HISPANIA NOVA

Revista de Historia Contemporánea

Fundada por Ángel Martínez de Velasco Farinós

ISSN: 1138-7319    DEPÓSITO LEGAL: M-9472-1998

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NÚMERO 3 (2003)
ARTÍCULOS

TÍTULO: 
LA PRIMERA ETAPA DE LA POLÍTICA LABORAL DEL GOBIERNO SOCIALISTA (1982-1992). LA REFORMA DEL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES DE 1984. ALGUNAS HIPÓTESIS DE TRABAJO

autor:
Sergio GÁLVEZ BIESCA

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resumen:
El presente artículo pretende analizar la primera etapa de la política laboral del gobierno socialista entre los años 1982 y 1992. Tras un análisis del mercado laboral, plantea un estudio en profundidad sobre las consecuencias de la reforma del Estatuto de los Trabajadores de 1984, entrando a evaluar el denominado proceso de dualización del mercado laboral español, y los efectos que tiene a corto y medio plazo en el cambio o ruptura generacional producido en la sociedad española. El artículo se detiene en el análisis de los datos disponibles del proceso e intenta proporcionar una visión de cómo el proceso fue percibido por el gobierno socialista, y como éste en todo momento fue consciente de la gravedad de lo que estaba sucediendo. Finalmente analiza como la política económica del gobierno socialista, de clara orientación neoliberal, tuvo unos importantes costos sociales y humanos en la sociedad española, especialmente entre las cohortes más jóvenes que entran en el mercado laboral en esos años.

palabras clave:
Cambio generacional, mercado de trabajo, política laboral, gobierno socialista, modernización.


abstract:
This article tries to analyse the first period of the labour policy of the socialist government between 1982 and 1992. It analyses the labour market, studies the consequences of the Estatuto de los Trabajadores reform in 1984, and evaluates the so called process of duality of the Spanish labour market, and its effects at short and medium term in the generational change or rupture produced in the Spanish society. The article analyses all available data on this process, tries to give a vision of the Socialist government perception, and of how it was at any time conscious of the gravity of the situation. Finally, it analyses how the Socialist government economic politcy, clearly neoliberal, had serious socials and humans costs in the Spanish society, specially on the cohorts who entered the labour market during those years.

key words:
Generational change, labour market, labour policy, Socialist government, modernization.

 


INTRODUCCIÓN

Algunas consideraciones sobre el proceso de modernización

        "¿Puede afirmarse que España está dejando atrás sus problemas crónicos, producto de la intolerancia, del fanatismo y de los condicionamientos socio-económicos, que durante los dos últimos siglos han caracterizado el devenir histórico del país?", se preguntaba Alfonso Guerra en un año clave como fue 1992[1]. Y no le faltaba razón al plantearse esa cuestión, al que fuera durante muchos años vicepresidente del gobierno socialista, ya que en esa década de gestión socialista, se había llevado a cabo un impresionante proceso de remodelación y modernización de la estructura productiva y política de España.

        Pero como en todos los procesos de modernización de la época contemporánea, éstos han sido realizados a base de numerosos costes humanos y sociales, que los estudios historiográficos apenas han entrado a estudiar. Y es en cierta medida lo que termina proponiendo el presente artículo, plantear un análisis histórico sobre uno de los cambios políticos y sociales más importantes que se han producido, como consecuencia del proceso de modernización en la Historia de España más reciente: el cambio (o ruptura) generacional de la sociedad española.

        Partiendo de la base de la necesidad de trabajar en lo que se ha denominado la Historia del Tiempo Presente, y teniendo en cuenta en todo momento que se trata de un proceso aún abierto, con las dificultades y ventajas consiguientes a la hora de su estudio.

        El presente artículo forma parte del proyecto de mi tesis doctoral[2], que tiene por objetivo analizar y explicar cómo en los años ochenta y principios de los noventa se produce una ruptura (o cambio) generacional padres-hijos, como consecuencia principalmente (sin negar la existencia de otras cuestiones paralelas) del proceso de liberalización y flexibilización de la economía española, y su especial incidencia en el mercado de trabajo. Centrándose a su vez en las consecuencias que tendrá la reforma del Estatuto de los Trabajadores de 1984, entre las cohortes más jóvenes que entran en el mercado de trabajo en esos años, y el consiguiente proceso de dualización del mercado laboral.

         La idea misma del presente proyecto de investigación, surgió de una relectura del conocido Informe Petras[3], que simplemente planteaba y sacaba a la luz lo que era una realidad para miles de jóvenes y familias, y que el gobierno socialista trato por todos los medios de ocultarlo.

        Hoy, en mi opinión, una de las obligaciones y retos de los historiadores e investigadores sociales es plantear un análisis, ya sosegado por el paso del tiempo, sobre las consecuencias sociales y humanas de ese mismo proceso, que dejó como herencia un gran depósito de desesperación oculta en la primera generación joven de la democracia.


EL GOBIERNO SOCIALISTA Y EL PROYECTO DE LA MODERNIZACIÓN

"A veces pienso que podemos morir de éxito".
Declaraciones de Felipe González a EL PAIS

 

        Con la llegada al poder de los socialistas en 1982, se puede dar por cerrado el proceso político de la transición, y por otro se abre un nuevo período histórico en la reciente Historia de España, que será el inicio de la consolidación del sistema democrático, tal como lo ha definido el profesor Julio Aróstegui[4].

        El pilar fundamental del proyecto socialista para el gobierno de España era un conjunto de prioridades, entre las que se incluía un ambicioso plan de modernización, pensado en conseguir la recuperación de los atrasos en todos los órdenes respecto a Europa Occidental. A su vez incluía diversos ejes de actuación: políticos, institucionales, sociales, y por supuesto económicos. La victoria del PSOE representó en su momento el deseo de iniciar un nuevo proceso político que rompiera con el pasado más cercano.

        El reto de la modernización fue en conjunto la clave del proyecto político del gobierno socialista, tal como lo definió el sociólogo J. F. Tezanos, es decir la necesidad de un cambio histórico, del espíritu del 82[5].

         Para la realización de este proyecto de modernización, en todo momento se invocó y se impuso por diferentes medios por parte del gobierno, la necesidad de conseguir la estabilidad, para poder llevar a cabo las reformas que se planteaban y que terminarían convirtiéndose en una autentica obsesión del presidente del gobierno[6].

La situación de crisis de la economía española en 1982

         En lo que respecta a la política económica del PSOE es básico entender la situación de profunda crisis de la economía española, junto con un mercado laboral que mostraba importantes tasas de paro, a los que había que añadir otros problemas de carácter estructural.

        De este modo la victoria electoral del PSOE, con una abrumadora mayoría absoluta ( con un 48% de los votos y un 58% de los escaños), coincide con el peor momento de la crisis económica, desde el inicio de la transición. La crisis fue especialmente virulenta entre los años 1975-1982, en lo que algunos autores han denominado como la crisis diferencial[7]. En donde la economía va a registrar durante siete años consecutivos un menor crecimiento constante en comparación con la CEE y la OCDE.

        En primer lugar se debe señalar que el gobierno socialista recibía en materia de política económica una herencia difícil, como consecuencia de que en los importantes y trascendentales momentos políticos de la transición, la economía había sido supeditada al transcurso del desarrollo político, con el objetivo de garantizar al precio que fuera la paz social.

        En segundo lugar, se debe indicar que por primera vez desde la transición los socialistas realizaran tanto un balance de la situación, como unas propuestas de medidas para solucionar la situación, que estaban en gran medida en sintonía con la realidad económica y social del país.

