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HISPANIA NOVA Revista de Historia Contemporánea
Fundada por Ángel Martínez de Velasco Farinós
ISSN: 1138-7319 DEPÓSITO LEGAL: M-9472-1998 |
NÚMERO 4 (2004)
ARTÍCULOS
AUTOR: Santiago VEGA SOMBRÍA TÍTULO: LA REPRESIÓN EN LA
PROVINCIA DE SEGOVIA EN LOS ORÍGENES DEL RÉGIMEN DE FRANCO
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RESUMEN: Este artículo constituye la presentación de una tesis doctoral en la que se ha estudiado la utilización de todas las variantes de la violencia puestas en marcha para conseguir la implantación del franquismo en la provincia de Segovia. El régimen de Franco se impuso con una violencia en muchos casos innecesaria y desmesurada lo que prueba la pretensión de los sublevados de eliminar y exterminar al oponente. En la provincia de Segovia se ha corroborado que nada había ocurrido antes de la guerra que pudiera justificar la dura represión con que se castigó a los adversarios de esta provincia. El objetivo era sancionar, reprimir y castigar por cualquier hecho o comentario, por insignificante que fuera y al mayor número de personas posible. Se analiza la represión física, en sus dos vertientes: las ejecuciones sin procesamiento ni procedimiento judicial previo y la violencia legal o legalizada, fruto de la aplicación de la legislación militar a través de los consejos de guerra, que condenaban a prisión o a muerte. De igual modo se estudia la represión económica, en sus dos fases de responsabilidad civil y responsabilidades políticas; la depuración administrativa y, por último, la represión formal o violencia simbólica. |
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PALABRAS CLAVE: Represión franquista, paralización por el terror, represaliados, recuperación de la memoria. |
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ABSTRACT: This article presents a doctoral thesis which studies the various forms of violence employed to implant Francoism in the province of Segovia. Franco's regime prevailed with a violence which was largely unnecessary and exaggerated and which demonstrated the insurrectionists' desire to eliminate and destroy their opponents. It has been proved that nothing had occurred in the province of Segovia before the war to justify the merciless represion to which adversaries were subjected. The aim was to sanction, repress and punish them for any act or comment, irrespective of importance or numbers. The article analyses physical repression in its two manifestations: executions without trial or previous judicial procedure, together with legal or legalized violence as a result of military legislation by war councils which issued prison or death sentences. The article also studies economic repression, in terms of civil and political responsibility; cleansing of administrative bodies and, finally, formalized or symbolic violence. |
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KEY WORDS: Francoist repression, paralysis through terror, those who suffered reprisals, recovering the past. |
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Santiago
Vega Sombría En los albores del siglo XXI,
la investigación histórica sobre los orígenes y la implantación
efectiva de lo que fue el régimen del general
Franco sigue mostrando su completa vigencia, a través de una abundancia
notable de trabajos y el interés que el asunto despierta. Gran parte de
tales estudios insiste, como no podía ser de otra manera, en el
componente represivo que esos orígenes, implantación y desarrollo del régimen
mantuvieron siempre, represión ejercida no sólo sobre los adversarios
políticos -los vencidos en la Guerra Civil- sino sobre la totalidad de la
población. En la actualidad vivimos un florecimiento del interés general
por la “recuperación de la memoria”, a través de distintas
asociaciones y foros, encaminada principalmente a la reivindicación de
los represaliados del franquismo por medio de homenajes, exposiciones o
exhumaciones de las víctimas. Estas iniciativas han recibido un impulso
con la resolución parlamentaria de 20 de noviembre de 2002 sobre el
reconocimiento moral a las víctimas del franquismo, que, no olvidemos,
eran los defensores de la libertad y la democracia representada por la II
República, contra la que se sublevaron Franco y otros militares,
instaurando tras su victoria en la guerra una dictadura de cuatro largas décadas.
La
imposición del régimen de Franco se llevó a cabo a través del terror
en todas las provincias españolas, tanto en las que hubo resistencia como
en las que se adhirieron desde los primeros momentos de la propia
sublevación militar. Por ello, el estudio del régimen de Franco es
inseparable del estudio de la violencia, en palabras de Francisco Moreno: “la
represión fue de tal envergadura que constituyó la base misma del régimen,
y éste en tanto subsistió en cuanto mantuvo afiladas las armas
represivas. Nos hallamos pues ante la gran página negra del franquismo,
ante su elemento definitorio de primer orden y, si apuramos un poco, ante
uno de los principios fundamentales del movimiento”[2]. La investigación de la represión
franquista
La
represión franquista durante la Guerra Civil continúa siendo objeto de
estudio importante por parte de los historiadores, fundamentalmente porque
es un tema que no se ha esclarecido en su totalidad. Aunque existe ya
una abundante bibliografía sobre algunos temas específicos como las
ejecuciones, otros -como el control de los comportamientos, la depuración
o la incautación de bienes- aún no han sido estudiados en su totalidad.
