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HISPANIA NOVA

Revista de Historia Contemporánea

Fundada por Ángel Martínez de Velasco Farinós

ISSN: 1138-7319    DEPÓSITO LEGAL: M-9472-1998

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RECENSIONES
(2008)

          Esta sección, coordinada por Mariano ESTEBAN, está dedicada a reseñar brevemente en cada uno de sus números anuales algunas de las novedades bibliográficas más relevantes aparecidas durante el año en curso y el anterior. Aunque la selección de las obras corre a cargo del Consejo de Redacción de la revista, la sección se encuentra abierta a las sugerencias y aportaciones de los lectores.

 

ABREU, L. (ed), Asistencia y Caridad como estrategias de intervención social: Iglesia, Estado y Comunidad (siglos XV-XX), Ed. Universidad del País Vasco, Bilbao, 2007, 322 páginas. Por Juan Gracia Cárcamo.

Se recogen en este libro un conjunto de textos que tienen en común el que representan una nueva mirada sobre la historia de la acción social en la Península, muy distinta de la que adoptaron las investigaciones realizadas en los años 80 por una generación, de entonces jóvenes historiadores que seguían las premisas de una historia social “clásica". Esto es, se movían bajo paradigmas derivados sobre todo de los Annales franceses y de los historiadores marxistas británicos, enfoque que era obviamente anterior al que corresponde a la situación epistemológica de la Historia actual.

La publicación del libro no se entendería sin la actividad incansable de la profesora Laurinda Abreu, autora de reconocidos estudios publicados ya desde la década pasada, y continuados en el decenio actual, sobre el sistema asistencial moderno en Portugal, e impulsora de notables iniciativas desde la Universidad de Evora, entre las que destaca su labor al frente de la red PHOENITX cuyas características son elogiadas por los historiadores especialistas en la intervención y acción social. De este modo, se ha llegado a una publicación que cabe calificar de auténticamente peninsular en la medida que además de su materialización en el País Vasco –dentro de la colección de Historia dirigida de forma modélica por el profesor M. González Portilla del que además sus innovadores estudios sobre historia de la población y de la transición sanitaria resultan muy divulgados- aúna sus esfuerzos con el Centro Interdisciplinar de História, Culturas y Sociedades (CIDEHUS) de la Universidad de Evora y con la Universitat de les Illes Balears, desde la que es bien conocida la atención dedicada a los problemas de acción social centrados en el ámbito demográfico y sanitario a partir de la iniciativa de la profesora Isabel Moll. El triángulo Evora-Bilbao-Mallorca no deja de ser atípico, pero ilustra sobre las posibilidades de cooperación ibéricas que no tienen que pasar inevitablemente por el centro peninsular.

La profesora Abreu explica muy bien en una inteligente síntesis que precede al conjunto de textos aquí recogidos las líneas de lo que podría ser una colaboración en el futuro de trabajos de investigadores españoles y portugueses sobre la historia de la acción social, que cuenta, además, con precedentes lejanos, recordados por los especialistas. Los modelos de asistencia, como señala Laurinda Abreu, presentan múltiples variedades en función de las épocas en que se encuadran. Y ello en la medida en que son respuestas siempre cambiantes -y evidentemente adaptativas- a diferentes problemas sociales que distan de registrar una especificidad ibérica dentro de un marco europeo que presenta, en todo caso, un conjunto básico de elementos comunes, acentuado aún más si cabe en lo que respecta, desde el fin de la era medieval, a los países católicos de la ribera mediterránea a partir de la Contrarreforma tridentina. La profesora Abreu es también autora de un sugestivo capítulo que estudia la legislación normativa sobre la represión de la mendicidad (entendiendo a esta normativa, desde hipótesis comunes a R. Castel, como un elemento clave en la “cuestión social” previa a la era industrial) en Portugal desde la crisis del siglo XIV a fines del XVII. El capítulo además de completar lo anterior con una reflexión en torno a los casos de Lisboa y Evora (donde resulta significativa la influencia del célebre tratado de M. de Giginta) analiza también los comienzos de la intervención social frente al vagabundeo gitano. Esta no sólo se sitúa aquí en un plano de rigor disciplinario sino también de asistencia a ciertos sectores de esa minoría étnica. Destaca el valor teórico de esta aportación de la profesora L. Abreu que incide inevitablemente en la vinculación de la cuestión asistencial con los flujos migratorios y resalta aspectos como la temprana creación de hospitales temporales, el desarrollo de la formación profesional en las casas de reclusión.

