HISPANIA NOVA

Revista de Historia Contemporánea

Fundada por Ángel Martínez de Velasco Farinós

ISSN: 1138-7319    DEPÓSITO LEGAL: M-9472-1998

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NÚMERO 4 (2004)

ARTÍCULOS


 

AUTOR: Antonieta JARNE

TÍTULO: NIÑOS "VERGONZANTES" Y "PEQUEÑOS ROJOS". LA POBLACIÓN MARGINAL INFANTIL EN LA CATALUÑA INTERIOR DEL PRIMER FRANQUISMO

 

RESUMEN: En el imaginario colectivo de la sociedad de posguerra siempre están presentes las duras condiciones de la vida cotidiana. La población infantil fue especialmente sensible a esta situación debido al alto índice de enfermedades infecciosas, el racionamiento dietético y las angustias derivadas del conflicto bélico. En estas condiciones, el Auxilio Social de la Falange fue el encargado de administrar la beneficencia y, a su vez, resocializar la población, en este caso, la infantil, dentro de los valores nacionalsindicalistas y nacionalcatólicos. Ello le permitió no sólo controlar la política social sino también criminalizar a los vencidos en el momento de administrarla. En definitiva, fue uno de los pilares fundamentales en el proceso de construcción del edificio franquista.

PALABRAS CLAVE: franquismo, Cataluña, Auxilio Social de Falange, posguerra, beneficencia, población infantil.


ABSTRACT: In the imaginary community of the postwar period society there are always present the hard conditions of the daily life. The childlike population was specially sensitive to this situation due to the high index of infectious illnesses, the dietary rationing and the derivative anguishes of the warlike conflict. Under these conditions, the Social Aid of the Falange took charge of managing the charity and, in turn, training the population, in this case the infantile one, inside the strict values of Falange and the Church. This not only allowed him to control the social politics but also to criminalize the defeated people at the moment of arranging the aids. In short, it was one of the fundamental pillars in the process of construction of Franco’s regime.

KEY WORDS: Franco’s regime, Catalonia, Social Aid of the Falange, postwar, charity, infant population. 

 


Niños "vergonzantes" y "pequeños rojos". La población marginal infantil en la Cataluña interior del primer franquismo

Antonieta Jarne

Universitat de Lleida

   

Introducción

  Uno de los elementos que reiteradamente forma parte del imaginario colectivo de la posguerra es la extrema dureza de la cotidianidad centrada en la escasez de alimentos. En este sentido, si hubo un segmento de población con una supervivencia particularmente difícil y complicada, éste fue el de los niños, ya fuera por las  enfermedades infecciosas como la tuberculosis, la deficitaria nutrición o el sufrimiento provocado por la pérdida de familiares. No obstante, este objeto de estudio ha tenido, hasta la actualidad, escasa atención historiográfica. En Cataluña, donde la producción científica sobre diversos aspectos del franquismo es relativamente abundante[1], apenas hay alguna aportación respecto a este ámbito[2], circunstancia nada extraña teniendo en cuenta la dispersión de las fuentes, en muchas ocasiones todavía sin catalogar, así como su precaria accesibilidad.

  Así pues, el propósito en este artículo es abordar la asistencia benéfica a la que estuvo acogida la población infantil durante los primeros años en la Catalunya interior. Para ello es imprescindible tomar el Auxilio Social de la Falange como eje vertebrador, puesto que, en tanto que los efectos de la guerra se prolongaron durante todo el primer franquismo, se convirtió en la principal organización dedicada a administrar la caridad. Como manifestaba dicho organismo:

"El Estado español tiene hoy en Auxilio Social un órgano poderoso, que lleva a las entrañas del pueblo su voluntad de justicia. Que no se contenta con remediar pasajeramente el hambre y los dolorosos problemas de la España rescatada trozo a trozo del marxismo, sino que, en pugna honrada les busca soluciones totales"[3].

  Las soluciones totales a las que se refería tenían mucho que ver con el adoctrinamiento de determinados valores nacionalsindicalistas y nacionalcatólicos de la población española, en cuyo proceso resocializador el Auxilio Social tuvo un protagonismo nada despreciable. Por ello fue uno de los estandartes encargados de exaltar la victoria franquista y estimular una política natalista de carácter totalitario. A su vez, “frente al anarquismo de los aficionados a la acción benéfica”[4], instrumentalizó la beneficencia invistiéndola de una nítida función política con lo que tuvo pleno poder para estigmatizar a la población vencida tanto material como espiritualmente[5]. Fue, en definitiva, uno de los más importantes instrumentos de legitimación del franquismo, [6] lo cual significó, también, que la dura subsistencia durante la posguerra fuese, a menudo, un problema político.