Al mapa de la represión franquista todavía le restan varias provincias
por investigar y realizar el censo de represaliados durante la guerra.
El
panorama bibliográfico acerca de los distintos ámbitos de la represión
arroja una gran diversidad de estudios y distinta profundidad en función
del campo. Por ejemplo, en cuanto a represión física -el censo de
represaliados-, como comprobamos en el trabajo coordinado por Santos Juliá,
Víctimas de la Guerra Civil[3],
se han realizado estudios en torno a la mitad de España, destacando las
carencias de éstos en Castilla y León, donde únicamente están
investigadas Soria, Valladolid, Salamanca[4],
a los que recientemente añadimos una tesis doctoral sobre León y la que
ahora presentamos de Segovia. Galicia también acusa esta carencia, pues
únicamente ha sido publicado el relativo a la provincia de Lugo[5].
Con
referencia a lo publicado, es de justicia reconocer la labor pionera de
los estudios de Solé y Vilarroya sobre la represión en Cataluña y
Francisco Moreno sobre Córdoba[6].
Tras ellos han llegado otros trabajos importantes entre los que destacamos
el coordinado por Julián Casanova sobre Aragón, Miguel Ors (Alicante) y
Manuel Ortiz (Albacete)
[7].
En
el terreno de la represión económica no existe todavía una extensa
bibliografía. Fue pionero en la investigación de las responsabilidades
políticas Glicerio Sánchez con su estudio sobre el partido judicial de
Monóvar (Alicante), le siguió Conxita Mir con un trabajo sobre la
provincia de Lleida y Álvaro Dueñas con su tesis doctoral sobre Madrid[8].
A estas obras hay que añadir algunos artículos de revista realizados
sobre Granada, Soria y la Generalitat de Catalunya y una tesina sobre la
comarca zamorana de Sanabria[9].
En cuanto a la depuración, los estudios más numerosos y exhaustivos se han realizado sobre los maestros, en concreto sobre las provincias de Burgos, Valladolid, León y País Vasco (un trabajo sobre Segovia está a punto de salir), además del estudio comparativo de 11 provincias elaborado por Morente Valero[10]. Otros trabajos se han hecho sobre grupos profesionales más concretos, como diplomáticos, catedráticos de Universidad o el Canal de Isabel II de Madrid[11].
Con
respecto a los distintos mecanismos de control social, son
interesantes los estudios de Conxita Mir[12]. Por otra parte, las últimas tendencias historiográficas
sobre la represión franquista se centran principalmente en el mundo
penitenciario como se constató en el Congreso de Barcelona de octubre de
2002[13]
y los abundantes trabajos aparecidos recientemente Irredentas,
Esclavos de Franco, Una inmensa prisión[14].
A los que se añade una interesante obra más genérica coordinada por Julián Casanova, Morir, matar, sobrevivir
[15]
y un trabajo de Espinosa sobre la represión en Badajoz[16].
A
este panorama científico de los estudios acerca de la represión
franquista creemos contribuir con este artículo, porque en él se aporta
una investigación exhaustiva centrada en una provincia completa, que
engloba la utilización de todas las variantes de la violencia puestas en
marcha para conseguir la implantación del franquismo en Segovia. En esta
provincia se produjo de forma paralela la destrucción de la democracia
republicana y la instauración del nuevo régimen. Ambos procesos se
iniciaron con la sublevación de la guarnición de la capital, en la mañana
del domingo 19 de julio de 1936 y se desarrollaron de una forma violenta.
Transcurridos más de veinticinco años desde la muerte de Franco y
desaparecido su régimen político, todavía los investigadores chocamos
con trabas en algunas instituciones. Aún quedan archivos cuya
accesibilidad depende de las personas que los dirigen. Estos hechos dan
idea de hasta qué punto se sigue considerando la Guerra Civil como un capítulo
no cerrado de nuestra historia a pesar de haber transcurrido más de
sesenta años desde que concluyó y de la citada resolución del 20 de
noviembre.
