HISPANIA NOVA NÚMERO 1 (1998-2000) JOSÉ LUIS SÁNCHEZ DEL POZO, I.F.P. Clara Campoamor, Getafe (Madrid). |
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Una figura clave del nuevo sindicalismo: Marcelino Camacho. Fuentes para su estudio |
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Resumen: Se intenta facilitar el acercamiento a la figura de Marcelino Camacho centrándose en la valoración y reseña que de él hace tanto la literatura histórica como la prensa escrita. |
Palabras claves: Historia social, Movimiento obrero, Historia del Tiempo Presente. |
Abstract: The author tries to facilitate the approach to the figure of Marcelino Camacho, focusing on the valuation and review that the historical literature and the written newpapers make of him. |
Key Words: Social History, Working-class Movement, Contemporary History. |
Recibido: 2/11/98 | Aprobado: 12/11/98 | Publicado: 16/11/98 |
A la hora de rastrear la imagen de Marcelino Camacho en la historiografía y en la prensa, se obtiene la conclusión de que posee una excelente "prensa", hasta el punto de que resulta difícil escapar del peligro de la apología. El acuerdo sobre la dimensión de su figura, sobre su significado histórico y sobre su especial talante ético y bonomía personal es tal que parecen situarle entre el mito, como representación de unos valores, y el símbolo, como representante de los problemas de una época, un país y una clase social determinada. Probablemente hoy sea demasiado pronto para adjudicarle la categoría de mito, y se necesite que el paso del tiempo sedimente y dé forma a la figura de Marcelino Camacho en la memoria colectiva, pero indudablemente el carácter de símbolo en el sentido anteriormente expresado ya lo tiene plenamente logrado en la actualidad1.
La caracterización de la figura de Marcelino Camacho en la literatura histórica se encuentra unida a un binomio esencial: a Comisiones Obreras, como símbolo del nuevo movimiento obrero español, y a la represión antifranquista2. El Proceso 1.001 se convertirá en el elemento esencial de engarce de este binomio y en el punto nuclear de proyección de la figura de Marcelino Camacho. A partir de este proceso arranca el símbolo de Marcelino Camacho como representante y líder del nuevo movimiento obrero en una situación de Dictadura que potenciará el elemento mítico, la defensa de unos valores frente a unas condiciones de absoluta dificultad y adversidad, aunque este elemento mítico será más recogido por la prensa y la memoria individual de quienes vivieron aquellos tiempos3.
La figura de Marcelino Camacho en la literatura histórica se puede estructurar a través de su papel político, su papel sindical y su imagen y carisma personal. Como no podía ser de otra manera, estos tres campos se encuentran interrelacionados en una figura que une al sindicalista con el político y con el militante del Partido Comunista de España4. Pasemos a analizar cómo se han reflejado y desarrollado los elementos de cada uno de éstas tres facetas. En primer lugar, en el aspecto político resalta su contribución, desde su militancia en el PCE y CCOO, a la consolidación y legitimación de la democracia. Junto a este elemento, la literatura histórica resalta también la fidelidad a sus ideas y al PCE. En este segundo caso, desde una posición que podía ser crítica con la dirección del partido, como se demostró en su enfrentamiento con Santiago Carrillo5.