  En otro orden de cosas, los primeros días de abril de 1938, el ejército franquista inició la ocupación del occidente catalán. En la provincia de Lleida se estableció a lo largo de 9 meses una primera línea de guerra que siguió el curso de los ríos Segre y Noguera Pallaresa por lo que esta zona se convirtió en la "entrada" de la ocupación de Cataluña. A lo largo de esta línea divisoria los franquistas establecieron 4 salidas o cabezas de puente en los pueblos de Seròs, Balaguer, Baronia y Tremp. Ello provocó el abandono de numerosos pueblos de las comarcas prepirenaicas, principalmente, cuya población fue regresando paulatinamente a lo largo de 1939[7]. El paisaje con las viviendas y los diversos edificios en ruinas, algunos de los cuales fueron expoliados por las tropas aprovechando su abandono, así como la hambruna de las gentes, ofrecía un aspecto dantesco que se prolongó durante la postguerra[8]. Por todo ello, la provincia de Lleida ocupó un lugar destacado por lo que se refiere a zonas altamente destrozadas. No en vano fue, después de Madrid, la provincia que registró mayor número de poblaciones "adoptadas por el Caudillo". En total fueron 18 las localidades así categorizadas, lo cual significaba que sus niveles de destrucción estaban por encima del 75%, una cifra muy superior a la del resto de Cataluña: 2 poblaciones en la provincia de Barcelona, 7 en la de Girona y 9 en la de Tarragona[9]. En definitiva, no es exagerado afirmar que la miseria cotidiana en este territorio fue una variable de primer orden para entender las actitudes de la población en el proceso de construcción del franquismo.

  Comedores Infantiles: racionamiento dietético y combate ideológico

  Dos días después de la ocupación de Lleida por parte de las tropas franquistas, se inició el servicio Auxilio a poblaciones liberadas integrado en la red del Auxilio Social. A partir del 5 de abril, y con la finalidad de solucionar la situación de emergencia, se repartió pan y leche condensada procedentes de Zaragoza. Según datos de la propia organización, durante el mes de abril de 1938 se repartieron unas 50 toneladas de alimentos en las poblaciones leridanas[10]. En las semanas siguientes, en medio de una zona en guerra y con más del 90% de los edificios en ruinas,[11] el Auxilio Social fue instalando sus diversas secciones benéficas. Todo apunta a que su modalidad más emblemática, los comedores infantiles -destinados a los niños menores de 12 años-,[12] iniciaron sus servicios en Lleida el 20 de abril repartiendo unas 144 raciones diarias, cantidad no escasa teniendo en cuenta que en aquellos momentos es muy posible que la totalidad de la población de la ciudad no excediese las 2.000 personas, incluyendo las tropas[13].

  La extrema dureza en las condiciones de vida también se ponía de manifiesto en la doble beneficencia que recibían muchos de los niños acogidos en los comedores infantiles. Las normas de Auxilio Social especificaban muy claramente que una persona sólo podía recibir alimentos de una modalidad de dicho organismo[14]. Sin embargo, la ausencia de los productos mas elementales hizo que muchas familias "vergonzantes" (así calificadas por la institución) enviasen a sus hijos a los comedores infantiles y, paralelamente, éstos recibieran los servicios del socorro en frío, destinado exclusivamente a la población adulta. Esta picaresca forzada producía una inevitable insolidaridad social: si alguien se enteraba de la doble beneficencia ajena, a menudo aparecía el chantaje consistente en mantener el silencio a cambio de alimentos. Y ello, en una sociedad que se basaba en la sospecha y la delación, era harto frecuente. Esta situación choca con el cinismo del diario falangista Ruta que, pocos días después de la ocupación de Lleida y convertida ésta en epicentro de la batalla del Segre, no dudaba en afirmar:

"Nos parece ilusión que aquellas larguísimas colas para la adquisición de alimentos de primera necesidad se hayan esfumado, y ahora ¡oh delicia!, puedes comprar todo lo que quieras." [15]

  La realidad era, sin embargo, mucho más cruda y obscura. Escaseaban los alimentos y, en consecuencia, sí que abundó la implantación de comedores infantiles a lo largo de 1939 en diversos puntos de la provincia. De las 144 raciones diarias que inicialmente se repartieron en Lleida el abril de 1938, se pasó a 10.665 en julio del siguiente año. El vacío de datos hasta entonces puede deberse, con toda probabilidad, al hecho de que hasta ese momento el Auxilio Social no tenía la infraestructura suficiente que le permitiera algo aparentemente tan simple como llevar la contabilidad. Todo apunta a que la situación hasta entonces debía ser altamente caótica. En julio de 1939, un total de 24 poblaciones de la provincia contaban con comedor infantil. Las comarcas que registraron un mayor número de ellos así como de raciones de alimentos distribuidas fueron la Noguera (5), las Garrigues (4), el Urgell (4), el Pallars Jussà (3) y el Pallars Sobirà (3). Las comarcas del Solsonès, Alt Urgell y Segarra contaron sólo con 1 comedor infantil ubicado en las respectivas capitales comarcales. Y, por lo que respecta a la comarca del Segrià, ésta tenía 2 comedores en dos poblaciones, si bien una de ellas era Lleida, la cual, al barajar cifras importantes provoca una obvia distorsión en la gráfica que se acompaña.

  Sin duda, la máxima concentración de poblaciones que contaban con comedores infantiles se dio en las zonas que habían estado directamente afectadas por el frente bélico. No en vano, 6 de estas localidades habían sido "adoptadas por el Caudillo" (Lleida en el Segrià, Assentiu y Artesa de Segre en la Noguera, Borges Blanques en las Garrigues, Agramunt en el Urgell y Solsona en el Solsonès). De las restantes, 14 sufrieron daños importantes aunque no llegaron a superar el 75% requerido para ser categorizadas como poblaciones “adoptadas”[16]. Destaca la ausencia de las comarcas más específicamente pirenaicas como la Cerdaña y el Valle de Arán. El hecho de que en las zonas de montaña no hubiese comedores infantiles puede deberse a que sus necesidades pudieran estar más atemperadas puesto que no habían sufrido de forma directa los efectos del frente y sus consiguientes secuelas. Sin embargo, también es bien cierto que su pésima accesibilidad y la dificultad de los transportes debían ser factores importantes a tener en cuenta.