        De hecho la situación en los primeros años ochenta de la estructura productiva, se encuentra en pleno colapso cuando el PSOE accede al poder. Todo este proceso viene derivado de la evolución de la propia economía que se encontraba en esos momentos en una situación de crisis, atrapada entre el final del proceso del desarrollismo iniciado en los años sesenta, y las crisis del petróleo de los años 1973 y 1979, incidiendo especialmente esta última, en la ya debilitada estructura productiva, alargándose y coincidiendo con la llegada al poder del gobierno socialista[8].

        Los socialistas se encuentran con un modelo productivo agotado, y que muestra señales de estancamiento y paralización. Entre los datos a destacar:

        - El crecimiento económico entre 1976 y 1982 se sitúa en una medía del 1,5% de promedio anual.

        - La inflación tuvo cifras alarmantes, con medías superiores al 17% entre 1976 y 1982.

        - El PIB creció un 2,3% durante 1977-78, y un escaso 1,3% de medía hasta 1984[9].

        A todos estos problemas había que añadir otros de carácter estructural, a la hora de afrontar el proceso de modernización de la economía española. Entre los cuales se ha de señalar: la crisis industrial y energética, la paralización de la reforma fiscal, la escasa liberalización del sistema financiero.

        De este modo la estrategia económica del gobierno socialista elegida, con un claro tinte neoliberal como posteriormente se explicará, se centró en modernizar esa misma estructura productiva, en base al desarrollo del contexto internacional, marcado por el auge de las recetas liberales anglosajonas, y en segundo término desde la perspectiva del proceso de integración en la antigua Comunidad Económica Europea.

        Además no se puede obviar que la victoria del PSOE coincide en el momento en que se produce la crisis ideológica del Estado del Bienestar, basado en el modelo keynesiano.

La realidad del mercado laboral a principios de la década de los ochenta

         La herencia que recibe el PSOE a su llegada al poder en 1982, es un marco de relaciones laborales atrasado y obsoleto, con un marcado carácter paternalista[10] procedente del franquismo. A lo que había que sumar una economía fuertemente protegida, que se mostraba incapaz de adaptarse a los retos económicos del mercado internacional.

        Por otra parte, en cuanto al debate habido sobre la supuesta rigidez del mercado de trabajo español (utilizado constantemente como el argumento irrefutable para las diversas medidas de flexibilización llevadas por el PSOE), en este artículo se defiende la tesis que en su día planteara L. Toharia desmintiendo el conocido mito [11]. Y que vienen a señalar, tras un excelente estudio, que el grado de rigidez institucional del mercado laboral español se encontraba en niveles comparables a los europeos.

        Volviendo a los datos, se ha de tener en cuenta que para 1982 la tasa de paro estaba situada en un 16,4%, con 2,2 millones de parados de poco más de 13,5 millones de población activa. Todo ello mientras que la tasa de población activa aumentaba anualmente en torno a un 0, 54%[12].

        Estas cifras tendrían un considerable aumento con el inicio de las políticas de ajuste que se implantan en estos años, alcanzando el paro en 1985 el 21,5%, para posteriormente y en los años de recuperación económica que van de 1985 a 1991, el desempleo descenderá hasta un 16,3% para ese último año.

(Gráfico extraído de C. García Abadillo, El balance. Luces y sombras de la España del PSOE)

         En resumen, como han señalado todos los estudios que se aportan al artículo, la evolución del paro tiene un comportamiento muy sensible a la evolución de la economía, y así en momentos complicados, como en el período de 1992-1994, el paro alcanzará cifras superiores al 23% y 24% de la población activa. La cifra de paro más alta para el período estudiado se alcanza en 1985 cuando se llega a los 3 millones (en torno al 21,5% de la población activa), aunque luego descenderá a los 2,4 millones[13].

        Otra cuestión básica, tal como queda reflejada en la estadística, es que el paro español tendrá de media el doble que el de la Unión Europea.

        En resumen, las claves para entender no sólo las importantes tasas de paro, sino el efecto que tendrán las distintas reformas flexibilizadoras del PSOE en el mercado laboral, se han de integrar en una explicación histórica que tenga en cuenta los marcos estructurales tanto del contexto histórico como de la estructura socioeconómica de ese momento.

Factores explicativos del paro

        En el presente artículo se han seleccionado cuatro pilares fundamentales para explicar la implicación que tendrá estas reformas laborales en la sociedad española.

        1.- El primero de ellos se centra en el carácter extremadamente cíclico de nuestro mercado de trabajo, tal como ha explicado G. García, que viene a mostrar la escasa capacidad de crear empleo del mercado laboral español[14] .

        2.- En segundo lugar, hay que tener presente la cuestión demográfica que tiene un papel fundamental. Serán en estos años 80 los de mayor incorporación de las cohortes de jóvenes procedentes del baby boom del desarrollismo español, nacidas en a mediados de los sesenta y en la década de los setenta.

        En cuanto al factor generacional, a nivel de las cohortes más jóvenes se puede señalar que el paro se va a cebar con especial virulencia en los extremos de edades en la población activa. En especial, en los más jóvenes que llegan en masa al mercado laboral en los primeros años de la década de los ochenta.

        Las cifras al respecto han variado ostensiblemente, de este modo entre las cifras más fiables está la de M. Navarro, que señala que en la década de los ochenta se produce un crecimiento medio de 1,97%, y en el período de tiempo que aquí se estudia, se produce la incorporación del denominado baby boom, que venía de década y media atrás, y que realiza su entrada en el mercado. Así en 1981 entre las cohortes de 15 a 29 años había 882. 700 mil jóvenes (23,38% de la población total), en 1990 había 979. 100 mil jóvenes (24,90%), dándose un aumento del 1,60%[15].

        Entre los cuadros estadísticos más completos, y que muestra una evolución por cohortes del paro habido en estos años, está la presentada por J. Petras en su ya mencionado Informe.

(Tabla extraída de J. Petras, El informe Petras)

        3.- Un tercer elemento básico para el análisis de la evolución de mercado de trabajo es la incorporación de la mujer al mismo. Las cifras son elocuentes: un millón y medio en total entre 1982-1991, siendo especialmente importante en la segunda mitad de la década de los ochenta donde se incorpora más de 1,2 millones. Como característica nueva a señalar está el hecho de que prolonga su permanencia en el mercado por encima de los 30 años, rompiendo una dinámica de concepción del trabajo femenino de los años setenta.

        La tasa de actividad femenina ha pasado en la década de 1982 a 1992, de un 26,6% a un 33,3%, pero todas estas cifras siguen estando debajo de la media europea[16].

        4.- Un cuarto factor para comprender las elevadas tasas de paro, y la incapacidad del sistema para reabsorberlas es la vuelta de los emigrantes de la década anterior, como consecuencia de la crisis internacional, que afectó de manera especialmente grave a las economías europeas. Entre los diferentes cálculos realizados se ha estimado la vuelta de unos 300 000 emigrantes entre 1975 y 1995.[17]

        Por último habría que tener en cuenta, aunque es difícilmente cuantificable, el factor de la economía sumergida, y la gran capacidad de absorción de empleo que tuvo durante estos años[18].

        Toda esta conjunción de elementos, explicados de forma muy somera, junto con las políticas de flexibilización y liberación de los mercados laborales, concretadas para el caso de nuestro análisis en la reforma del Estatuto de los Trabajadores de 1984, permite explicar las razones de la ruptura en el mercado laboral que se produce en estos años.


LA LÓGICA DEL PROCESO DE MODERNIZACIÓN DEL GOBIERNO SOCIALISTA: LA ELECCIÓN DE LA RECETA NEOLIBERAL

        El elemento fundamental que va a fracturar el mercado laboral, está en la aprobación de la reforma del Estatuto de los Trabajadores en 1984, por parte del gobierno socialista, tras dar un año de prolongación a las políticas laborales que le habían precedido. En lo básico responderá a una elección de las recetas económicas de carácter neoliberal, que se venía practicando en buena parte del continente europeo, y que suponían seguir los principales dictámenes de la OCDE[19].