En la literatura histórica también hay unanimidad en el reflejo de su faceta sindical al considerarle "fundador", "máximo líder histórico", "principal dirigente" y "espíritu vital de CCOO". Todas estas calificaciones se encuentran ampliadas por el acuerdo respecto a su visión autónoma del sindicalismo, en el campo político, y a la defensa de un desarrollo propio de Comisiones Obreras. Como consecuencia se creará, con el paso del tiempo, una asociación muy reforzada de su figura con CCOO y con la defensa de los derechos de los trabajadores. Su enfrentamiento con Santiago Carrillo, con el argumento de la defensa de la autonomía sindical, le llevará a proponer en el II Congreso de Comisiones Obreras las incompatibilidades entre los cargos dirigentes de esta organización y determinados cargos de dirección en partidos o de representación institucional. La disgregación del PCE con la consiguiente expulsión de los Renovadores y abandono tanto de los carrillistas, que constituirán el Partido del Trabajo, como de los sectores prosoviéticos, que organizarán el Partido Comunista de los Pueblos de España, se transmitirá a Comisiones Obreras por la continuidad de la militancia de elementos de estas organizaciones. Ello planteará a Marcelino Camacho la necesidad de apoyarse y promocionar nuevos dirigentes ligados más a su trabajo en CCOO que a un partido en descomposición. De esta forma, se refuerza una cierta autonomía de Comisiones al resistir a la descomposición del Partido, y Marcelino Camacho se convierte en el aglutinante de un equipo de dirección propio que fue capaz de producir en la Secretaría General de CCOO un relevo sin traumas, mostrando la consolidación y mayoría de edad de ese Sindicato6.
Respecto a su imagen personal, nos encontramos con un personaje cuya popularidad, ligada a un carisma peculiar, se mantiene a lo largo de los 23 años transcurridos ya desde la muerte del dictador Franco. La imagen de Marcelino Camacho recogida en los textos, ilustraciones y fotografías de la historiografía es, en general, la de un activista que se dirige a un público o la de un líder en la presidencia de una reunión. Camacho con su jersey, atuendo popular en un ambiente donde la corbata apenas existe, dirigiéndose al público configuran la imagen arquetípica del activista obrero.
Finalmente, en relación con su figura hay que hacer notar que si la importancia del personaje está fuera de toda duda y el recuerdo en la memoria histórica, en su acepción erudita de trabajo de los historiadores, se puede mover alrededor de los elementos señalados, no hay hoy, sin embargo, una monografía histórica sobre su figura y actividad. Aunque Marcelino Camacho ya está en las Enciclopedias al influir decisivamente en la reconstrucción del movimiento obrero español tras la Guerra Civil, en el nacimiento y consolidación de CCOO y en la transición y consolidación de la democracia en España llegando a ser, como señaló Alfonso Carlos Comín, "famoso sin haber salido nunca en la Televisión", a pesar de todo ello, aún no ha atraido el interés de ningún historiador para la elaboración de su biografía. Por el contrario, las características del personaje ofrecen un sugerente marco a las "nuevas tendencias" de recuperación de lo político y del individuo en la Historia ofreciendo una ejemplarizante oportunidad de señalar las interacciones entre el individuo y su entorno; entre la microhistoria y la macrohistoria, utilizando una óptica que, parafraseando a E. J. Hobsbawm, utilice el microscopio, pero sin rechazar el telescopio como material anticuado7.
En cuanto a la imagen de Marcelino Camacho en la prensa escrita podemos partir de una afirmación inicial que es también una conclusión. En la imagen de Marcelino Camacho en la prensa los rasgos personales se fundirán con los políticos "Pocos dirigentes obreros de este siglo han logrado confundir tanto su vida privada y la reivindicativa"8. Sin que el tiempo modifique por el momento el reconocimiento a la persona, aún desde líneas políticas diferentes "el respeto que nos merece su trayectoria de luchador tenaz sobre el rechazo que mantenemos hacia su programa político...en contraste con tanta trivialidad, Marcelino Camacho ha sido un ejemplo intransigente en la lealtad a sí mismo"9. Se manifiesta un profundo respeto hacia un peculiar estilo ético reflejado y reconocido por la Prensa"10.
Junto al sentido ético, la prensa destacará su significación histórica a través de su carácter de mito y símbolo de la lucha antifranquista, así como de "padre fundador de CCOO" convirtiendo a éstas en su gran legado. Un legado que supo preservar al situarse entre los que pedían un cambio generacional en el PCE. Un legado que proyecta a Marcelino Camacho hacia el mito cuando se plantea su defenestración en el VI Congreso de CCOO11 nada menos que como un hito en el debate abierto sobre el futuro de la izquierda y como "una muestra más de que la iconoclasta sociedad española está decidida a tirar por la borda, sin el menor respeto a los viejos y venerables símbolos"12.