  La siguiente gráfica refleja las raciones de alimentos distribuidos en los comedores infantiles de la provincia de Lleida hasta diciembre de 1941, momento en que se produce una cierta estabilización.[17] La opacidad de los datos impide saber cuantas raciones diarias se repartían. Las normas de la institución establecían  que debían ser dos,[18] aunque seguramente que la magnitud de las carencias lo impedía. Hubo un aumento ininterrumpido de raciones de alimentos distribuidas a lo largo de 1939 y principios de 1940 en comarcas como el Urgell, la Noguera y el caso excepcional del Segrià a causa de la presencia de Lleida. Así por ejemplo, las ya citadas 10.665 raciones de julio de 1939 no cesaron de incrementarse llegando a 15.544 en abril de 1940. Y ello en una ciudad que, de acuerdo con el censo de población de 1940, apenas sobrepasaba los 40.000 habitantes[19], en buena medida por el regreso de parte de la población que se había marchado juntamente con la llegada de personas procedentes de otros puntos del Estado. Hasta marzo de 1941 (10.031 raciones) no se manejaron cifras similares a las de julio de 1939. A partir de entonces se produjo una cierta estabilización y, finalizado el verano, el número de raciones distribuidas empezó a disminuir paulatinamente. Por otra parte, los rigores del invierno, especialmente duros en una sociedad de posguerra, fueron también, a buen seguro, un elemento determinante. No en vano, el mes álgido fue el de enero de 1940 que registró la cifra más elevada en todas las comarcas de la provincia: 33.154 raciones de alimentos repartidas. Hubo una clara tendencia generalizada. A lo largo de 1940, 10 poblaciones dejaron de tener el comedor infantil de Auxilio Social y, paralelamente, los establecidos fueron disminuyendo sensiblemente el número de raciones.

 

  En diciembre de 1941 eran 12 las poblaciones que contaban con la instalación de un comedor infantil y sólo distribuían 12.493 raciones en total. En 1950, la cifra se había estabilizado en 10 comedores[20] como consecuencia de las mejorías en las condiciones de vida. Sin embargo, la miseria cotidiana de la década anterior había entrado ya a formar parte de la memoria social.

  En otro orden de cosas, las ubicaciones utilizadas para estos fines carecían de una infraestructura mínimamente digna y eficaz. Si bien las normas de Auxilio Social especificaban que las instalaciones y, en particular, los servicios sanitarios, tenían que ocupar un lugar preferente en el programa de necesidades[21], los edificios eran viejos, húmedos y, como el resto de construcciones, semiderruidos por los efectos de la guerra. El delegado provincial de Auxilio Social, José María de Porcioles y Colomer[22], escribía a la delegación nacional lo siguiente:

“Reiteradas veces te he indicado la conveniencia de proceder a la construcción de la nueva Guardería y Jardín Maternal. (…) La urgente necesidad de solventar rápidamente este asunto, me obliga a escribirte sobre este particular, rogándote le prestes singular atención[23].”

  La precariedad de las instalaciones iba pareja a la insuficiencia de los alimentos administrados. Un informe médico de 1942 señalaba:

"Los menús no alcanzan ni con mucho satisfacer las necesidades del organismo ni en reposo absoluto, tanto por su valor calórico como por la calidad de los mismos, y es tal su deficiencia que podríamos asegurar la terminación en plazo breve en alguna de las enfermedades carenciales, especialmente la del gran síndrome de diarreas y edemas del sugeto (sic) sometido a este plan de alimentación".

  El Auxilio Social determinaba que los costes diarios de los comedores infantiles no podían ser inferiores a 1,10 pesetas por niño. No obstante, todo indica que el racionamiento distribuido no tenía nada que ver con las cifras oficiales establecidas. En palabras del propio delegado provincial, "no puede ni tan siquiera intentarse mitigar el hambre." Ciertamente, el inventario de las existencias habidas en el almacén provincial pone en evidencia la ausencia de numerosos productos y la escasez de alimentos básicos e imprescindibles para una mínima alimentación adecuada. Así por ejemplo, en diciembre de 1939, en el almacén provincial de Auxilio Social se disponía sólo de 60 Kg de judías, 950 Kg de leche en polvo, 482 Kg de pasta de sopa y 900 Kg de patatas, entre otros. Y todo ello para abastecer a todas las secciones establecidas en las comarcas de la provincia de Lleida. En estas condiciones, no resulta inverosímil sostener que la miseria fue un recurso utilizado como control político y social, ejecutado eficazmente por el Auxilio Social[24].

  A su vez, la insolidaridad social se acentuaba con el frecuente impago de la Ficha Azul, contribución mensual obligatoria para familias pudientes y cuya cantidad mínima no podía ser inferior a 1 pta. Según las normas de la institución, sus diversas secciones, los comedores infantiles entre ellas, debían mantenerse con los fondos recogidos por la Ficha Azul[25]. De hecho, estas cuestaciones iban más allá de la simple recogida de donativos, puesto que se concebían como escaparate ideológico y como elemento socializador[26]. Las cumplidoras del Servicio Social, dependiente de la Sección Femenina de la Falange, eran las encargadas de realizar estas postulaciones aunque pronto abandonaron dicha actividad. Pilar Primo de Rivera argumentaba que no favorecía la formación de la mujer española. [27] En realidad, ello era reflejo de los conflictos existentes entre ambas organizaciones.[28] El delegado provincial escribía el 13 de marzo de 1942 a la delegación nacional:

“Carentes de cumplidoras del Servicio Social, hay que acudir a los mercenarios, los cuales piden como mínimo un tanto por ciento que les permita obtener, cualquiera que sea la recaudación, un jornal diario equivalente al que obtendrían con otro oficio.”