        La reforma del Estatuto de los Trabajadores, gira a su vez, como un elemento más de la política económica socialista, en el camino de la reestructuración del sistema productivo de la economía española, debido a su estructura obsoleta que le impedía adaptarse a las nuevas condiciones del mercado internacional.

         Todos estos procesos de ajuste y cambios estructurales están íntimamente relacionados con una especialización productiva, como consecuencia de la nueva división internacional del trabajo, que va a llevarse a cabo en estos años[20]. Es decir, se avanza hacia una estructura moderna, y semejante a la de los países occidentales más desarrollados. La cuestión a debate, es ¿ a qué precio ?.

        Se trató de un proceso global, desarrollado en las diferentes legislaturas en donde gobernó el PSOE, que desde el primer momento tuvo una estrategia clara con respecto a las relaciones labores, basadas en las políticas de flexibilización del mercado. En conjunto, se trata de una política económica, basada en una lógica coherente dentro de la estrategia de modernización del gobierno socialista[21].

        Clave para comprender esta decisión política, además de tener presente la situación de la economía internacional, son las preocupaciones de una parte la derecha española más tradicional y con mayores intereses económicos, y por lo tanto con gran capacidad de desestabilizar la situación política, que ante la llegada de un gobierno socialista, y la posibilidad de que este rompiera con la economía de mercado dio las primeras voces de alarma. Pero la evolución política del PSOE durante la transición (renuncia al marxismo), y más concretamente ya en su programa electoral de 1982, muestran que ni se planteó ni pensó en ir hacia una ruptura con el sistema capitalista vigente en España[22].

        Con la aplicación de esta política, se eliminaban muchos de los miedos de la derecha más tradicional, y sobre todo la más relacionada con los sectores financieros que recibieron con prevención, cuando no con miedo la victoria socialista, aunque poco tardarían en vislumbrase la verdadera dirección de la política económica socialista:

        "Había inquietud por la llegada del PSOE al poder. La mayoría de los bancos limpiaron la casa por dentro, por sí acaso. Yo no diría que sintieran miedo. Se sabía que los socialistas no iban a hacer una política revolucionaria. Lo que había era un cierto temor a los atropellos que pudieran cometer por su inexperiencia", ha señalado el conocido abogado Matías Cortés[23].

        De hecho, el gobierno socialista se encargó desde el primer momento de conseguir un aceptable nivel de estabilización y normalización política para llevar a cabo el proyecto de la modernización, presentándolo como un programa reformista.

        Pero a la vez desde estos primeros momentos, ya hubo voces acreditadas que avisaron de las consecuencias sociales que iba a tener el proceso. Entre las observaciones que se realizaron, ya en la primera legislatura socialista, una de las más acreditadas fue la de Nicolás Redondo, que tanto como diputado socialista como Secretario General de la UGT, avisaba de la desviación de la política socialdemócrata:

        "Yo me di cuenta que a cada logro de los sindicatos el Gobiernos nos pedía que cediéramos nosotros en algún campo. Entonces, ¿qué diferencia hay entre un Gobierno de progreso y otro conservador?. Un Gobierno socialista esta obligado a aplicar medidas progresistas. ¿Por qué nos pedían entonces contrapartidas si lo que nosotros pedíamos era lo que estaban obligados a hacer?" [24].

        Lo curioso del asunto, como ha señalado Fuentes Quintana, es que el PSOE ya una vez en el poder, para llevar a cabo sus políticas de ajuste económico, con su Ministro de Economía, Hacienda y Comercio Miguel Boyer, junto con el Ministro de Industria e Energía Carlos Solchaga a la cabeza[25], volviera a exponer la necesidad de tales reformas, muy en especial la reforma laboral, como condición para el asentamiento del orden democrático, que a la postre le resultaría políticamente muy productivo[26].

El debate sobre la política económica del gobierno socialista. ¿Los dilemas de la socialdemocracia?

        El debate sobre la política económica del gobierno socialista, se ha centrado en varias discusiones y modelos de análisis, entre los que destaco los tres principales, aunque también considero que es necesario advertir que en este aspecto, sigue habiendo una importante laguna historiográfica que debe cerrarse cuanto antes.

         En primer lugar para autores cercanos a las políticas del mismo gobierno, como J. Maravall[27], J. L. Tezanos[28], y R. Dorado[29] se trató de una salida progresista de la crisis económica; una segunda corriente estaría encabezada por J. Petras[30] y M. Etxezarreta[31] para quienes se trataría de una clara estrategia de modernización basada en los principios económicos neoliberales, que a su vez responde a las políticas económicas predominantes en el resto del continente europeo; y por último autores que se situarían en una posición más intermedia del prestigio de Ch. Powell[32] y C. Boix[33], lo ha identificado como los típicos dilemas de la socialdemocracia.

La reforma del Estatuto de los Trabajadores en 1984

        La clave de la política de empleo, en esta primera etapa del gobierno socialista, está en la modificación en 1984 del Estatuto de los Trabajadores, donde se introducen nuevas formas de contratación y de despido, vinculadas a la reducción de los costes laborales mediante la moderación salarial y la flexibilización del «mercado de trabajo». En fin, el objetivo de la reforma fue la flexibilización de las formas de contratación.

        Esta primera etapa se extendería hasta los años 1992-1993, en donde ante la gravedad de la crisis económica y las altas tasas de desempleo, se introducen nuevas reformas laborales, que profundizarán aún más en estas políticas flexibilizadoras del mercado de trabajo.

        Además esta nueva reforma contaba con dos antecedentes, que ya habían abierto el camino a la flexibilización y liberalización del mercado de trabajo: 

        a) La primera iría desde 1978 a 1981, tras la firma de los Pactos de la Moncloa, y se centra en una serie de propuestas limitadas. Para el caso de estudio analizado, hay que mencionar un "Programa experimental de empleo juvenil". En esta primera etapa se produce la aprobación del Estatuto de los Trabajadores de 1980.

        b) La segunda etapa se produce tras la firma de 1981 del Acuerdo Nacional de Empleo (ANE), en el que se plantea la creación de un conjunto de programas de fomento del empleo y reparto en prácticas, donde se introducían diferentes modalidades de contratación, como temporales a tiempo parcial o jubilación anticipada a los 64 años.

        c) La tercera fase, se produce con la modificación del Estatuto de los Trabajadores[34] con la Ley 32/1984 de 2 de agosto, donde se diversifican diferentes formas de contratación.

Los acuerdos principales de la reforma

        La reforma del Estatuto de los Trabajadores es una cuestión que se extiende en el tiempo, y en cuyo seno se van a ir aprobando una serie de medidas, muchas de ellas encaminadas a la cuestión del empleo juvenil. A continuación se presentan las principales medidas:

  • 1. Contratos de duración determinados de carácter estructural: tras la modificación del Estatuto de los Trabajadores, se introduce "como excepciones al principio general de la contratación indefinida", varias modalidades de contratación: contrato de fin de obra, contrato por circunstancias de producción, contrato de interinidad, contrato por lanzamiento de una nueva actividad (Real Decreto 2104/1984).

  • 2. Contratos de inserción. Dirigidas especialmente a los jóvenes, y con la idea de combinar de alguna forma formación y trabajo, plantea dos modalidades de contratación: la primera mediante los contratos en prácticas, y la segunda a través del contrato para la formación (Real Decreto 1992/1984).

  • 3. Contratos temporales para el fomento del empleo. Dirigidos a los trabajadores desempleados. Se establece un contrato cuya duración máxima sea 3 años y un mínimo de 6 meses, y donde se establecen una serie de limitaciones para evitar un encadenamiento de estos tipos de contratos (Real Decreto 1989/1984).

  • 4. Por último se establecen otras modalidades de contratación. Se establecen seis tipos de contratos de fomento del empleo, aunque cuatro son los que nos interesan aquí:

  • a. Contrato a tiempo parcial (Ley 32/1984 de agosto y Real Decreto 1991/1984).