Tal y como indica la profesora L. Abreu, este libro se convierte en un espacio de encuentro entre diferentes generaciones, de modo que en lo referido a la vertiente hispánica dominan los estudios de autores consagrados. Tal es el caso del excelente estudio debido al profesor M. González Portilla (en colaboración con la profesora A. Pareja Alonso) que toma un caso regional (el del País Vasco de la primera industrialización, centrada en la comarca de Bilbao) para realizar un estudio modélico de la transición sanitaria a través del estudio exhaustivo de la atención social dispensada por una institución hospitalaria. Se destaca en este interesante capítulo cómo la década final del XIX y primeros decenios del XX vieron surgir un nuevo modelo de hospital -alejado del viejo estilo de los hospitales asilares representados por las clases trabajadoras de modo inequívoco como antesala de los cementerios. Así se materializaba una nueva concepción en torno a los pacientes, donde se compaginaba la clínica con la función docente y de investigación, donde se potenciaban las consultas externas, crecían las especialidades médicas... y en fin se creaba un esquema hospitalario lejano ya del existente hasta avanzado el siglo XIX y que se configuraba como precedente próximo del modelo adoptado por esos establecimientos en el Welfare State después de 1945.

Dentro de un estilo historiográfico cercano al anterior, en la medida que se percibe también la influencia de la Historia económica y de la Demografía Histórica, se sitúa el atractivo capítulo de la profesora Isabel Moll sobre la red de hospicios y hospitales en un espacio muy singular. Este es el de Mallorca durante el siglo XVIII de modo que constituye una aportación a una línea de investigación ejemplar que, completada en diversos textos bien conocidos por los especialistas, ha analizado facetas del problema en distintos periodos dentro de la contemporaneidad. Tiene gran interés este trabajo en la medida que se estudian de forma menos rupturista que la habitual los precedentes de problemas que los contemporaneístas suelen fechar de forma muy tajante como propios del XIX. La profesora Moll incide en los cambios que implica la beneficencia ilustrada auspiciada en gran parte desde el poder, pero transmitida a las escalas regionales, en los finales del XVIII y en colaboración con cambios más amplios que los puramente asistenciales. Así hacen referencia éstos a la intervención de las elites (como las Sociedades de Amigos del País) y el desarrollo de Academias científicas, que en último término remiten a debates que llevan al núcleo del cambio histórico-social.

El capítulo del profesor Pedro Carasa resulta modélico como ejemplo del cambio de la mirada historiográfica sobre la acción social en España a mediados de este decenio inicial del siglo XXI, dado que fue él uno de los historiadores contemporaneístas tomados como referente en torno a esta cuestión en los 80 y principios de los 90. El texto de P. Carasa, de gran contenido analítico, es muy atractivo, y, al mismo tiempo, suscitará discusión. Su contribución más que centrarse en aspectos empíricos tiene un carácter reflexivo de muy amplia duración, pues abarca desde comienzos de la Edad Moderna hasta la actualidad. Parte el autor de que sería imprescindible una reformulación de la historiografía de la pobreza española a partir de lo que ha incorporado la llamada “historia de los conceptos”, deudora en último término de la escuela de Bielefeld, bien que transformada en sus recepciones posteriores en Francia y Norteamérica. Resumiendo de un modo muy breve sus tesis, aún a riesgo de simplificar unos planteamientos complejos, parte de cuestionar el carácter de la denominadamente calificada como acción social “pública”, en la medida que el Estado en España no ha asumido de modo efectivo esta cuestión hasta la transición política del post-franquismo. Por ello, niega -como, por otra parte, lo haría la mayoría de los estudiosos-, que haya habido en España un “estado de Bienestar” previo a 1977. P. Carasa no comparte que la Revolución liberal supusiera ningún avance en el carácter público de la asistencia social, pues sólo significó la transferencia de la responsabilidad de estas cuestiones desde el ámbito eclesiástico u otros de carácter privado a los municipios. En su argumentación, estos no merecerían ser conceptuados como organismos públicos, en la medida que éstos eran meros instrumentos de la acción de unas elites locales que los manejaban a su antojo. Este capítulo del profesor Carasa abre nuevas perspectivas que darán lugar a discusiones fructíferas, lanzándose desde aquí una invitación a leer un texto lleno de reflexiones sugestivas, resultado de largos años de estudio.

Fruto también de un amplio período de dedicación a un problema es el texto del profesor V. Pérez Moreda sobre la historia de la infancia abandonada en España. Se fundamenta en una relectura muy meditada de una abrumadora cantidad de impresos de época y de trabajos historiográficos de las últimas décadas a partir de la cual se ofrece una notable síntesis sobre un problema importante. Y ello en la medida que afectó a un número muy grande de personas que más que objeto de la atención social fueron perjudicadas por la inexistencia de una intervención adecuada hasta fases muy tardías de la contemporaneidad.