  Todo indica que la población con recursos no veía con satisfacción el pago de la Ficha Azul. Una circular del gobernador civil de Lleida -Fernando Vázquez Ramos- el 10 de diciembre de 1938 exhortaba a la población acomodada a suscribirse, puesto que el Auxilio Social necesitaba recursos para afrontar las necesidades de la población de cara al invierno. En la circular incluso añadía:

“Dada la finalidad a que se destinan los fondos recaudados de la Ficha Azul he de hacer presente que la negativa a la subscripción de aquellas personas de posición económica holgada y que han de producir efectos de insolidaridad social será interpretada como infracción de los deberes que la actual situación impone a todos los españoles[29].”

  En julio de 1939 eran 43 las poblaciones de la provincia de Lleida que cotizaban la Ficha Azul,[30] si bien continuaba escaseando la buena disposición de la mayoría de los donantes a pagar las cuotas, hecho que también evidenciaba la poca o nula adhesión a la Causa. Sobresalen las cantidades de Lleida: 1.617 personas que este mes cotizaron 8.808,50 pta. La mayoría de las capitales de comarca oscilaban entre 150 y 200 personas cotizantes. Así por ejemplo, Balaguer contaba con 153 personas (398 pta), les Borges Blanques 143 (572 pta) y Cervera 166 (422 pta). Todas ellas eran poblaciones con unos 20.000 habitantes. La Seu d’Urgell, con 10.000, tenía 216 altas (852,50 pta). Sin embargo, la localidad de Tremp, aunque tenía un número semejante de habitantes y altas –132- recogió espectacularmente 1.521 pta. En cambio, otras poblaciones de similar categoría, como Sort, no figuraban en la lista y Viella (Valle de Arán) apenas contaba con 88 altas que recogieron 176,75 pta. Por último, poblaciones con menos de 500 habitantes tenían una mínima presencia de cotizantes (Camarasa, por ejemplo, sólo 3 y Seròs 6). Las localidades con una situación intermedia respecto de las anteriores apenas alcanzaban la treintena de altas. Si bien en 1950 la cifra de las poblaciones de la provincia de Lleida que contribuían con la Ficha Azul había aumentado a 146,[31] persistía la poca disposición de los donantes a pagar las correspondientes cuotas. En este sentido, fueron abundantes las cartas en años posteriores que desde la delegación provincial se enviaban al gobernador civil quejándose del impago y, a su vez, el gobernador autorizaba a que fueran multados.

  Las dificultades de toda índole dibujaban un panorama social profundamente desvertebrado. Y esta desarticulación fue clave en el proceso de construcción de la dictadura.

  Nacionalsindicalismo y religión: la intervención moralista de Auxilio Social

  El carácter monopolista de la asistencia benéfica comportaba que, de forma inherente, fuese también una institución fuertemente politizada. Y ello, en la España franquista significaba, a su vez, que la religión –investida de un intenso moralismo- fuera uno de sus elementos distintivos. En esta dirección, las actividades de Auxilio Social en este sentido tuvieron muy poco que ver con el fomento de la caridad y la fe cristiana y mucho con el obligado cumplimiento de sacramentos como el bautismo, la comunión o la legalización de las uniones de hecho mediante el matrimonio eclesiástico. No en vano el fortalecimiento de la familia patriarcal presidida por unas relaciones asimétricas fue uno de los factores sociales sustentadores del “nuevo” orden.

  Muy posiblemente, la primera comunión que se celebró en Lleida fue en la iglesia San Martín a finales de agosto de 1938, cuando la ciudad era uno de los escenarios destacados de la guerra. El acto, organizado por el Auxilio Social, fue recogido ampliamente por la prensa:

"La Iglesia estaba convenientemente engalanada. (…) Las autoridades y las Jerarquías todas de F.E.T. y de las J.O.N.S., con sus organizaciones juveniles formadas; los familiares de los niños y niñas y numerosos fieles, llenaban totalmente el templo. Las niñas vestían traje de crespón de color rosa y azul. Los niños el uniforme de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., confeccionados todos en el ropero de Auxilio Social. (…)"[32]

  La presencia política en los actos confesionales así como la presencia eclesiástica en los actos políticos constituyó la imagen paradigmática de la España nacionalsindicalista y nacionalcatólica[33]. Según datos de la propia institución, a lo largo de 1938 se realizaron en la provincia de Lleida bajo los auspicios de Auxilio Social 552 bautizos, 185 comuniones y 6 matrimonios “legalizados”[34].

  Esta actividad, centrada en la administración de los sacramentos, no estuvo exenta de coacciones. En el caso de los bautizos, la gran mayoría se realizaron en niños que tenían ya más de 2 años y sin el consentimiento de sus padres. Así queda reflejado en las anotaciones efectuadas en el registro de entradas de este organismo en las que afloran algunos detalles sociológicos de interés. Sirva de ejemplo esta referencia:

“Se celebraron dos bautizos en la Parroquia de San Juan de un niño de 3 años y un niño de 2, acompañados por los camaradas de Información Social. Tuvieron que hacerse varias gestiones y convencer a la madre y buscar a los niños en sus propios hogares”[35].