Todavía
no se pueden abordar abiertamente ciertos temas relacionados con la
represión franquista durante nuestra contienda. Se utiliza siempre la
manida excusa de no “abrir viejas heridas”, lo que quiere decir que
“las viejas heridas” no han sido curadas, ni cerradas, simplemente se
han cubierto por el silencio y el olvido, y siguen estando ahí. Como se
demuestra con las negativas de algunos ayuntamientos a la colocación de
placas de homenaje a los represaliados, o las trabas a las exhumaciones de
cadáveres de las víctimas de la represión.
En lo que a esta
investigación se refiere, las mayores dificultades fueron interpuestas
por algunos funcionarios en puestos clave, como la secretaria de la
Audiencia Provincial de Segovia, secundada por el director del Archivo
Provincial, que impidieron sistemáticamente la consulta de la documentación
relativa a los procesos de responsabilidad civil y responsabilidades políticas.
Fue necesario el recurso ante el Consejo General del Poder Judicial para
que amparase el derecho del investigador a la consulta de los fondos
solicitados.
Para la confección de este trabajo se han utilizado
fundamentalmente fuentes documentales: libros de defunciones de los
registros civiles, libros de enterramientos de los cementerios,
sentencias de consejos de guerra y un variado elenco de expedientes
personales: de desaparición o de fallecimiento, de depuración de
personal funcionario, de incautación de bienes, de responsabilidades
políticas y expedientes penitenciarios.
Pero,
para completar debidamente un estudio de estas características, es
fundamental el trabajo de campo con entrevistas a los afectados directos
de la represión o a familiares, amigos, compañeros y vecinos de los
represaliados que nos han ayudado a recomponer los hechos y las vivencias
de aquella época. La
represión franquista en la provincia de Segovia
El
régimen de Franco empleó distintas variantes de la violencia para
imponerse a los adversarios y posteriormente consolidarse en el poder. En
primer lugar la represión física, en sus dos ámbitos: las ejecuciones
sin procesamiento ni procedimiento judicial previo y la violencia legal o
legalizada, fruto de la aplicación de la legislación militar a través
de los consejos de guerra, que condenaban a prisión o a muerte. Pero no
son de menor importancia la represión económica, en sus dos fases de responsabilidad
civil –Decreto 10 de enero de 1937- y responsabilidades políticas
–Ley de 9 de febrero de 1939-; la depuración administrativa y la
represión formal o violencia simbólica. La eliminación de los adversarios
Bajo
este epígrafe incluimos tanto los fusilamientos “ilegales” o “en
caliente” (no utilizo el término “incontrolada” porque en todo
momento la autoridad militar dominaba y controlaba toda la provincia),
como las ejecuciones fruto de sentencia de consejo de guerra.
El
procedimiento habitual de los primeros era la detención -por parte de
escuadras falangistas en su mayoría y, sólo en algunos casos, por la
Guardia Civil- de la víctima en su trabajo o en su domicilio y, tras un
corto viaje en coche o camioneta, se producía la ejecución en algún
descampado, en el pinar, en una cuneta, etc., sin que la víctima llegara
a estar detenida en ninguna prisión. Otras veces la víctima era llevada
al cuartel de Falange de la localidad, donde -con el pretexto del
interrogatorio- el detenido sufría palizas, torturas físicas y psíquicas.
Las sacas de presos de las cárceles también fueron frecuentes en la
capital y en la provincia; estaban “justificadas legalmente” como
traslados de detenidos de una prisión a otra y llevaban la firma del
comandante España, gobernador civil designado por los sublevados, siendo
los verdugos los falangistas que efectuaban la conducción. En ocasiones
servían como venganza ante un bombardeo previo de la aviación
republicana, como ocurrió el 14 y 30 de agosto de 1936, en la capital.
La
práctica totalidad de las ejecuciones “ilegales” se produjeron en el
verano de 1936, siendo especialmente trágico el mes de agosto, con la
mayoría de las ejecuciones, 135 sobre un total de 211, es decir, el 64%;
desciende ostensiblemente en el mes de septiembre (30), y aún más en
octubre (5), para llegar prácticamente sin ejecuciones “ilegales”
hasta el final de la guerra. Desde estas fechas, meses de septiembre y
octubre de 1936, se comenzó a aplicar más exhaustivamente la justicia
militar implantándose los fusilamientos originados por sentencias de
consejos de guerra. Si bien, de forma paralela hubo ejecuciones judiciales
desde el 24 de julio, alcanzando un total de 35 fusilados, hasta el 30 de
septiembre de 1936.
