hasta que se ordenó en 1830 en Londres como ministro
anglicano .Su figura se ha recordado siempre como la del fundador del
periodismo protestante en lengua castellana, y, sobre todo, como
traductor de la Biblia al español . Fue un gran crítico de la
apologética católica y un gran investigador sobre Cervantes. Su gran
formación no le permitió desarrollar sus conocimientos, pues tuvo que
malvivir en Londres como profesor de español, latín y griego, así como
copista de manuscritos de la British Library. Su militancia como agente
distribuidor de biblias y folletos al servicio de asociaciones
protestantes, le restó tiempo para dedicarse a su producción científica
como filólogo e investigador de la lengua española. Publicó dos
periódicos protestantes: Catolicismo neto y El Examen Libre,
donde criticaba el pensamiento del catalán Balmes. Según la autora,
este filólogo y helenista que fue Juan Calderón- hoy apenas recordado-
“ es probablemente con Jose María Blanco White y José Joaquín de Mora,
el más destacable de cuantos heterodoxos vivieron en la emigración en la
primera mitad del siglo XIX”. Gracias a la ayuda del acaudalado
bibliófilo madrileño, Luis Usoz y Rio
( ya citado más arriba) trabajó
sobre la corriente erasmista española y la frustrada implantación de la
Reforma en España. Da una visión de la España católica de mediados del
siglo XIX que recuerda bastante a la que estaban haciendo los primeros
intelectuales krausistas. Su dimensión más importante fue sin embargo la
de helenista y estudioso de la Biblia: participó activamente en el
equipo de trabajo coordinado por George Norton que vertió el Nuevo
Testamento al castellano, directamente de las lenguas orientales.
La
obra se publicó en 1858, cuatro años después de su muerte. Su otra obra
póstuma fue el Cervantes vindicado, publicado en Madrid en 1854,
tras la recuperación del manuscrito por Luis Usoz del Río y el
hispanista inglés Benjamín B. Wiffen. Su éxito fue enorme , dada la
mediocridad existente en la época de los comentaristas del Quijote,
según nos comenta la autora.
Mar Vilar cierra su libro con un trabajo sobre
Pascual de Gayangos
(1809-1897), cuyos estudios le convirtieron en
prestigioso orientalista y fundador del arabismo español actual. Pero
también fue un magnífico bibliófilo, bibliógrafo, bibliotecario,
documentalista, arqueólogo, numismático, paleógrafo e historiador e
investigador de la lengua y literatura españolas. Pese a ello,
subraya, “no ha sido suficientemente estudiada” , y tampoco valorada
la destacada contribución al nacimiento y desarrollo del hispanismo en
el mundo anglosajón, tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos, así
como su interesante faceta de traductor. Educado en España y Francia ,
tuvo una educación fundamentalmente inglesa, ya que la mayor parte de su
vida la pasó en Inglaterra, y , en consecuencia , casi toda su obra está
escrita en inglés. Estuvo algunos años en España, entre 1833 y 1837,
como traductor e intérprete en el Ministerio de Estado, y también fue
cofundador del Ateneo de Madrid. En el apartado documental
correspondiente a este artículo, se demuestra su trabajo sobre la
catalogación de códices, manuscritos y libros raros de la Biblioteca
Real, base de la Biblioteca Nacional creada en aquéllos años.
Para acabar, mi valoración final es que estamos ante un interesante libro de
investigación literaria e histórica, que ha rescatado personajes poco o
mal conocidos, y que ha sabido apreciar su interés para nuestro
conocimiento del siglo XIX, tanto en el terreno cultural como en el de
la historia de las ideas, además de sus aportaciones concretas a la
historia del protestantismo y del hispanismo.
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