En la prensa escrita el VI Congreso de CCOO resulta, por el momento, el último gran instante de proyección pública de Marcelino Camacho. Será este el Congreso de su defenestración de la Presidencia, "El Congreso de la discordia", el Congreso del "error histórico" y del "mito derribado", pero también el de "la nueva frontera sindical", "el Congreso de la ruptura con el PCE" y el fin de "un ciclo de comunistización del sindicato"13. En todo caso, en este Congreso la caracterización general de la significación ética e histórica de la figura de Marcelino Camacho se mantendrá, pero los tiempos de "la nueva frontera sindical" comienzan a marcar un cambio en la valoración de Marcelino Camacho que pasará ahora a representar un cierto "arcaísmo" frente a la "modernidad". Entre la Modernidad y la Tradición "el recurso a la memoria" será un intento de garantía de legitimación para los sectores enfrentados14. Los críticos se amparan en Camacho como recurso que permite mostrar la tradición y las esencias de CCOO. Los oficialistas desligan las votaciones de las figuras históricas para acabar admitiendo, en palabras de Antonio Gutiérrez, que Camacho representa "Una escuela donde me he formado, y no soy yo quien la tira por la borda"15. El propio Marcelino Camacho simbolizará la apelación a la memoria a través de su jersey, con el que aparece en la última sesión del Congreso, y su recuerdo a Carabanchel. La emotividad de la memoria se reforzará además con la aparición imprevista en el escenario de su esposa Josefina Samper. La imagen de ambos merecerá un lacónico comentario del cronista de El País "sólo una diferencia, le acompañaba una niña, su nieta". El objetivo del comentario parece claro: hacer ver que Marcelino Camacho ya es abuelo. Desde esta condición, la "modernidad" difícilmente podía estar con él.
Las crónicas de este "Congreso abierto a un futuro incierto" marcan, de esta manera, el comienzo de un cambio en la valoración de Marcelino Camacho en la prensa escrita16 . Nadie discute su autoridad moral y sus significación histórica, pero su vinculación al PCE no deja de aparecer como una fuente inspiradora de recelos, en un contexto histórico donde tal vinculación puede presentarse como un anacronismo. Es, por el momento, la ultima manifestación de la cierta contradicción que arrastró siempre la imagen generacional de Marcelino Camacho. Por un lado, él es el líder que supo articular la reconstrucción del nuevo Movimiento Obrero Español, aprovechando e impulsando un cambio generacional producto de una nueva situación socio-económica, pero por otro lado, también conservará su vinculación vital (represión, exilio) y orgánica (militancia en el PCE) a una cultura política que muchos comienzan a considerar de otros tiempos. Por una de tantas paradojas de la Historia, el gran vocero de la unidad sindical se convirtió en un emblema simbólico de la división en su propio sindicato. Su respuesta estará, una vez más, en la Historia y así será capaz de reconocer, utilizando una palabras de Norberto Bobio, que: "El Comunismo histórico se ha equivocado, no lo pongo en discusión, pero los problemas permanecen. Exactamente los mismos problemas que la utopía comunista pretendía resolver"17.