La
venganza de los sublevados hizo que el terror subiera de tono en los
lugares que habían permanecido en poder de los republicanos durante algún
tiempo. En varias localidades de la provincia de Segovia los comités del
Frente Popular mantuvieron la legalidad democrática todavía algunos días
después de la sublevación de los militares de la capital. A pesar de que
en este periodo de dominio republicano no hubo incidentes ni detenciones
de elementos derechistas, cuando los falangistas y guardias civiles
dominaron estos lugares comenzó la dura represión de los que habían
sido líderes de la defensa de la legalidad republicana, o incluso de los
que se habían limitado a participar en los actos de oposición a la
sublevación. Así ocurrió en Cuéllar, Bernardos, Nava de la Asunción,
El Espinar, San Ildefonso, Coca, etc.
Si
bien el objetivo prioritario de la represión fueron los dirigentes políticos:
el delegado del Ministerio de Trabajo, Juan Marco Elorriaga; además de
alcaldes y concejales, presidentes y líderes de las Casas del Pueblo,
abundaron las víctimas anónimas, simplemente trabajadores comprometidos
en la defensa de sus intereses de clase, que eran ejecutados con fines
ejemplarizantes, para infundir terror.
La
práctica totalidad de los fusilados eran adversarios políticos,
republicanos e izquierdistas, pero además de la ideológica, algunos de
ellos tenían alguna enemistad particular con los personajes que los
delataron o ejecutaron (desquite por motivos económicos, personales,
pasionales, etc.), o se trataba de una venganza por no haber podido
eliminar al hijo o al padre que había pasado al bando republicano.
El
predominio de trabajadores, principalmente jornaleros, entre las víctimas
revela una marcada represión de clase, como castigo al pujante movimiento
obrero que había puesto en peligro la dominación de la oligarquía
tradicional. Entre los funcionarios, destaca la persecución específica a
los maestros progresistas que educaban en libertad, poniendo en cuestión
los cimientos de la sociedad tradicional. Su importante papel en la
transformación de España les ocasionó la enemistad de los sectores
conservadores segovianos, especialmente del clero. Fueron fusilados un
total de 17 maestros en la provincia de Segovia, lo que representa casi un
10% del total de las víctimas. Gráfico
nº 1: Profesiones
La provincia de Segovia por su situación de límite, por
el sur y el este, a lo largo de las sierras de Guadarrama y Somosierra,
con las provincias de Madrid y Guadalajara, fue frente de guerra durante
todo el conflicto, si bien la actividad bélica se limitó al verano de 1936 y a la ofensiva republicana de mayo/junio de
1937 por el sector de La Granja. La labor de limpieza fue exhaustiva en
toda la franja de la sierra que era línea de frente, y desde Villacastín
hasta Ayllón, prácticamente todos los pueblos serranos fueron afectados.
En esta zona hubo un total de 91 fusilados, como vemos en el mapa
que sigue. Domicilio
de las víctimas de la represión ilegal |
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
Provincia |
Población
|
Nº de víctimas
|
Porcentaje
|
|
Almería |
328.027 |
373 |
0,1137
% |
|
Alicante |
576.180 |
742 |
0,1288
% |
|
Girona |
325.500 |
519 |
0,1596
% |
|
Soria |
160.232 |
281 |
0,1756
% |
|
Segovia |
180.417 |
356 |
0,1973
% |
|
Sevilla |
902.935 |
8.000 |
0,8869
% |
|
Córdoba |
771.739 |
9.579 |
1,2412
% |
Se
han abordado las múltiples manifestaciones de la violencia ejercidas,
primero para vencer la oposición al alzamiento militar que pretendía
acabar con la experiencia democrática que representaba la II República
y, después, para derrotar la resistencia y borrar cualquier tipo de
discrepancia. En el haber del régimen de Franco, para la provincia de
Segovia hay que consignar, al menos, 356 ejecuciones, 2.282 presos, de los
que 47 fallecieron en prisión, 520 depurados y 1.063 segovianos sometidos
a represión económica. En total 4.221 represaliados que están
identificados, todos tienen nombres y apellidos, no son meras cifras para
una estadística. Estos son datos objetivos que no admiten interpretación,
no es cuestión de simpatías o antipatías políticas.
