RILOVA JERICÓ, C.,
Vida del duque de Mandas (1832-1917), Ed. Kutxa Fundazioa - Fundación Kutxa, San Sebastián, 2008, 459 páginas,
por Juan Antonio Gracia Cárcamo (Universidad del País Vasco).
Este libro que, en su momento fue tesis
doctoral, estudia la intensa y amplia trayectoria vital de
Fermín Lasala y Collado, personaje relevante en el País Vasco
del siglo XIX pero que tuvo importancia también en la política
española; sobre todo, a partir de la Restauración. Por decirlo
de una forma simplista, se le conoció como el hombre de Canovas
en el País Vasco, dentro de un periodo tan conflictivo en la
historia de este territorio como fue el de la abolición foral.
La investigación que se comenta viene a deshacer lo inoportuno
de ese tópico, estudiando al personaje en varios ámbitos: el de
su vida privada (desde el marco familiar al de sus negocios), el
de su trayectoria intelectual y el de su acción en la diplomacia
española a fines del XIX y comienzos del XX como embajador en
Francia e Inglaterra. Eso sí, no se olvida, claro está, su
participación en la política vasca y española desde temprana
época hasta casi el final de su larga vida.
Uno de los méritos no menores del libro es la
numerosa documentación consultada en los fondos del archivo
privado de Lasala que éste cedió a su Provincia. Pero, al margen
de ello, C. Rilova persiguió las huellas documentales del
personaje no sólo en centros documentales guipuzcoanos y de
otros territorios vasco-navarros cercanos, sino en los Archivos
nacionales españoles, franceses, ingleses y norteamericanos…
Quién a partir de ello pudiera pensar, dado este enorme caudal
informativo, que se iba a encontrar con una plúmbea disertación,
estaría muy equivocado. Carlos Rilova une a su profesión de
historiador su pasión por la literatura, no sólo como lector
obviamente, sino como autor, lo que se advierte en la amenidad
del discurso narrativo, además de una notable capacidad de
síntesis.
Al tratar sobre el ambiente familiar del
biografiado, se incide en que aumentó la fortuna familiar que su
padre había desarrollado, además de seguir su vocación política,
bien que aquí superara ampliamente los límites provincianos en
que se movió aquel. Una de las virtudes del libro es diferenciar
entre “varios” Lasala, desde el joven estudiante de Derecho en
Madrid, donde conoció a Antonio Cánovas, hasta el que fuera
precoz presidente de la Corporación foral y luego diputado en
Madrid hasta el sexenio pasando por la cesura de 1876. A partir
de entonces su actividad como senador (incluyendo la
vicepresidencia de la Cámara), ministro, embajador, presidente
del Consejo de Estado… marcó otra faceta de esa trayectoria que
hizo de él uno de los vascos con más influencia en el conjunto
de España dentro del siglo XIX. Sin duda, los datos más
elementales referentes a esta trayectoria eran conocidos por
diversos estudios coetáneos y actuales que C. Rilova cita
oportunamente, pero su aportación radica en un estudio
exhaustivo de su trayectoria, reseñando los matices de ese
itinerario vital, por ejemplo, respecto a negocios en el
extranjero que derivan en que su autor le compare con
importantes hombres de negocios (como J. P. Morgan, etc.), de
manera que en algún caso tuvo relación con alguno de ellos.
Igual sucede respecto con su actividad
publicística como ensayista, centrada en el terreno de la
Historia Contemporánea de su época, incluyendo la entonces más
reciente y en la que él había tomado parte. La novedad de este
estudio es que, partiendo de la distinción que se hacía en su
época entre la crónica aséptica y la historia filosófica, se
intenta mostrar lo novedoso de su forma de historiar los jalones
más importantes de la integración en el Estado que atravesó el
País Vasco, fundamentalmente desde la Guerra de la Convención,
hasta lo que el llamó la “última etapa de la unidad nacional”
(refiriéndose a la abolición foral vasca).
Como se puede comprender, es imposible anotar
en una breve reseña no ya los fundamentos de un libro tan
extenso como éste, sino incluso los rasgos más destacados que se
destacan sobre el personaje. En mi opinión, el énfasis que se
hace en su acción como ministro y como diplomático representa la
mayor novedad frente a una visión tópica de Lasala que a menudo
se ha centrado en lo que su trayectoria tuvo de repercusión en
el ámbito del País Vasco. Sin duda, su influencia en el proceso
de la abolición foral de 1876, e incluso quizá en el llamado a
veces en la época “el Fuerito” (sic: por el Concierto económico,
aún vigente) fue muy importante. Más probablemente de lo que él
intentaba expresar. Su idea de que los fueros vascos se habían
perdido por culpa de los carlistas es asunto bien conocido, así
como su inquina hacia el nacionalismo vasco, llamado entonces “bizkaitarra”,
al que consideraba como una consecuencia de la última guerra
carlista.
No es cuestión de aludir de manera simplista
a cuestiones que C. Rilova trata muy matizadamente en un libro
que admite, al menos, dos lecturas. Una la que se centra en el
cuerpo del texto, muy accesible para cualquier lector culto, sin
que sea distraído del hilo fundamental del relato. Y otra, más
precisa, la que se aporta en numerosas y extensas notas donde
los investigadores podrán encontrar pormenores de interés para
su trabajo historiográfico.
En fin, la consulta de una no sólo numerosa
sino variada bibliografía añade no sólo rigor sino originalidad
al estudio, apreciándose inevitablemente que el autor ya había
publicado al menos cinco libros antes de esta investigación, lo
que redunda en que se siga de modo atractivo la vida del duque
de Mandas, en razón al domino del llamado tópicamente “oficio
del historiador”.
No queda más que recomendar su lectura para
poder entender aspectos no poco decisivos de la historia del
País Vasco (y también de España), no sólo en el siglo XIX, sino
también en el XX, a través de una biografía que no se agota en
el estudio de un personaje sino que tiene vocación de estudio de
su tiempo y de la influencia de éste en el presente. Sólo cabe,
para terminar, el anotar que el libro salió a la luz gracias a
la iniciativa cultural de la Kutxa (o caja de ahorros) de la
provincia guipuzcoana en una muestra más del papel que esta
institución ha tenido en el fomento de la actividad cultural e
investigadora. |