  En esas circunstancias “recristianizadoras” llevadas a cabo a gran ritmo, si era necesario se administraban dos o más sacramentos a la vez:

"Bautizado en la Parroquia de San Martín el niño __________ de 9 años de edad, y al mismo tiempo ha hecho la Primera Comunión.

En la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen fue bautizada __________ de 27 años, para contraer matrimonio, y el día de la boda también fue bautizado su hijo de 6 años de edad."[36]

  En los años siguientes, si bien el ritmo de esta actividad bajó de intensidad y disminuyó la energía destinada a estas intenciones "formativas", la coacción continuó estando presente siempre que se consideró necesario. Esta nota de 1952 refleja nítidamente este hecho:

"En la Parroquia de San Juan, después de larga preparación, fue bautizado __________ de 59 años de edad."[37]

  En bastantes casos se añaden consideraciones al margen de la administración del sacramento y que traslucen la voluntad del ejercicio del control político y social. En el bautizo de un niño de 2 años la anotación al margen indica:

"Su madre __________ está casada solo por lo civil y su marido está en la cárcel"[38].

  La armonización de la moral nacional y la moral cristiana incidía repetidamente en el origen casi divino del matrimonio. Por ello, se formulaba perversamente la ecuación social formada por los valores "niño no bautizado/mujer casada civilmente/esposo preso" dando como resultado que la supuesta depravación moral era consecuencia de la degradación ideológica[39].

  En definitiva, la omnipresencia de esta dimensión religiosa en la asistencia de Auxilio Social era un elemento más para seguir ejerciendo un control de la familia cristiana y, por extensión, identificarla con la Patria. La delegada provincial de Auxilio Social, María Ángeles Abizanda Puntas, manifestaba al respecto en 1950:

"¿Y no os parece que esta unión de amor, de Jerarquías, Autoridades y familias asistidas es el distintivo de una España católica?" [40]

La Obra Nacionalsindicalista de Protección a la Madre y al Niño

  "La Obra Nacional Sindicalista de Protección a la Madre y al Niño tiene como objeto el amparo moral y material de la maternidad, la protección al niño desde el seno materno, la lucha con armas de higiene y de cultura contra la mortalidad infantil, la formación inicial -espiritual y física- de las nuevas generaciones y el afianzamiento de la vida familiar."[41]

  Ésta era la sección que simbolizaba como ninguna otra el paradigma de lo que era el Auxilio Social. Si bien su objetivo inmediato era asistir a los huérfanos de guerra, la máxima expresión de sus anhelos radicaba en la pretensión de fomentar una política demográfica para aumentar la población y fortalecerla de acuerdo con la doctrina nacionalsindicalista para la gloria futura de la Patria. Su fundadora, Mercedes Sanz Bachiller, exhortaba así a las mujeres españolas:

"(…) todo lo que hagáis por esos niños lo hacéis por España"[42].

  Para ello, y de acuerdo con la importante norma de la institución que establecía la obligada separación de sexos, en las comarcas de la Cataluña interior se organizaron 2 hogares infantiles: el de los niños en la localidad de Tremp (Pallars Jussà) y el de las niñas en la población de Tàrrega (Urgell). El primer Hogar fue el de San Juan, en Tremp, que registró la primera entrada el 15 de abril de 1938, inmediatamente después de la ocupación militar, mientras que el de Santa María, en Tàrrega, hizo su apertura el 2 de junio de 1939. Ambos se mantuvieron en funcionamiento ininterrumpidamente hasta marzo de 1961[43]. Durante todo este tiempo, un total de 134 niñas y 151 niños pasaron por sus dependencias, registrándose las siguientes entradas y salidas:[44]

 

año

Santa Maria

San Juan

entradas

salidas

entradas

salidas

1938

 

 

3

 

1939

15

 

12

 

1940

25

 

15

 

1941

4

 

8

 

1942

1

 

8

 

1943

3

 

1

 

1944

4

 

6

 

1945

3

 

1

 

1946

 

 

4

 

1947

8

30

5

36

1948

7

10

9

9

1949

7

4

5

3

1950

3

3

5

1

1951

5

4

6

5

1952

4

4

9

9

1953

8

6

4

5

1954

8

9

5

7

1955

4

12

7

9

1956

5

5

7

8

1957

3

2

7

10

1958

13

11

8

5

1959

3

5

1

17

1960

1

29

2

27

 

  A pesar de que los Hogares se destinaban a niños menores de 12 años, hasta bien entrado 1944 se registró un buen número de entradas de niños de 12, 13 y 14 años. Por otra parte, es altamente significativo el hecho de que no tuviese lugar ninguna baja hasta 1947, puesto que la extrema precariedad imposibilitaba que los niños pudiesen ser atendidos por sus padres u otros familiares. Fue a partir de la segunda mitad de los años cuarenta cuando se produjo una clara inflexión. Si bien en 1946 apenas hubo ningún movimiento, en 1947 tuvo lugar la primera -y a la vez significativa- salida de un buen número de niños: 30 niñas y 36 niños abandonaron los hogares como consecuencia de un cambio de circunstancias que comentaremos más adelante.

  En otro orden de cosas, los motivos por los que los niños ingresaban en los hogares constituyen una diáfana ilustración de la indigencia social y económica imperante.