  • b. Contrato de relevo (Ley 32/1984 de 2 de agosto y Real Decreto 1991/1984).

  • c. Contrato de trabajadores mayores de 45 años (artículo 17.3 del Estatuto de los Trabajadores y Real Decreto 799/1985).

  • d. Contrato por tiempo indefinido de trabajadores jóvenes desempleados menores de 26 años y otros colectivos (artículo 17.3. del Estatuto de los Trabajadores y Real Decreto 799/1985)[35].

        La reforma del Estatuto de los Trabajadores perseguía tres objetivos principales:

  • 1. Reducir incertidumbres empresariales y obstáculos a la contratación;

  • 2. Crear un cuadro de figuras claras, estables y flexibles;

  • 3. Favorecer el necesario ajuste de las fórmulas contractuales diseñadas a las características de los requerimientos del sistema productivo, es decir, de las empresas.

        Entre las evidencias más inmediatas para explicar las razones internas del gobierno, estaba en primer lugar que la misma modificación del Estatuto de los Trabajadores en 1984, suponía dejar claro los limites del modelo de relaciones laborales aprobado cuatro años antes, así como su incapacidad para resolver los graves problemas que se estaban produciendo

         Además para esas fechas se era consciente que la promesa electoral de crear 800. 000 puestos de trabajo en la primera legislatura no se iba a cumplir[36]. La solución fue tomar medidas drásticas, que ponían en crisis manifiesta todo el modelo. El periódico ABC en un editorial titulado El Paro Socialista señalaba tan alarmante situación:

        "La realidad económico española se desvía una y otra vez de los cálculos y de las promesas del Gobierno socialista. Aquellos 800.000 puestos de trabajo que fueron el gran señuelo electoral van a caer por el lado opuesto al que se prometió; no por el signo más, sino por el signo menos. Ferrer Salat acaba de subrayar la inversión de esa aritmética. Se perderá dice, 800.000 puestos de trabajo, en lugar de ser creados" (ABC, 16 de julio de 1984)

        En segundo término, suponía dejar fuera de juego a los sindicatos, ya que la aprobación de esta serie de medidas suponía fragmentar el mercado laboral, entre dos tipos de contratos de trabajo, y de este modo elementos de presión y lucha, como la huelga general, quedaban debilitados.

        De hecho, a pesar de las reticencias de los sindicatos, especialmente con la oposición de CC.OO. la reforma se llevó adelante, en un momento en el que como anteriormente se ha señalado, el objetivo de la modernización económica se anteponía a cualquier otra prioridad de mejora o de cualquier tipo.

        Para expertos como Palacio Morena el caso español dentro del conjunto de la OCDE, fue un caso excepcional, debido a que al final para comprender la política de empleo, se había primado los abaratamientos directos de los costes laborales, reforzando la política de reducción de costes laborales instrumentada a través de la política de rentas y de «flexibilización de la contratación»[37].

        La clave teórica del proceso era eliminar la "hipotética" rigidez en la regulación de la contratación para facilitar que la importante masa de población sin empleo tuviera la posibilidad de acceder a un puesto de trabajo, en un período en el que se esperaba aprovechar el tirón de la reactivación económica[38].

         Veremos ahora como el proceso, además de no evitar un aumento del paro a niveles históricos nunca alcanzados, produjo una fracturación y precarización en el mercado laboral.


EL PROCESO DE DUALIZACIÓN EN EL MERCADO DE TRABAJO. EL CAMINO DE LA PRECARIEDAD

        A la hora de hacer balance de las primeras consecuencias que tuvo la reforma del Estatuto de los Trabajadores, el elemento clave está en el proceso de dualización del mercado laboral español, que terminará creando una verdadera ruptura (o cambio) generacional en la sociedad española[39].

         J. García de Polavieja ha sido uno de los autores que más han tratado la cuestión, y en uno de los artículos básicos para comprender todo este proceso, señalaba lo que es la síntesis del mismo:

        "For particular historical and political reasons, the flexibilisation strategy implemented in the 1984 labour market reform -which was reinforced with further legal changes in 1992- set in motion a process of dualisation of employment. Flexibilisation was exclusively applied to new entrants in the labour market, while permanent workers continued to enjoy the privileges of very rigid employment security legislation, which makes their dismissal very costly for employers. The consequence has been the increasing differentiation of the Spanish workforce along the lines of an insider-outsider divide. Employment adjustments have been concentrated on fixed-term workers, while the employment security of permanently employed insiders has remained unaffected it no reinforced. Today, fourteen years after the 1984 reform, Spain not only has the highest proportion of temporary work of all OECD countries -currently 33.7% of the Spanish salaried workforce have a fixed-term contract- but continues to have the highest rate of unemployment (around 21%)"[40].

        Con los decretos que se llevan adelante, a través de la reforma del Estatuto de los Trabajadores, se va a producir una autentica fractura del mercado laboral, en donde las condiciones de acceso y permanencia están dividas en dos grandes bloques.

        Por un lado, están los trabajadores que entraron en sus puestos de trabajo con anterioridad a estas reformas laborales, y como norma general se encuentran en trabajos fijos, y sus reivindicaciones se han convertido en la mayoría de los casos en mantener estrictamente sus intereses corporativistas. Esto se ha reflejado especialmente a la hora de negociar la cuestión de las subidas de los salarios en los diferentes Acuerdos Macros, en donde la actitud de los sindicatos, principalmente UGT y CCOO en menor medida, terminaron favoreciendo, cuando no impulsando, las actitudes neocorporativistas de los trabajadores fijos, en detrimento de los intereses de los trabajadores temporales, normalmente ocupados por jóvenes y mujeres.

        Esta fragmentación del mercado laboral se puede analizar desde diferentes ángulos: cómo varían las condiciones de trabajo dependiendo del tipo de contrato, así como todo un proceso de elementos que forman parte de las relaciones laborales más cotidianas, convirtiendo a las personas con los tipos de contrato que establece la reforma del Estatuto de los Trabajadores en asalariados de segunda.

        En el Informe Petras se señala, con especial preocupación, el análisis sobre los costes sociales y humanos de este proceso de dualización del mercado laboral, a la vez que denunciaba todos los abusos cometidos en nombre de la tan citada modernización:

        "La clase trabajadora española está profundamente dividida entre una menguante minoría de trabajadores fijos y sindicados, con un salario llevadero y beneficios complementarios, y una masa creciente de trabajadores eventuales que trabajan por el mínimo (o por debajo del salario mínimo) con horarios irregulares (que oscilan de unas pocas horas a la semana a cincuenta o más), sin beneficios complementarios y totalmente sujetos a los dictados del empresario. Esta división social corresponde en gran parte a una diferencia generacional, que a su vez coincide con los cambios en las estrategias económicas globales" [41].

        Otro de los rasgos característicos que establecen las nuevas formas de contratación, recordemos todas ellas dentro de lo establecido en la reforma del Estatuto de los Trabajadores de 1984, es que en una gran mayoría de los casos, los contratos temporales son excluidos del convenio colectivo, además de que se suele negar otro tipo de derechos, como pluses o primas, condiciones de higiene, seguridad, haciendo de los contratos temporales, mayormente utilizado para las más jóvenes una mano de obra barata y precaria.

        Este proceso de dualización del mercado laboral español, produce dos efectos de gran consideración; a) por un lado tiene como consecuencia la apertura en el abanico salarial; b) por otro lleva a la desestructuración de las carreras profesionales de los individuos.