Cuadro
nº 2: Resumen general de la represión franquista en Segovia
|
Formas
de represión |
Nº
de afectados |
||
|
Fusilados |
Represión
sumaria
|
211 |
356 |
|
Represión
judicial
|
145 |
||
|
Presos |
2.282 |
||
|
Responsabilidades
civiles y políticas |
1.063 |
||
|
Depuración
|
520 |
||
|
TOTAL |
4.221 |
||
A
estos datos habrían de añadirse los incalculables daños psicológicos,
sociales y culturales que no se pueden cuantificar y que son tan
importantes como los daños físicos. Las consecuencias psicológicas de
la represión han sido las que más han perdurado en el tiempo, de hecho aún
persisten, porque han sido las más profundas, prueba de ello es que todavía
permanecen en la memoria y originan los problemas afrontados en esta
investigación. El control social fue continuo y constante incluso en
provincias mayoritariamente afectas al régimen como Segovia. No se han
podido cuantificar los suicidios o fallecimientos de personas desesperadas
por haber sido despojadas de su puesto de trabajo, de sus bienes, padecido
palizas en prisión, sufrido el fusilamiento de algún familiar, o de las
secuelas de las malas condiciones de las cárceles.
Pero
tan importante como el hecho de la represión es que el régimen de Franco
se impuso con una violencia en muchos casos innecesaria y desmesurada lo
que prueba la pretensión de los sublevados de eliminar y exterminar al
oponente. En la provincia de Segovia hemos corroborado que nada había
ocurrido antes de la guerra que pudiera justificar la dura represión con
que se castigó a los adversarios de esta provincia. El objetivo era
sancionar, reprimir y castigar por cualquier hecho o comentario, por
insignificante que fuera y al mayor número de personas posible. Lo que se
muestra palpablemente en todos los ámbitos represivos, como las penas de
muerte o condenas de 20 a 30 años por declaraciones sobre el curso de la
guerra. En los procesos depuradores o de responsabilidades civiles y políticas
se sancionaba la militancia de base, las ideas políticas o la asistencia
a manifestaciones anteriores a la sublevación, cuando eran prácticas
perfectamente legales. Afectaban a cualquier segoviano, aunque residiera
en la localidad más pequeña y más recóndita, y su cargo u ocupación
fuera irrelevante (de hecho fueron sancionados multitud de obreros con la
pérdida de todos los bienes, de los que carecían, de igual modo que
barrenderos o enterradores eran despojados de su puesto de trabajo por
similares motivos).
En
definitiva, una provincia más se une al mapa del estudio científico de
la represión franquista como contribución al esclarecimiento total del
periodo más oscuro de nuestra historia reciente: los orígenes del régimen
de Franco. Esta investigación llega con la esperanza de que, mediante el
conocimiento del pasado, la Guerra Civil sea superada de un modo
definitivo por la sociedad española.
[1]
Este artículo es la presentación de la tesis que lleva por título Control
Social e imposición ideológica: la provincia de Segovia, 1936-1939.
Un episodio de la implantación del franquismo. Fue defendida en
la Universidad Complutense de Madrid en enero de 2003.
[2]
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Francisco, Córdoba en la posguerra (La represión y la guerrilla,
1939-1959). Francisco Baena, Córdoba, 1987, pág. 17.
[3]
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i Sabaté, Joan Vilarroya
y Francisco Moreno. Víctimas de la Guerra Civil. Temas de hoy, Historia, Madrid, 1999,
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[4]
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[5]
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[16]
ESPINOSA
MAESTRE, Francisco. La Columna de la muerte. El avance del ejército
franquista de Sevilla a Badajoz, Crítica, Barcelona, 2003.
[17]
Ambos entrecomillados corresponden al Decreto 10 de enero de 1937,
arts. 6º y 8º respectivamente. Boletín
Oficial de la Junta Técnica del Estado, 11 de enero de 1937.
[18]
A Rufino Bermejo le devolvieron en 1957 el valor de la subasta de sus
bienes (dos autobuses) realizada en 1937: 5.093,32 pts.
[19]
CIFUENTES,
J., op. cit., pág. 125.
[20]
Registro
Civil de Valvieja, inscripción de defunción de Esteban Ibáñez
Aznara, 26 de julio de 1940, como afecto al GMN.
[21]
SALAS LARRAZABAL,
Ramón. Los datos exactos de la Guerra Civil, Ed. Rioduero,
1980, Madrid, pg. 258.
[22]
Causa General instruida por el Ministerio Fiscal en 1940 para censar
todos los casos de represión achacable al bando republicano en toda
España. Archivo de la Fiscalía General del Estado. Segovia, Caja
1311. Pieza Primera: pueblos.
[23]
Para
ello hemos tomado como base la estimación calculada para julio de
1939 por el INE. En INE. Anuario Estadístico de 1941, pág. 115.
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