 

La presencia de los huérfanos no es significativa a pesar de que los hogares fueron creados, en principio, para su cuidado. La categoría mayoritaria que se hizo constar fue "por no poderlo atender". Más del 50% de los niños fueron inscritos alegando este motivo. Solía ser la madre quien lo solicitaba, ya fuera por tener muchos hijos y no poder mantenerlos y/o estar trabajando fuera del domicilio. Estos casos van acompañados de comentarios como "suma miseria", "la madre está sin recursos", "están muy necesitados", "están en muy malas condiciones", etc. En ocasiones, también se ofrece algún esbozo de situaciones familiares muy deprimentes: "abandono del padre y madre ciega", "ser pobres y la madre demente", "ser familia numerosa y el padre haberse quedado viudo." La categoría "por completo abandono", si bien con mayor intensidad en los primeros años, se produjo siempre con una cierta regularidad. No es posible conocer quien enviaba a estos niños a los Hogares, puesto que en el registro no consta ningún nombre. Es más que probable que la cifra de niños abandonados, especialmente durante el primer franquismo, fuese mayor[45]. La degradación de las condiciones de vida continuaba en los casos de las enfermedades infecciosas de algunos de los padres, mayormente la tuberculosis, símbolo emblemático de las duras condiciones sanitarias, reflejo, a su vez, de los sobreesfuerzos físicos y la deficitaria alimentación. Otros casos, no tan numerosos pero sí con una cierta presencia, correspondieron a la enfermedad de la lepra.

  Una categoría cuantitativamente similar a la de "completo abandono" correspondió a la de "padre/madre está en la cárcel" o "mala conducta de la madre" (en torno al 20% sobre el total). En estos casos, a juzgar por los apuntes en los libros de registro, era alguien ajeno a la familia quien solicitaba el ingreso del niño, normalmente el alcalde o el delegado local de FET y de las JONS, erigido en tutor preocupado por las condiciones morales de la familia. Dichos comentarios, a pesar de que carecen de sistematización, contienen elementos cualitativos que permiten retratar diversos recovecos de las miserias diarias de la población. Así, en los casos que los padres estaban en prisión, fueron frecuentes las anotaciones referidas a sus respectivos hijos calificándoles como "pequeños rojos" y "niños a los que enseñaron a odiar". No en vano la institución manifestaba:

"La pillería y la delincuencia infantil son lógicos resultados del abandono y del vagabundaje que combatimos eficazmente en las comarcas que han sufrido el dominio marxista"[46].

  En otro orden de cosas, la observación de los lugares de nacimiento de los 285 niños acogidos permite realizar una cierta radiografía “zonal” de cierto interés. El mayor porcentaje (en torno al 29%) procedían de diversas regiones del Estado, lo cual, a su vez, fue un espejo de las basculaciones del movimiento migratorio interior. Durante los años cuarenta, las procedencias eran de poblaciones de Aragón y Castilla, casi exclusivamente. En los años cincuenta se produjo un cambio y los hogares empezaron a albergar a niños cuyas familias acababan de venir de Andalucía y Extremadura, fundamentalmente. Así por ejemplo, en 1959 tuvo lugar una entrada significativa de niños en el hogar de San Juan similar a la de los primeros años. Eran niños que vivían muy precariamente en barrios periféricos de Lleida cuyos padres acababan de llegar -muchos tras largas semanas andando- de Granada, Jaén, Almería o Sevilla. Al respecto, Auxilio Social apuntaba:

"Nuestro agobio lo constituyen los comensales imprevistos que en busca de trabajo se desplazan y acuden continuamente, y muchas veces acompañados de toda su familia"[47].

  De hecho, el hogar de San Juan fue trasladado desde Tremp a Lleida en 1955. Las nuevas circunstancias sociológicas no debían ser ajenas a este cambio de ubicación.

  La mayor presencia de niños procedentes de las comarcas leridanas correspondió a la comarca del Segrià con la omnipresencia de Lleida (casi un 28%), seguida de las comarcas de la Noguera (un 14%) y el Urgell (un 16%). Tambien en esta ocasión, igual como en el caso de los comedores infantiles, las poblaciones pertenecientes a las zonas más próximas al Pirineo presentaron unos índices sensiblemente inferiores: un 6% de niños del Pallars Jussà y un 2% del Pallars Sobirà. Incluso algunas sólo tuvieron una presencia meramente testimonial a lo largo de todos estos años (2 niños de la Cerdaña, 1 del Valle de Arán y 1 de la comarca del Solsonés).

  A partir de 1947 comenzaron a producirse bajas. Los niños empezaron a ser reclamados por sus padres, fundamentalmente, o por algún familiar en el caso de los huérfanos. Las razones eran claras y hay que buscarlas prioritariamente en una mejoría económica que permitió ofrecer a los niños unas condiciones de vida más adecuadas. Ello también fue causa que en los casos de enfermedad se produjeran unas mejorías en la salud de los padres. Estas nuevas circunstancias determinaron que tuvieran lugar ininterrumpidamente, tal como queda reflejado en la siguiente tabla, las salidas de los niños de los hogares.

 

Sin embargo, conviene precisar que no hubo uniformidad en la categoría de “reclamado padres/familiar”. En algunos casos, las dificultades o precariedades seguían estando muy presentes y, puesto que el niño o niña había llegado ya a una cierta edad, los padres lo reclamaban con el objetivo de que se convirtiera en un elemento más de ayuda en la economía familiar. En este sentido, en dicha categoría no fueron aislados ejemplos como los siguientes: "tener que ayudar a su madre", "tener que ayudar en casa", "el padre la necesita y la reclama", etc. El hecho de que en algunos casos las condiciones sociales y económicas no mejoraron lo demuestra la permanencia de niños en los hogares hasta los 16, 18 e incluso los 20 años de edad, cuando el límite, según las normas de la institución, se fijaba en los 12 años. En estos casos no salieron de los hogares hasta que encontraron trabajo o fueron trasladados al Hogar de Aprendices de Barcelona para que aprendieran un oficio, como puede observarse regularmente en el gráfico.