        Son estos dos últimos fenómenos especialmente graves, ya que rompen la cohesión cultural que los trabajadores habían mantenido durante el período anterior, todo ello al reducir los espacios comunes de los mismos. Es decir, estamos ante una arma legislativa del modelo de relaciones laborales neoliberal (ya utilizada en el modelo laboral anglosajón) para debilitar la acción común de la clase trabajadora[42]. De hecho, a la larga la reforma del Estatuto de los Trabajadores, junto con otras medidas encaminadas a flexibilizar y liberalizar el mercado supuso un considerable impacto diferenciador sobre la clase trabajadora.

        Uno de los argumentos esgrimidos por el gobierno a la hora de redactar la reforma, fue que señaló que la mayor parte de los contratos temporales al año se convertían en fijos, hecho, que según han demostrado en un artículo imprescindible sobre el tema de F. Fernández, L. Garrido y L. Toharia[43], está lejos de haberse cumplido. Por el contrario el proceso que se ha dado, ha sido el de la sustitución constante del trabajador fijo por el trabajador temporal, especialmente en el caso de las mujeres jóvenes y de los trabajadores mayores de 45 años.

Las trayectorias de la precariedad

        Con lo anteriormente dicho, otra de las consecuencias a sumar por la reforma del Estatuto de los Trabajadores, ha sido la modificación de los caminos que deben recorrer los jóvenes en su trayectoria profesional para incorporarse al mercado laboral. En concreto, el modelo dominante del proceso ha sido, siguiendo la clasificación de J. Casal Bataller, las Trayectorias de precariedad:

         "La inserción profesional en la precariedad está definida por un itinerario de resultados escasamente positivos y constructivos respecto al mercado de trabajo: situaciones de paros intermitentes, rotación laboral fuerte y subocupación son tres características dominantes"[44].

         Entre los datos básicos sobre la cuestión de las trayectorias de precariedad, están los proporcionados en los documentos de una conferencia organizada por el PSOE en diciembre de 1985, titulada: "Un proyecto de futuro para la juventud", en ella se aportaban las siguientes (y desoladoras) cifras basadas en datos oficiales: cada año salían del sistema educativo en torno a 400. 000 jóvenes, de los cuáles el 10% dejaba de buscar trabajo después de un año, ante la situación del mercado laboral, pasando a una situación de inactividad; y en torno a un 40% de los jóvenes parados buscaban durante dos años un primer empleo.

        Además en ese mismo informe de presentación se señalaba, que si la tasa de paro en ese momento estaba situada en el 21,2%, alcanzaba el 56,1% para los jóvenes de 16 a 19 años, y el 44,1% para los de 20 a 24 años.[45]

La visión del gobierno socialista sobre la cuestión de la precariedad en el empleo / paro juvenil

        Aspecto crucial que debe revestir el análisis del proceso de dualización del mercado laboral, con la consiguiente ruptura generacional, es la visión que se tuvo tanto desde el propio PSOE como desde el gobierno. Con las escasas fuentes que se pueden hallar en los archivos (generalmente fuentes de carácter oficial) o en alguna que otra declaración a prensa o artículos en revistas especializadas, se puede afirmar que desde los cuadros de organización y del gobierno se percibió y se fue consciente del fenómeno desde el principio.

        La visión del problema fue percibida en todo momento, como señala la propia documentación interna del PSOE, mostrando a la vez una considerable incapacidad política para resolver los problemas que sus mismas políticas "modernizadoras" estaban creando con respecto al mercado laboral:

         "El nivel actual alcanzado por el paro, con ser alarmante, no es más que un índice de la gravedad de la situación, junto a ello está el aumento persistente del número de personas que, necesitando, deseando y estando capacitadas para trabajar, ni siquiera buscan empleo ante la imposibilidad manifiesta de encontrarlo. Con ello el número de personas desocupadas que dependen de cada persona empleada no ha dejado de crecer en los últimos años, a un ritmo superior al que indican las cifras de paro. En el futuro nada indica que las cosas vayan a mejorar a no ser que se adopte una política decidida para modificar la escasa capacidad de generación de empleo de las inversiones y la evolución actual de la oferta de fuerza de trabajo, ya que el crecimiento previsible de ésta, motivada por la llegada de generaciones crecidas a la edad de trabajar y por la incorporación de la mujer al trabajo, desbordando con mucho la demanda que puede originarse en el sistema productivo"[46] (La negrita es mía)


LOS COSTES SOCIALES Y HUMANOS DEL PROCESO DE DUALIZACIÓN DEL MERCADO DE TRABAJO

         Uno de las tareas pendientes por hacer de la historiografía, en mi humilde opinión, es analizar lo que se ha denominado los costos sociales del desarrollo o como lo ha definido el sociólogo J. de Miguel las consecuencias no queridas del desarrollo[47]. Porque detrás de todo proceso de modernización, de todas las grandes cifras porcentuales y estadísticas, se esconden realidades humanas, que no son lo suficientemente valoradas ni por los políticos que toman las decisiones, ni por los historiadores, a los que en muchas ocasiones les ha faltado dar un rostro humano a sus análisis.

         A continuación se analizan algunas de las consecuencias, a nivel social y humano, dentro de lo que se puede reducir la escala en un artículo tan corto, para plantear esas consecuencias no queridas de la modernización.

        En primer lugar, se ha de señalar que todas estas trayectorias de precariedad de los jóvenes, tienen un importante coste social y humano en las actuales sociedades, en cuanto a dos cuestiones básicas: la ciudadanía y la emancipación social.

         Los costes sociales y humanos del proceso de flexibilización del mercado laboral, insistimos aún no analizados de manera completa por la historiografía, y solamente esbozados por la sociología, no solo afectan a meras cuestiones laborales, sino que sus implicaciones van mucho más allá: aumentos de los niveles de pobreza, la reproducción de las desigualdades existentes, formación de identidades colectivas, etc. Todo un conjunto de temas políticos, económicos, ideológicos, sociales, culturales, que se encuentran detrás de un cambio generacional.

         De nuevo la pregunta clave que nos debemos hacer es: ¿Es hoy nuestra sociedad, tras el proceso de modernización de los gobiernos socialistas, más o menos desigual?.

        Entre las consecuencias sociales fundamentales, esta el hecho de que en la evolución de estas trayectorias de precariedad, marcadas a su vez por el cambio generacional están terminando por construir un nuevo y verdadero ejército de reserva (del capitalismo) para el mercado de trabajo como una consecuencia directa del mismo proceso[48].

        Un segundo efecto, ya mencionado anteriormente, es la apertura de un gran abanico salarial entre la clase trabajadora. Este coste es especialmente grave para dos sectores de la población: los más jóvenes y las mujeres, donde las diferencias saláriales por un mismo trabajo tienen importantes diferencias.

        Este abanico salarial permite, aún si cabe, hacer más duras lo que anteriormente se definió como las trayectorias de precariedad, que se han mostrado a lo largo del tiempo, como fabulosos mecanismo para presionar los salarios a la baja[49], y así disciplinar al resto de los trabajadores, teniendo como resultado final una mano de obra dócil y de gran movilidad[50].

        Uno de los datos más reveladores en este sentido, es un informe del Instituto Sindical de Estudios (relacionado con UGT), sobre el coste y políticas de rentas, que señalaba en 1991 sobre la cuestión de los salarios los siguientes datos:

        "Los salarios de los trabajadores sujetos a contratos temporales son netamente inferiores a los de los trabajadores con contratos estables; según el servicio de Estudios del BBV, el conjunto de trabajadores temporales, que suponen un 30% del total de los asalariados, sólo perciben el 20% de la masa salarial.

        La incorporación de estos nuevos trabajadores con contrato temporal ha deprimido el crecimiento de las rentas saláriales haciendo que el salario por persona apenas se incremente en términos reales durante el período de reactivación económica.

        Según los últimos datos del INE, los trabajadores temporales estarían percibiendo salarios inferiores respecto a los trabajadores fijos en más de un 35%"[51].