Realizado hasta aquí el análisis, según las fuentes consultadas que adjuntamos, sobre la imagen del personaje en la literatura histórica y la prensa escrita, utilizaremos las palabras de Norberto Bobio para introducir someramente un nuevo elemento: la ideología de Marcelino Camacho. En ella problemas (realidad) y utopía se complementan en una dimensión histórica global, planetaria donde desde la conciencia de pertenencia a una clase, la contemplación de la realidad y la capacidad para inducir en ella la injusticia, se arropan con la cultura y la organización como instrumentos de transformación social18. Además, el conflicto latente o manifiesto, producirá una praxis de aprendizaje de los medios para cambiar las condiciones de vida. La conciencia de pertenencia a una clase, la solidaridad con ella, configuran su vida, y se hacen una exigencia ética que le llevará a decir en Confieso que he luchado que sus memorias "es una vida por la justicia social, la libertad y el humanismo, pero nunca sólo". De esta manera, en el caso de Marcelino Camacho, su ideología responderá sobre todo a la mentalidad del activista obrero, el dirigente del nuevo movimiento obrero que a lo largo de toda su vida y obra expone los principios de éste.
Un nuevo movimiento obrero basado en la unidad sindical para hacer valer la fuerza de la clase a la que se pertenece. Unidad sindical como medio de desarrollo de la conciencia de clase y de la capacidad de presión y negociación. Autonomía respetando las esferas que le son propias respecto a los partidos políticos. Pluralidad, porque la clase obrera así lo es, y además, como refrendo de su convicción en la libertad. Todo ello con un carácter transformador por su capacidad de presencia socio-política y mensaje propio y emancipador como objetivo y por la perspectiva de reivindicaciones transformadoras por inasumibles sin cambios en la sociedad actual. Un nuevo movimiento obrero constituido como una necesidad para defender los intereses obreros en unas nuevas condiciones históricas: La revolución científico-técnica, que está cambiando el papel del trabajador, sin eliminar las bases objetivas de su explotación. Que frente a la quiebra del sindicalismo tradicional (el sindicalismo socialdemócrata) necesita centrarse en la capacidad de dar alternativas. En cuanto la revolución científico-tecnológica provoca un continuo desgaste tecnológico y humano, hace que la necesidad de "aprender a aprender" pase a primera instancia19.
Todavía es pronto para que Marcelino Camacho pueda ser considerado un mito pero ya la proyección y la permanencia de esta figura son evidentes20. ¿Cuáles pueden ser las claves de la significación del personaje?. Probablemente podemos encontrar la respuesta alrededor de su conexión a una época, su conexión a su clase, y su conexión a unos valores éticos (firmeza, honestidad, solidaridad, rebelión contra la injusticia...).
La conexión a su época le permite presentarse como símbolo de los efectos de la falta de libertad y de la necesaria lucha por la recuperación y consolidación de las libertades. Esta conexión con el contexto puede permitir a Marcelino Camacho convertirse en un símbolo en la memoria colectiva. Porque la libertad, como derecho del individuo, puede tener una significación más amplia que los contenidos de clase.
La conexión a su clase es un significado permanente en la vida de Marcelino Camacho. En su discurso y en su vida el es "clase obrera", a pesar de su condición de líder y figura nacional, que nunca se aparta de sufrir los avatares de ésta: guerra, represión, exilio, penuria económica, condiciones de trabajo: "Yo no soy un trabajador parachutado", dirá en 1972. En el debate televisivo con Nicolás Redondo, en 1977 incidiendo en este sentido, asegura ser un producto natural de la clase obrera, y no un hombre inyectado.
En 1990, Manuel Vázquez Montalbán , al prologar las memorias de Marcelino Camacho, ratifica esta opinión cuando comenta sobre ellas: "Asistiremos a la autoconstrucción de un dirigente obrero, que luchó como peón de la Historia en la Guerra Civil, y que, a partir de la derrota personal y de clase, se movió como un héroe griego positivo, en la lucha contra el destino programado por los vencedores, personal y coralmente.... Toda su vida será un trabajador que considera que el mundo no está bien hecho. Es decir, que no está hecho a la medida de los débiles". Personalmente me permito utilizar esa opinión para cerrar este trabajo con lo que es su hipótesis general: Marcelino Camacho, nada menos que un peón de la historia entre el mito y el símbolo.
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