Las otras dos contribuciones desde el ámbito español suponen ya una transición desde este ámbito macrohistórico al de investigación empírica, más matizado en el estudio de los profesores M.L. López y Guadalupe Muñoz sobre la atención a la salud en las cofradías de la Edad Moderna. Trazan estos autores de forma muy inteligente un panorama de ámbito español a partir de completar con una revisión de la investigación nacional existente lo que han estudiado para el caso granadino. Ya aparecen aquí signos de una renovación historiográfica en la medida que se incide en los aspectos de una Historia cultural, se da atención a las cuestiones de género, etc. El cambio de registro hacia el ámbito micro (y narrativo) ya es más claro en el texto de M. Costa sobre las mujeres recluidas en el Hospicio de Barcelona a fines del XVIII. Es éste un renovador trabajo que incide en las redes sociales formales e informales en torno a la pobreza en medio de una situación de desvalimiento femenino que daba lugar a una ambigua reclusión que oscilaba entre la asistencia y la represión, cuando no era fruto de las represalias de maridos “engañados” que se vengaban de sus mujeres mediante el internamiento forzoso en esas instituciones.

El conjunto de capítulos que versa sobre la acción social en Portugal, al margen de lo ya reseñado sobre el capítulo escrito por la editora, la profesora Laurinda Abreu, tienen, y pese a las diferencias generacionales o el nivel distinto de experiencia historiográfica que manifiesten los textos, varios aspectos en común. Por ejemplo, no es casual que todos los capítulos hayan sido escritos por mujeres y que estén fundamentalmente centrados en la llamada tópicamente historia de género. También coinciden en que el enfoque historiográfico pase en esos textos por el acercamiento a realidades locales y mayoritariamente por tratamientos cualitativos. Está de más el señalar que la gran calidad de estas contribuciones hace meditar sobre las causas de que, también en la historiografía, Portugal haya sido demasiadas veces olvidada desde este lado de la frontera. Y ello pese al gran conocimiento que se manifiesta desde el otro país ibérico de tendencias historiografías innovadoras, menos transitadas en España de lo que sería deseable. La muy notable contribución de Maria Paula Marçal Lourenço incide en la asistencia proporcionada por las reinas de la casa de Braganza a determinadas instituciones asistenciales, congregaciones religiosas, particulares vinculados a redes de patronazgo, dentro de una forma de resaltar la centralidad de la dinastía y el papel singular de las mujeres de la Casa Real en la economía de las donaciones. El interesante capítulo de Joana Leandro Pinheiro de Almeida Troni se dirige sobre el caso micro de la reina viuda Catalina de Braganza tras su vuelta a Portugal, resaltando que las obras piadosas se configuran como el papel asignado a una reina viuda en el entramado del Estado, aunque no deja de ser remarcable que su labor se dirigiera claramente a paliar la feminización de la pobreza. El atractivo texto de Rute Pardal sobre la actividad caritativa del cabildo de Evora en el siglo XVIII muestra un notable conocimiento de la historiografía europea, atendiendo también a resultados cuantitativos y no sólo narrativos, para analizar la acción asistencial del regimiento municipal que se produce excepcionalmente ante la imposibilidad de la Iglesia de cumplirlo en un marco claramente excepciona; destaca la elitización de la asistencia, en un trabajo donde el tratamiento estadístico de los datos se muestra riguroso y muy convincente. También en un marco local -el de Oporto en el Antiguo Régimen- con un gran conocimiento de la historiografía comparada y un dominio del tratamiento cuantitativo de la información se desarrolla el excelente capítulo de Elisabete Soares de Jesus. Destaca esta autora que cerca del 5% de los presupuestos municipales se dedicaban al socorro asistencial, dentro de un texto que recoge datos en un contexto de muy larga duración que van desde el siglo XVII al XIX; de nuevo se resalta aquí la ayuda frente a la feminización de la pobreza y, sobre todo, la vinculación, dentro de un interesante análisis antropológico, de la relación entre asistencia a las mujeres y un intento de salvaguardar su “honra” como patrimonio simbólico especialmente asignado por las familias a ellas. El interesante texto de María Marta Lobo de Araujo nos traslada al estudio de los recogimientos femeninos en la Braga de la modernidad, vinculándose de nuevo honor femenino (entendido claro está como relativo a su conducta moral) en un marco propio de la época post-tridentina. En ese mismo territorio historiográfico, aunque en el marco espacial de Lisboa, se sitúa el bien documentado capítulo de María de Fátima Reis sobre las vinculaciones entre la honra y la caridad entre las mujeres de la capital portuguesa dentro de un texto que opta por el enfoque narrativo.

En suma, nos encontramos en este excelente volumen dirigido por la profesora Laurinda Abreu con una muestra muy notable de nuevas líneas historiográficas sobre la acción social en el periodo que abarca la modernidad, sobre todo, y también se alarga hacia la contemporaneidad en algunos textos, que supone una obra de referencia para quien quiera conocer hacia donde se tiene que dirigir el estudio de los precedentes del Estado Social en la Península.

 

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