        Otro dato clave relacionado con la cuestión de los salarios, fue la evolución del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), donde se muestra como en la década de los ochenta tuvo una marcada fase de retroceso, perdiendo en términos de capacidad adquisitiva, como muestran las siguientes cifras: se pasa del 38% del SMI en 1980 al 28% en 1991[52].

        Una tercera consecuencia, y ésta de un mayor calado para el conjunto de la ciudadanía y del sistema familiar, es la manifiesta imposibilidad de emanciparse de los hogares hasta edades muy avanzadas, debido a su vez a la incapacidad económica de afrontar créditos hipotecarios, y de construir una experiencia profesional acreditable.

La cultura laboral de la temporalidad

        Entre las consecuencias más importantes derivadas de las modificaciones que se introdujeron con la reforma del Estatuto de los Trabajadores en 1984, está el abuso de las formas de contratación basadas en la temporalidad, que a su vez responde a lo que se ha denominado como la cultura empresarial de la temporalidad, definida así por L. Cachón en torno a tres ejes básicos:

  • 1.    La lógica del no-riesgo;

  • 2.    La lógica de la reducción de costes;

  • 3.    La lógica de la selección de personal [53]

        El aumento de la contratación temporal ha dado un salto vertiginoso, de este modo si en una fecha no tan lejana como el segundo trimestre de 1987, el porcentaje se situaba en un 15,6%, tres años más tarde representaban más de un tercio de los contratos totales. De hecho, 1997 se llegaba al 33.69% de contratos temporales, pero aquí evidentemente habría que tener en cuenta la proyección de otras reformas laborales que siguieron en el tiempo[54].

        Además las nuevas formas de contratación a lo largo del tiempo se han mostrado perversas, ya que el desempleo, ha mostrado carácter cíciclo que responde a unas deficiencias estructurales, anteriormente mencionadas. Lo cual no ha evitado a su vez una degradación mayor en las nuevas formas contractuales del mercado laboral.


EL CAMBIO GENERACIONAL EN LA SOCIEDAD ESPAÑOLA

         "El marco de relaciones entre padres e hijos se ha debilitado, pudiendo hablarse de alejamiento generacional. Para muchos jóvenes, las normas, ideas y valores familiares tradicionales carecen de vigencia y se sienten alejados ideológicamente de los padres desde edades tempranas. Pero no hay más remedio que vivir en casa, aunque tener una vida independiente sea una necesidad vivencial de primer orden.... Los posibles conflictos se neutralizan porque por el momento hay pocas salidas a esta situación".

        De este modo tan claro y a la vez tan rotundo se mostraba el informe para la conferencia Un proyecto de futuro para la juventud[55], organizada por el PSOE, y que ya planteaba el cambio generacional que en ese momento se estaba desarrollando, derivado de las propias políticas económicas llevadas a cabo, dentro de la lógica de la estrategia de la modernización.

        Lo primero que cabe señalar sobre la actitud del PSOE con respecto a esta cuestión, como anteriormente se hizo con respecto sobre las implicaciones de la reforma del Estatuto de los Trabajadores en 1984, es que se puede afirmar que la cuestión del cambio generacional no ocupó un papel destacado, cuando no secundario, entre las preocupaciones del gobierno socialista, en base a la documentación que a día de hoy se puede consultar.

        Entre la escasa documentación del propio PSOE que se encuentra sobre el tema, se ha de señalar el muy mencionado Programa 2000, en donde se indicaban algunos aspectos sobre las consecuencias del paro juvenil y el cambio generacional:

        "Toda esta situación del paro provoca: aumento de la dependencia familiar, nuevas vías alternativas de socialización, que conducen a la marginalidad o la disidencia; una sociedad dual ( los que tendrán trabajo y los que no); Se genera una situación frustrante, puesto que se vive en unas condiciones mejores que las que han tenido las generaciones anteriores, pero desde la perspectiva personal, se duda de poder superarlas o incluso mantenerlas" [56].

         Pero el cambio generacional va mucho más allá de la cuestión de las relaciones laborales, como ya anteriormente se señaló, y sobre todo incide en la configuración del ciclo vital de las jóvenes que en ese momento accedieron al mercado de trabajo, donde los sentimientos de frustración y desengaño han sido constantes, debido por un lado a las altas tasas de optimismo autocreadas y por otro ante la situación real de la sociedad.

        Otra de las consecuencias del cambio generacional ( probablemente uno de los mejores indicadores de tal cambio), que se han demostrado en los diferentes estudios, es la modificación en cuanto al valor que se atribuye al trabajo, así como las frustraciones creadas debido a la contradicción entre saberse las mejores generaciones preparadas y por otro, tener escasas oportunidades de encontrar trabajo, tal como señalara un revelador informe del Departamento Confederal de la UGT en una fecha tan temprana como 1985, titulado La idiosincrasia juvenil y la labor del departamento:

         "Se quiebra con ello y sin respuesta hasta ahora, el "valor trabajo" como máxima muestra simbología en las relaciones sociales, dando paso a una cultural del "narcisismo" o del "ocio" que necesariamente tendrán que superar la "cultura del trabajo de la sociedad industrial. E intuitivamente los jóvenes son los más preparados; instintivamente, aunque no han sido preparados "oficialmente" para ello ya que el sistema educativo que han soportado, además de malo, fue y ha sido sistemáticamente para consolidar los valores ideológicos de la burguesía y, con aún menos éxito, para especializar a la mano de obra en un sistema productivo que hace años que se encuentra en crisis"[57].

        Además se produce una importante paradoja, y es el hecho de que a unas mayores inversiones familiares en los hijos durante el último cuarto del siglo XX, no han ha podido contrarrestar los efectos negativos del sistema económico neoliberal implantado en España, de tal modo que el resultado final, es una tendencia general a la movilidad intergeneracional hacia abajo.

        El mismo cambio ( o ruptura ) generacional, se observa principalmente en la modificación en el sistema de valores de la España de los años 80 y 90[58].

EL JUEGO DE LAS CUATRO ESQUINAS

        Tras todo lo visto, cabe preguntarse como no se produjo un estallido dentro de la sociedad española, durante los años ochenta y los primeros noventa. En mi opinión, hay dos respuestas básicas para afrontar esta cuestión:

          a)   En primer lugar, la capacidad de absorción de población activa por parte de la economía sumergida, donde los diferentes estudios no se ponen de acuerdo en las cifras que abarcó[59].

          b)   En segundo lugar, se puede explicar por el papel fundamental de contención y moderación que ha jugado la familia española, en todo el proceso de modernización económica de estos años[60].

         En definitiva se trata de lo que en su momento el sociólogo Víctor Pérez Díaz denominó como la sociedad de las cuatro esquinas, término que le sirve para explicar como una sociedad como la española, sometida no sólo ya a las altas tasas de paro, sino a una situación de gran complicación política, con numerosos casos de corrupción y una degradación moral de la misma, no explotara[61].


CONCLUSIONES

        De este modo, cuando en el verano de 1996 se daba a conocer el tan mencionado Informe Petras, éste tan sólo planteaba una dura y cruel realidad social, conocida por miles de jóvenes, de padres y madres, en definitiva por familias enteras.

         Pero sobre todo el Informe Petras sirvió en su momento y nos sirve ahora, si cabe aún más tras un largo período de reflexión, para plantear con claridad las consecuencias sociales y humanas del proceso de modernización en la España de la década de los ochenta y primeros noventa.

        De este modo se pueden establecer como consecuencias del proceso de modernización, aparte del ya mencionado cambio generacional, dos hechos de gran gravedad, tal como señalara J. Petras:

        1. El aumento de las desigualdades en la sociedad española, como consecuencia de las políticas económicas y sociales de claro corte neoliberal.

        2. En segundo lugar, el proceso de modernización condujo al debilitamiento del sistema democrático debido a la forma de gobernar de los socialistas, con un claro corte autoritario[62].