  Por otra parte, unas circunstancias, no mayoritarias pero que se produjeron con cierta constancia, fueron los casos de fuga juntamente con los de “pasa a Maternidad por indisciplina”. El autoritarismo y las arbitrariedades justificados con fines "formativos" debían ser el motivo que provocase estas huidas. En 1958, por ejemplo, un caso categorizado como "reclamado por sus padres", añadía a continuación "lo sacaron de vacaciones y no quisieron devolverlo". Una vez más, las coacciones y, en definitiva, el control social, seguían estando presentes bajo el manto de una educación castrense.

  En marzo de 1961 los dos Hogares fueron clausurados, por lo que los niños que todavía estaban internos fueron trasladados a otros hogares en diversos puntos del Estado[48]. A partir de esa fecha, los niños necesitados fueron acogidos por la Diputación Provincial, que fue la que se hizo cargo de buena parte de la beneficencia desarrollada hasta entonces por Auxilio Social, que entró en franca decadencia. Se estaba produciendo una substitución asistencial que en el caso de otras provincias se dio con la organización Cáritas que inició un proceso de gran crecimiento e implantación[49].

  Similarmente al resto de organismos que integraban el Movimiento, el Auxilio Social de los años sesenta, una vez construido eficazmente el edificio franquista, era una organización burocratizada y esclerotizada. La política nacional-asistencial quedaba lejos.

 


[1] Para un completo estado de la cuestión, nos remitimos a C. MIR, C. AGUSTÍ, J. GELONCH, (eds), Violència i repressió a Catalunya durant el franquisme. Balanç historiogràfic i perspectives, Espai/Temps, Universitat de Lleida, 2001.

[2] A. JARNE, "Auxilio Social: Beneficència i nacionalsindicalisme a la "nova" Lleida (1938-1940)", Revista de Catalunya, 39, (1990), pp. 47-56. Id., La Secció Femenina a Lleida. Els anys “triomfals”, Lleida, Pagès Editors, 1991.

[3] Auxilio Social, Obra Nacional Sindicalista de Protección a la Madre y al Niño, Madrid, Ediciones del Auxilio Social, 1939.

[4] Auxilio Social, Cómo funciona la Administración de Invierno, Valladolid, Ediciones del Auxilio Social, 1937.

[5] Sobre la importancia del Auxilio Social como instrumento de control social, C. MOLINERO, "La política social del régimen franquista. Una asignatura pendiente de la historiografía", La Guerra Civil, Ayer, 50, (2003), pp. 319-331.

[6] M. ORDUÑA, El Auxilio Social (1936-1940). La etapa fundacional y los primeros años, Madrid, Escuela Libre Editorial, 1996. Se trata de un trabajo básicamente descriptivo. Mucho más analítico es el artículo de P. CARASA, "La revolución nacional-asistencial durante el primer franquismo (1936-1940)", Historia Contemporánea, 16, (1997), pp. 89-140.

[7] R. DURÓ, Isona: la reconstrucció d'un poble de la línia de front al Prepirineu català, Tremp, Garsineu, 2002. Se trata de un estudio muy pormenorizado de los efectos de la guerra en esta zona del Prepirineo, así como la correspondiente actuación de Regiones Devastadas.

[8] Ofrecen interesantes descripciones R. DURÓ, op. cit.; M. Gimeno, Revolució, guerra i repressió al Pallars (1936-1939), Barcelona, Publicacions de l'Abadia de Montserrat, 1987.; L.M. MEZQUIDA, La Batalla del Segre. Repercusiones del Ebro en el Oeste de Cataluña, Diputación de Tarragona, 1972.; J. SAGUÉS, Una ciutat en guerra. Lleida en la guerra civil espanyola, Barcelona, Publicacions de l'Abadia de Montserrat, 2003. Desde la vertiente memorialista, J. BOHER, Records d’una vida, Garsineu, Tremp, 1992.

[9] Así se recoge en R. DURÓ, op. cit.

[10] Auxilio Social, Normas y orientaciones para delegados provinciales. II Congreso Nacional, Valladolid, Ediciones del Auxilio Social, 1938, p. 412.

[11] Así se recoge en J. SAGUÉS, op. cit.

[12] De hecho, el Auxilio Social inició sus actividades con la implantación en Valladolid, el octubre de 1936, de un comedor infantil. En mayo de 1937 ya disponía de 408 comedores repartidos por la España franquista, habiendo atendido a 30.337 niños. Así lo apuntaba la propia organización en Auxilio Social, Cómo funciona la administración..., op. cit.

[13] Se pueden encontrar referencias en A. JARNE, La Secció Femeninaop.cit., L.M MEZQUIDA, op. cit.. J. SAGUÉS, op. cit.

[14] Auxilio Social, Normas administrativas provisionales para delegados locales, Valladolid, Ediciones del Auxilio Social, 1939.

[15] Ruta. Órgano de FET y de las JONS, 22-4-1938.

[16] La Mañana, 1-1-1943. También R. DURÓ, op. cit.

