Recensiones de la revista Hispania Nova

 

               

HISPANIA NOVA

Revista de Historia Contemporánea

Fundada por Ángel Martínez de Velasco Farinós

ISSN: 1138-7319    DEPÓSITO LEGAL: M-9472-1998

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(2007)

          Esta sección, coordinada por Mariano ESTEBAN, está dedicada a reseñar brevemente en cada uno de sus números anuales algunas de las novedades bibliográficas más relevantes aparecidas durante el año en curso y el anterior. Aunque la selección de las obras corre a cargo del Consejo de Redacción de la revista, la sección se encuentra abierta a las sugerencias y aportaciones de los lectores.

 Carmelo ADAGIO y Alfonso BOTTI, Storia della Spagna democratica. Da Franco a Zapatero, Milano, Bruno Mondadori, 2006, (208 pp.), por Damián Alberto González Madrid (UCLM).

     Después de su meritorio La questione basca (Milano, Bruno Mondadori, 2003), Alfonso Botti apuesta de nuevo por la síntesis histórica, en esta ocasión asociado con Carmelo Adagio. Menos conocido en España que Botti, Adagio, especialista también en clericalismo (Chiesa e nazione in Spagna. La dittatura di Primo de Rivera, 1923-1930, Milano, Unicopli, 2004), firma con desenvoltura y buen tino los tres capítulos centrales de la obra, dedicados a la Transición y consolidación de la democracia (1976-1982), La modernización socialista (1982-1989) y Apogeo y declive del socialismo (1989-1986), mientras Alfonso Botti se encarga del primer capítulo, dedicado a introducir al lector en el Último franquismo y las premisas de la transición, y de los dos últimos, cuyos protagonistas no podían ser otros que los gobiernos de José María Aznar (1996-2004) y la primera legislatura, vigente todavía, de José Luis Rodríguez Zapatero. El resultado es un breve texto, de apenas 167 páginas de contenido, más que solvente, de agradable lectura, bien madurada y ensamblada, que debería bastar para satisfacer la curiosidad y los interrogantes de un amplio espectro de potenciales lectores, incluidos los más exigentes. Por motivos obvios, ese público será mayoritariamente italiano, y es en él en quien los autores han pensado con preferencia, exprimiendo al máximo su capacidad de síntesis, que construyen bajo las premisas de la sencillez y claridad argumental, demostrando que la historiografía de calidad no tiene que estar necesariamente unida a la voluminosidad, ni reñida con la divulgación.

     Aunque España no es precisamente, y por muchos motivos, un tema ajeno a la potente industria editorial italiana, todo indica que estamos ante el primer intento serio llevado a cabo en aquel país por historizar el pasado reciente del nuestro. La narración se conduce a través de los tres ejes básicos que suelen caracterizar este tipo de trabajos, a saber, la política, la economía y las transformaciones sociales, oportunamente aderezados con el rescate de los aspectos más significativos del cambio cultural, urbano y paisajístico, que contribuyen a dotar de mayor frescura y amenidad al trabajo. Ningún aspecto relevante de los treinta años abordados, si se exceptúa y por motivos justificados, la égida Rodríguez Zapatero, escapa al análisis de los autores (autonomías, nacionalismos, terrorismo, partidos, liderazgos, sindicatos, la Iglesia, política exterior, la memoria histórica…etc.). No es esa sin embargo, y a nuestro entender, la cuestión más reseñable, sí lo es en cambio la homogeneidad, conseguida en muchos momentos, que son capaces de imprimir a su discurso, donde los temas, que son muchos y diversos, entran y salen a escena con naturalidad, lo que permite al lector desplazarse por los éxitos y problemas de España desde 1976 hasta casi la actualidad sin sobresaltos o compartimentos artificiosos que le hagan perder, siquiera momentáneamente, la perspectiva.

     El trabajo se encabeza con una brevísima introducción al último franquismo, siendo muy de agradecer, sobre todo teniendo en cuenta a quién va dirigida la obra, el que los autores se tomen la molestia de desmentir los juicios sin fundamento, mitos e interpretaciones interesadas de la transición (Franco como democratizador y modernizador consciente, o las hipótesis evolutivas de un régimen violento y liberticida de principio a fin). La transición queda así prefigurada como el resultado de las complejas interacciones surgidas entre las transformaciones socioeconómicas experimentadas por el país durante los años sesenta, con el consiguiente desarrollo de la sociedad civil, y la obsolescencia del sistema político dictatorial. Poco que objetar, naturalmente, al respecto, salvo que quizá no hubiese sobrado una mayor intensidad a la hora de poner en valor la influencia de los movimientos sociales en el proceso de transición, y tampoco insistir algo más en los costes sociales del desarrollo económico bajo la dictadura.

     La defección eclesiástica obtiene también una merecida presencia en este capítulo inicial, aunque quizá excesiva en comparación con el escaso tratamiento que reciben otros movimientos opositores igualmente vitales para la dislocación de un régimen acosado por varios frentes. No obstante el tratamiento ofrecido es casi impecable, resaltando que no se considere a la Iglesia y los católicos españoles como un bloque monolítico, y dejando claro que sólo una parte de la misma escenificó el “desenganche político”.

     Tras resolver con extraordinaria claridad la no siempre sencilla tarea de explicar la situación política española a la muerte del dictador, los autores nos sumergen en la gran epopeya nacional de los últimos tiempos: la transición política. Es el capítulo más largo del libro (cincuenta páginas), que se abre con el fallido gobierno Arias y se cierra con las elecciones que auparon al poder al partido socialista en 1982. Sin duda es uno de los capítulos más logrados de todo el trabajo, pues no es habitual ver condensados en tan poco espacio, y provistos de todo su significado, la panoplia de acontecimientos que se sucedieron, y además permitirse el lujo de hablar de música, literatura, cine, prensa, radio y televisión. En esta ocasión la presión ejercida desde abajo sí es ponderada suficientemente, aun cuando le restan importancia en la caída de Arias, y resaltan tanto la división de la elite franquista, como las prevenciones de una oposición temerosa de forzar una ruptura de consecuencias imprevisibles que le empuja a elegir la vía de la reforma a partir de las estructuras preexistentes.