        El debate que se debe realizar, se ha de centrar en el análisis del impacto de la modernización en la estructura social, y plantear si la estrategia de la modernización ha conducido a una mayor igualdad económica y libertad política o se ha dado el caso contrario.

        Así de este modo quedan planteadas algunas hipótesis de trabajo sobre el cambio generacional padre-hijos que se produce en la sociedad española del tiempo presente. Aunque en el artículo se ha insistido en concreto sobre la influencia decisiva del proceso de dualización del mercado de trabajo, se han de abordar otros muchos aspectos políticos, sociales, culturales para tener un análisis aproximativo de uno de los cambios más trascendentales en la Historia reciente de España.


Notas

[1] A. GUERRA, "La década del cambio" en A. GUERRA & J. F. TEZANOS, La década del cambio. Diez años de gobierno socialista, 1982-1992, Madrid, Sistema, 1992, pp. 12.

[2] El título de las tesis es: "El cambio generacional en la sociedad española en la década de la consolidación de la democracia (1982-1992). Un análisis histórico del proceso de modernización y dualización del mercado laboral", dirigida por el catedrático Dr. Julio Aróstegui. Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid

[3] J. PETRAS, El informe Petras. Padres-Hijos. Dos generaciones de trabajadores españoles. Edición Digital de la Revista Ajo Blanco.1995. http://www.cgt.es/descargas/SalaLectura/informe-petras.pdf Hay que reseñar que el citado Informe Petras fue encargado en su día por el CSIC, pero que por los datos tan desoladores que ofreció en su momento, terminó en algún archivo sin publicarse. Finalmente en el verano de 1996 la revista Ajoblanco, en una valiente decisión terminarían publicándola.

[4] J. ARÓSTEGUI., "La transición política y la construcción de la democracia (1975-1996)" en J. A. MARTÍNEZ (Coord.), Historia de España. Siglo XX. (1939-1996), Madrid, Cátedra, 1999, pp. 244.

[5] J. F. TEZANOS, "El papel social y político del PSOE en la España de los años ochenta. Una década de progreso y democracia" en A. GUERRA & J.F. TEZANOS, La década del cambio..., pp. 23-25.

[6] Esta obsesión por parte de Felipe González en conseguir y mantener la estabilidad, terminaría derivando en un presidencialismo con un importante contenido antidemocrático, como señalaran J. SINOVA & J. TUSELL, La crisis de la democracia en España. Ideas para reinventar nuestro sistema político, Madrid, Espasa, 1997.

[7] F. FERNÁNDEZ MARUGA, "La década de los ochenta: impulso y reforma económica" en A. GUERRA & J. F. TEZANOS, La década del cambio..., pp. 137.

[8] La situación de la estructura productiva de la economía española ha pasado en el último medio siglo por unas transformaciones muy profundas, y que constituyen un factor explicativo de primer orden para el mercado laboral. Como es evidente, estos cambios no se producen en una década, sino que debe recurrir a las teorías de ciclos largos para comprender dichas transformaciones. Sobre está cuestión ver C. A. ZALDIVAR & M. CASTELLS, España, fin de siglo, Madrid, Alianza, 1992. Que en su momento fue un informe para el gabinete de presidencia tras diez años de gobierno socialista, y que aporta un dossier completo y extenso de datos sobre el proceso aquí mencionado.

[9] Datos extraídos de F. Fernández Maruga, 1992. pp. 137-139.

[10] J. M. MARAVALL, " Democracia y socialdemocracia. Quince años de política en España", Sistema, n. 100 (1991), pp. 41-67.

[11] L. TOHARIA, Las diferentes explicaciones del desempleo en España y sus consecuencias para la política de empleo" en L. FINA et L. TOHARIA, Las causas del paro en España. Un punto de vista estructural, Madrid, Fundación IESA, 1987. pp. 69-101.

[12] Datos sobre paro y crecimiento de población activa véanse los artículos de F. Fernández Maruga, 1992, pp. 178; G. GARCÍA, "El mercado de trabajo: El problema del paro", en J.L. GARCÍA DELGADO & J.C. JIMENEZ, España, economía ante el siglo XXI, Madrid, Espasa, 1999, pp. 330; F. FERNÁNDEZ, L. GARRIDO, L. TOHARIA (1991) en F. MIGUELEZ, & C. PRIETO, (Coord.), Las relaciones laborales en España, Madrid, Siglo XXI, 1991, pp. 43-96.

[13] L. MARTÍNEZ NOVAL, "La distribución personal de la renta en España (Una contrastación de la alternativa eficiencia-equidad)" en A. GUERRA & J.F. TEZANOS, La década del cambio..., pp. 661.

[14] G. García, 1999, pp. 336-337.

[15] M. NAVARRO, "Cambios sociales en los años ochenta" en A. GUERRA & J.F. TEZANOS, La década del cambio..... pp. 643-645.

[16] C. A. Zaldívar & M. Castells, 1992, pp. 123.

[17] A. ZABALZA, "La recensión de los noventa bajo las perspectivas de los últimos treinta años", Moneda y Crédito, n. 202. (1996), pp. 24.

[18] Según el informe del Ministerio de Economía y Hacienda, sobre la "Encuesta sobre Condiciones de Vida y Trabajo", Madrid, 1988, se calcula que el empleo en la economía sumergida abarcaba un 21,9% del empleo real, pp. 24-34. En A. Zaldívar y M. Castells, 1992. pp. 125., calculan que para mediados de la década de los ochenta que una cuarta parte de la población activa trabajaba en la economía sumergida.

[19] Véase al respecto los informes elaborados por la OCDE, concretamente El paro juvenil. Causas y consecuencias, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1984.

[20] A. VÁZQUEZ BARQUERO, "La dinámica económica y reestructura productiva en España" en F., MIGUELEZ & C. PRIETO, Las relaciones laborales..., pp. 6.

[21] Sobre las características de la política neoliberal aplicadas por los gobiernos socialistas véase de J. Petras: "Spanish Socialism: The Politics of Neoliberalism" en J. KURHT & J. PETRAS, Mediterranean Paradoxes. Politics and Social Structure in Southern Europe, Oxford, Berg Publishers, 1993.

[22] Al respecto véase M. MÉNDEZ LAGO, La estrategia organizativa del Partido Socialista Obrero Español (1975-1996), Madrid, Siglo XXI, 2000. El documento más clarificador de esta estrategia económica esta ya presente en el mismo proyecto de programa electoral, en Archivo Histórico Fundación Largo Caballero (AHFLG, en adelante) en PSOE. COMITÉ ELECTORAL FEDERAL. Proyecto de programa electoral del PSOE. Madrid, septiembre de 1982. Tomos I y II. AI-139-03.

[23] Opinión extraída de C. GARCIA ABADILLO, El balance. Luces y sombras de la España del PSOE, Madrid, Temas de Hoy, 1997, pp. 18.

[24] C. García Abadillo, 1997, pp. 19.

[25] La trayectoria biográfica tanto de M. Boyer como de C. Solchaga en este sentido son muy reveladoras, para averiguar, en la medida de lo posible, de donde proceden las políticas neoliberales llevadas a cabo desde sus respectivos ministerios de Economía e Industria. Ambos provienen del Centro de Estudios del Banco de España, así como coinciden en el Departamento de Economía Aplicada de la Cátedra de Pedro Schwart. En resumen, proceden desde antes de la instauración de la democracia de los mismos centros de poder y de control de la economía española. Y de esta forma, están cerca también de personajes de la importancia en estos años de Mariano Rubio, Julio Feo, F. Baeza. De hecho, un punto de reunión clave será la Revista España Económica dirigida por Rogelio Madariaga. Con el paso del tiempo todos irán confluyendo, tras breves estancias en el sector privado (por ejemplo Solchaga en 1976 dirige el Servicio de Estudios del Banco de Vizcaya en Bilbao). Datos extraídos de la Tesis Doctoral, aún en fase de preparación de Gustavo MUÑOZ, titulada Cultura política del socialismo español (Universidad Pública de Navarra) . Véase también J.F. TEZANOS, Sociología del socialismo español, Madrid, Tecnos, 1983.