[17] Datos elaborados a partir de los libros de Registro de Auxilio Social. Archivo Histórico Provincial de Lleida, en adelante AHPL. Fondo del Auxilio Social, en adelante FAS. Documentación sin clasificar.

[18] Auxilio Social, Normas y orientaciones para delegados provinciales, Valladolid, Ediciones de Auxilio Social, 1937.

[19] Instituto Nacional de Estadística. Censo de población de 1940.

[20] Auxilio Social, Actividades de la delegación provincial de Lérida, Lleida, Ediciones del Auxilio Social, 1950.

[21] Así se detallaba en Auxilio Social, Normas y orientaciones para delegados provinciales, op.cit.

[22] Fue nombrado delegado provincial desde el 10 de diciembre de 1938. Entre 1940 y 1943 ocupó la Presidencia de la Diputación, cargo que compatibilizó con el de delegado provincial de Auxilio Social. Ello da muestra del escaso peso político de Falange, puesto que Porcioles, antiguo militante de la Lliga Catalana, no tenía un pasado de “camisa vieja”. Una interesante biografía de Porcioles nos la ofrece M. MARÍN, Catalanisme, clientelisme i franquisme, Barcelona, Institut d'Estudis Catalans, 2000.

[23] AHPL. FAS. Carta fechada el abril de 1942. Documentación sin clasificar.

[24] En esta dirección, Michael Richards es taxativo ya que considera que la extrema precariedad de los años cuarenta fue una situación voluntariamente escogida por el franquismo para poder seguir acentuando la sumisión de la población. M. RICHARDS, Un tiempo de silencio. La guerra civil y la cultura de la represión en la España de Franco, 1936-1945, Barcelona, Crítica, 1999.

[25] Auxilio Social, Normas administrativas provisionales para Delegaciones localesop. cit.

[26] P. CARASA, op. cit. hace un interesante recorrido por este aspecto.

[27] Idea recogida por M. ORDUÑA, op. cit.

[28] Así se destaca en M.T. GALLEGO, Mujer, Falange, Franquismo, Madrid, Taurus, 1983. Tambien en A. JARNE, La Secció Femeninaop. cit. Los conflictos entre Auxilio Social y la Sección Femenina de la Falange se cerraron cuando en mayo de 1940 se decretó la reorganización de Auxilio Social, desvinculado definitivamente de la Falange femenina y con una gran autonomía de acción dentro de FET y de las JONS.

[29] Circular publicada en la Hoja Informativa del 5º Cuerpo del Ejército de Aragón, 10-10-1938.

[30] AHPL. FAS. Documentos sin clasificar.

[31] Auxilio Social, Actividades de la delegación provincial de Léridaop. cit.

[32] Hoja Informativa del 5º Cuerpo del Ejército de Aragón, 30-8-1938.

[33] El análisis de la Iglesia como pilar en la construcción del Estado franquista tiene su referencia obligada en la obra de J. CASANOVA, La Iglesia de Franco, Madrid, Temas de Hoy, 2001. Tambien A. BOTTI, Cielo y dinero. El nacionalcatolicismo en España (1881-1975), Madrid, Alianza Editorial, 1992.

[34] Auxilio Social, Desde el punto de vista religioso y moral, Madrid, Ediciones del Auxilio Social, 1940, p. 70.

[35] AHPL. FAS. Documentos sin clasificar.

[36] AHPL. FAS. Documentos sin clasificar.

[37] AHPL. FAS. Documentos sin clasificar.

[38] AHPL. FAS. Documento fechado el 3 de septiembre de 1941. Sin clasificar.

[39] El amplio universo represivo es revisado con detalle en J. CASANOVA, F. ESPINOSA, C. MIR y F. MORENO, Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco, Barcelona, Crítica, 2002. Por otra parte, el desprecio, así como las coacciones hacia los niños de los vencidos, es analizado de manera exhaustiva en R. VINYES, M. ARMENGOU y R. BELIS, Los niños perdidos del franquismo, Barcelona, Plaza&Janés, 2002. También C. GIMÉNEZ, Paracuellos, Barcelona, Glénat, 2000. Se trata de un texto autobiográfico sobre el período que el autor permaneció internado en Auxilio Social.

[40] Auxilio Social, Actividades de la delegación provincial de Léridaop. cit.

[41] Auxilio Social, Obra Nacional Sindicalista de Protección a la Madre y al Niño…op.cit., p. 9.

[42] M. SANZ BACHILLER, La mujer y la educación de los niños, Madrid, Ediciones del Auxilio Social, 1939, p. 54.

[43] El Hogar de San Juan fue clausurado el 8 de marzo y el de Santa María el 21 del mismo mes.

[44] Elaboración propia a partir de los libros de registro del Auxilio Social. AHPL. FAS.                                          

[45] Así también se refleja en el artículo de C. MIR, "Justicia civil y control moral de la población marginal en el franquismo de posguerra", Historia Social, 37, (2000), pp. 53-72. Id., Vivir es sobrevivir. Justicia, orden y marginación en la Cataluña rural de postguerra, Lleida, Milenio, 2000.

[46] Auxilio Social, Obra Nacional Sindicalista de Protección a la Madre y al Niñoop. cit.

[47] Auxilio Social, Actividades de la delegación provincial de Léridaop. cit.

[48] Concretamente a los hogares "El Bruch" de Barcelona, "Clara Eugenia" y "García Morato" de Madrid, y "Santa María La Real" de Pamplona.

[49] P. CARASA, op. cit. hace una interesante descripción de este proceso.

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