     El periodo de hegemonía socialista es dividido por los autores en dos grandes etapas, situando el punto de inflexión en la huelga general de 1988 y el cambio de política económica, más social y redistributiva, iniciado tras las elecciones de 1989. La crisis económica, afrontada con medidas de corte neoliberal y con elevados costes sociales que sólo un gobierno con un amplio respaldo social podía atreverse a realizar, el terrorismo, y el desarrollo del estado de las autonomías, dan contenido al primero de los dos capítulos, que se cierra, con una agradable retrospectiva sobre la movida, y las transformaciones del paisaje urbano. El segundo, cuarto de la obra, es la crónica del declive socialista que culmina con la dulce derrota de 1996. Los escándalos por corrupción, y la dureza de la crisis internacional en medio de una política económica expansiva, son los argumentos que sostienen un apartado en el que sobresale el tratamiento dispensado a los grandes eventos de 1992, que califican como una gran fiesta de legitimación del decenio de modernización y desarrollo socialista.

     Las dos legislaturas de Aznar (el aznarato, en palabras de Tusell) rinden, en apenas veinticinco páginas, otro capítulo brillante de la obra, por la capacidad de los autores para rescatar e interpretar los puntos fundamentales de aquellos ocho años, y nada más que eso. El gobierno de los populares aparece retratado como el dios Jano de los dos rostros. De una parte, y especialmente durante la primera legislatura, un gobierno capaz de disparar el crecimiento económico del país y meterlo directamente en el euro sin perder fondos europeos, que pacta y negocia con los nacionalismos periféricos y los sindicatos, y que triunfa en su empeño de ganar el centro político. Y de la otra, el primer gobierno de la democracia que, enfundado en el tradicional españolismo de la derecha y con la Constitución como arma arrojadiza (patriotismo constitucional) consiguió empeorar ostensiblemente las relaciones con los nacionalismos democráticos, propiciando así, no sólo su ascenso electoral, sino también el de los sectores más radicalizados y un mutuo acercamiento entre ellos.

     A la postura intransigente con los nacionalismos, a la larga contraproducente para el conjunto del país, acompañó un cambio sustancial en la política exterior. Los tradicionales ámbitos de actuación de la diplomacia española (Europa, el Magreb, América Latina, etc.) fueron sustituidos drásticamente por un único compañero de viaje: EEUU. A la larga, la nueva alianza por la que Aznar pretendía relanzar la presencia internacional de España (y la suya personal), también resultaría contraproducente.

     La bonanza económica y los réditos electorales que, en el conjunto del país, generaba la política de dureza con el nacionalismo, casi aseguraban la tercera victoria electoral en 2004. Únicamente la pésima gestión de la información después de los atentados de marzo en Madrid, bien analizada por los autores, privaría al Partido Popular de sumar un nuevo éxito.

     El escaso tiempo transcurrido entre la elección de Rodríguez Zapatero y la redacción del texto, se hace patente en el último capítulo de la obra, que queda como el más abierto de todo el trabajo y quizá adolece de un tratamiento excesivo de los problemas del nuevo gobierno socialista con la Iglesia católica a cuenta de la reforma de la enseñanza religiosa y el matrimonio homosexual. Con todo, las páginas que dedica a analizar el conflicto, resultan extraordinariamente esclarecedoras para cualquier lector, nacional o extranjero, tanto para comprender el peso político de la Iglesia católica en la reciente historia de España, como la actitud cada vez más distante de los españoles ante el fenómeno religioso.

     Rodríguez Zapatero queda retratado como el hombre llamado a marcar una nueva etapa en la política española, marcada por la renovación ideológica, y las profundas reformas tanto en lo político como en lo social. Los primeros síntomas de ese nuevo espíritu reformista no se hicieron esperar, algunos, como las reformas estatutarias, la reconstrucción de los puentes rotos con los nacionalismos, la reestructuración de la política exterior sobre las bases anteriores a 1996, o la regularización de los sin papeles, espoleados por las comprometidas circunstancias heredadas de la situación anterior, y otros, como la ampliación de derechos para las parejas del mismo sexo, como resultado de un profundo convencimiento. Sin duda el mejor retrato de la recién inaugurada etapa Zapatero lo han hallado los autores cuando reproducen las propias palabras del presidente durante la clausura del XXXVI congreso de su partido. En su intervención, estructurada en torno al concepto de socialismo ciudadano, resumió su proyecto político y social apelando a la sumisión de los gobiernos y los hombres a la ley y solo a la ley, a la rebelión contra cualquier tipo de dominio, al respeto radical a la diversidad, las identidades, y los derechos de las personas, a la preocupación por la convivencia, a la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, a la participación creciente de los ciudadanos en la vida pública, a la cultura como virtud pública, a la sociedad laica, a la pasión por el conocimiento y el esfuerzo por la educación, y a la condena radical de la violencia y las guerras.

     En suma, creo que es justo concluir señalando que estamos ante un trabajo muy complejo, resuelto con notable brillo, que, en caso de poder ser traducido, cumpliría una formidable función pedagógica, pues no andamos en España excesivamente sobrados de trabajos de este tamaño y calidad, capaces de llegar al gran público y al mismo tiempo servir de apoyo para nuestros estudiantes universitarios.