[26] E. FUENTES QUINTANA, "La economía como profesión. Una memoria personal" en J. L. GARGÍA DELGADO & J.C. JÍMENEZ, España, economía.... pp. 744.

[27] J. Maravall, 1992. pp. 58.

[28] J.F. Tezanos, 1992.

[29] R. DORADO, "La estrategia del Gobierno durante los años ochenta" en A. GUERRA & J.F. TEZANOS, La década del cambio...,. pp. 57-83.

[30] J. Petras, 1993, 1995.

[31] M. ETXEZARRETA ( Coord.), La reestructuración del capitalismo en España, 1970-1990, Barcelona, ICARIA, 1991.

[32] CH. POWEL, España en democracia, 1975-2000, Barcelona, Plaza & Janes, 2002.

[33] C. BOIX, "Building a socialdemocratic strategy in Southern Europe: Economic policy under the González gobernment 1982-1993" Working Papers del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales. Instituto Juan March de Estudios e Investigaciones. Madrid, 1995/69.

[34] En cuanto al Estatuto de los Trabajadores de 1980, ya introducía una cierta práctica de la flexibilización de la contratación laboral, mediante tres instrumentos básicos: 1. Ampliación de los mecanismos de contratación temporal, para determinados grupos de trabajadores; 2. Contratación en prácticas y para la formación; 3. Contratación a tiempo parcial. Véase al respecto L. CACHÓN "Políticas de empleo juvenil en España en las políticas (dichas) de «inserción» y las prácticas de «temporalidad»" en L. CACHÓN (Dir.), Juventudes, mercados de trabajo y política de empleo, Valencia 7 i Mig, 1999.Juventudes..., pp. 101.

[35] Para una valoración interna del PSOE sobre el desarrollo en los dos primeros años de la reforma del Estatuto de los Trabajadores, ver los Informes provenientes del Boletín de Comunicación Interna de la Secretaria de la Ejecutiva Federal. AHFLC. Dossier AI-139-05 II. Gestión de las áreas de trabajo y seguridad social (1983-1985). Octubre de 1985. y Dossier AI-139-05. Tres años de gestión socialista, nº 9.1 de febrero de 1986. En ambos informes se valora como altamente positiva la reforma del Estatuto de los Trabajadores, omitiendo, cuando no mal interpretando los datos mismos del desempleo. La lectura de estos documentos plantea lecturas excesivamente simplistas, partidistas, y coyunturales.

[36] En junio de 1983 el Ministro Carlos Solchaga señalaba la imposibilidad de cumplir el compromiso electoral, de hecho lo que se produjo entre los años 1982 y 1986 fue el aumento del desempleo en 825.000 personas, pasando de un 16,4% al 21,3% de población parada. Tampoco se puede olvidar que la propuesta de introducir la promesa electoral se hizo a instancias de UGT, tal como ha señalado CH. Powell, 1999, pp. 353.

[37] J.I. PALACIO MORENA, "La política de empleo" en F. MIGUELEZ & C. PRIETO (Coord.), Las relaciones laborales...., pp. 326.

[38] En la exposición de motivos de la reforma del Estatuto de los Trabajadores se planteaban las siguientes razones: "era dotar el marco legal de una mayor claridad y estabilidad para reducir la incertidumbre empresarial de las actuaciones que conducen a la creación de nuevos puestos de trabajo y el necesario ajuste de la demanda a las características de la oferta de trabajo. Al mismo tiempo se persigue facilitar la inserción de los jóvenes trabajadores y la vuelta de los trabajadores desempleados a puestos de trabajo generadores por el proceso productivo" (Exposición de motivos de la Ley 32/1984).

[39] Sobre esta cuestión se cuenta con una bibliografía escasa, en donde se ha de seleccionar trabajos sectoriales. Ver A. RECIO, "La segmentación del mercado de trabajo en España" en F. MIGUELEZ & C. PRIETO, Las relaciones laborales..., pp. 379-408; J. Petras, 1993, 1995; y muy especialmente se ha de reseñar el trabajo de J. García de Polavieja: "The dualisation unemployment risks class and insider / outsider patterns in the Spanish labour market", Working Papers del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales. Instituto Juan March de Estudios e Investigaciones. Madrid 1998/128. Por el contrario sobre la cuestión del proceso de dualización, algunos sociólogos, han negado y criticado el fenómeno, ver J. de MIGUEL, Estructura y cambio social en España, Madrid, Alianza, 1998. pp. 275.

[40] J. García de Polavieja, 1998. pp. 1.

[41] J. Petras, 1995, pp. 15.

[42] A. Recio, 1991, pp. 109-111.

[43] F. Fernández, L. garrido et L. Toharia, 1991, pp. 76-79.

[44] J. CASAL BATALLER, "Modalidades de transición profesional y precarización del empleo" en L. CHACON (Dir.), Juventudes..., pp. 159. Evidentemente esta situación de precariedad no es nueva, ni tampoco depende exclusivamente de la crisis del mercado de trabajo, la novedad es el gran porcentaje de jóvenes que están en esas situaciones, debido a que las empresas han optado claramente por la vía de la precariedad laboral como forma dominante en la contracción de la inserción laboral tal como ha señalado el mismo autor.

[45] AHFLG. Madrid. Dossier 348-02. Documentos de la Conferencia "Un proyecto de futuro para la juventud", organizado por el PSOE en diciembre de 1985, pp. 1-7.

[46] AHFLC. Madrid. Dossier AI 92-03. Informes de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. 1985. pp. 135.

[47] J. de Miguel, 1998.

[48] J. Casal Bataller, 1999, pp. 170.

[49] Un dato que viene a señalar el proceso de dualización salarial, es si en los años ochenta las diferencia entre salarios extremos (titulado universitario / peón) se situaba en 3,3 veces de diferencia, durante estos años crece un 17%, J. de Miguel, 1998, pp. 296.

[50] A. Recio, 1991, pp. 101.

[51] AHFLC . Madrid. Dossier 1600-010. "Informes sobre coste y política de rentas" del Instituto Sindical de Estudios. Febrero 1991, pp. 5.

[52] J. de Miguel, 1998, pp. 296.

[53] L. Cachón, 1999, pp. 108.

[54] Datos extraídos de G. García, 1999, pp. 333.

[55] AHFLC. Madrid. Dossier 348-02. Documentos de la Conferencia "Un proyecto de futuro para la juventud", organizado por el PSOE en diciembre de 1985, pp. 8.

[56] R. TORREL, (Coord.) Los jóvenes. Programa 2000. Cuadernos para el debate. Madrid, Siglo XXI, 1988, pp. 5.

[57] AHFLC. Madrid. Dossier AI 347-16. Informe de Alfonso de Mazas (Dpto. Confederal de la Juventud de UGT), "La idiosincrasia juvenil y la laboral del departamento", 1985, pp. 3.

[58] Véase A. ORIZO, Sistema de valores en la España de los 90. Madrid, Siglo XXI, 1996.

[59] Ver nota 18 al respecto.

[60] J. de Miguel, 1998, pp. 496, da los siguientes datos; en 1993 la población activa en paro era del 24%, un 33% de las familias tenían algún familiar en paro, y un 12% tenía todos los miembros en paro.

[61] V. PÉREZ DÍAZ , España puesta a prueba. Madrid, Alianza, 1996, pp. 61.

[62] J. Petras, 1995, pp. 8-13.

Sergio Gálvez Biesca

sergiogalvez_biesca@yahoo.es

Universidad Complutense de Madrid.


 

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