HISPANIA NOVA

Revista de Historia Contemporánea

Fundada por Ángel Martínez de Velasco Farinós

ISSN: 1138-7319    DEPÓSITO LEGAL: M-9472-1998

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ALFONSO XIII Y SU REINADO (1902-1931): una historia controvertida. (Juicio de un centenario)

 

Propuesta para un debate

 

El año 2002 ha sido el del centenario del comienzo del reinado de Alfonso XIII. En esta fiebre que reco­rre los medios de comunicación, y de la que no están libres tampoco, desde luego, ciertos ámbitos políticos, académicos, eruditos, supuestamente “intelectuales”, ha parecido casi obligatorio, a algunos al menos, la rememoración, conmemoración, celebración y hasta congratulación a propósito de tan magna efemérides. Un historiador, Javier Tusell, se lamentaba hace meses en un periódico de gran tirada de que el Ministerio de Educación, Cultura y (también) Deporte no se hubiese hecho el eco debido de ello. Ahora bien, ¿era esto obli­gado y está justificado? ¿Estamos ante un hecho trascendental de la historia española en el siglo XX?. ¿Qué puede decirse, en la ocasión justamente de esta efemérides, a cien años vista del comienzo de su reinado, y ya que no quiere dejársela pasar en si­lencio, del rey Alfonso XIII de España?. ¿Está justificado el empeño de “revisitar” o reconsiderar la visión histórica del personaje, de su entorno y del país en su reinado?. ¿Puede verse en ello algo más que el interés legítimo histórico e historiográfico?.

El Debate que proponemos aquí pretende suscitar, contrastar y hacer públicas conside­raciones y precisiones sobre la figura y el reinado de Alfonso XIII y, si así lo estiman conveniente los lectores de Hispania Nova, también sobre las circunstancias de las rememoraciones históricas de las que la historiografía debe o no hacerse eco. De la enjundia de ese debate se deducirá su interés científico o de otro tipo del asunto, o la falta de ellos...

Es de notar que, en cualquier caso, la efemérides en cuestión no ha dejado de hacerse presente en cuanto a la aparición de algunas publicaciones ad hoc.  La “cuestión Alfonso XIII” ha vuelto a hacer correr la tinta, la disparidad de los juicios históricos sobre ella, la presión siempre del ambiente social y político sobre la consideración de las efemérides históricas sobre la que conviene que los propios historiadores se pronuncien.

Aportamos, pues, unas primeras y breves precisiones y consideraciones que puedan orientar, pero no dirigir, desde luego, ese debate historiográfico que proponemos al comenzar el año 2003.

 

***

Que Alfonso XII  fue  y es una figura  controvertida resultaría ocioso destacarlo de nuevo. Los adjetivos que su persona y su reinado han merecido recorren un espectro tan variado como el que va desde el de Rey “paradoja”, “polémico”, “reinventado”, “rechazado”, “perjuro”, “calumniado”, hasta el de “regeneracionista”, “patriota”, “el africano” – todas ellas expresiones que pueden hallarse en la bibliografía antigua y reciente más al uso y de muy diversa calidad -. Pero la historia del país en el periodo de su reinado no es menos controvertida que él mismo y, evi­dentemente, ambas cosas tiene una relación muy directa y, conjuntamente, explican el interés por volver de nuevo a ese primer tercio del siglo XX crucial en la historia del país.

Naturalmente, la personalidad y la actuación personal de un rey no pueden dar cuenta de la historia de un periodo, por lo que resulta más llamativa si cabe la atención que esa figura personal de Alfonso XIII ha despertado y despierta. ¿ Qué hay detrás de ello?. Ahora bien, una correcta atención de la historiografía académica debería derivar más bien a la cuestión central de la relación que se atribuya la su figura y actuación  públicas  del Rey, al contexto histórico completo en el desenvolvimiento general de su reinado, sustancialmente en lo político – y en la diversas facetas de actuación que se acogen bajo ese adjetivo: función constitucional, política interna­cional, relación con grupos como las nacionalistas regionales, etc. - pero también  su papel de magisterio y representación en lo social, cultural, etc. No puede olvidarse que el reinado de Alfonso XIII es un periodo que acabaría desembocando en la mayor crisis y el mayor cambio de rumbo de la historia española en el siglo XX: comenzaría en plena convalecencia de una crisis, la del 98, y termina con la más decisiva de la caída del régimen monárquico. Por consecuencia no es extraño que se haya sostenido tantas veces que algo anómalo ocurrió en ese reinado.

 

***

¿Qué cuestiones son las que suscitan mayor controversia en torno a la visión histórica de la figura y el reinado de Alfonso XIII, según se desprende la bibliografía y el eco mediático de este centenario?. Hagamos un breve recuento de lo que .a nuestro juicio, puede extraerse de una primera visión del asunto, lo que nos facilitará también una primera propuesta de posibles temas de debate.

 

·          --- ¿Se dispone de un o unos estudios a la altura de lo que hoy se exige a la buena investigación histórica en el problema del reinado de Alfonso XIII?. Obviamente, el primer asunto a debatir parece que debe ser este, es decir, si la bibliografía histórica y las fuentes literarias o de otro género – biografías, visiones políticas, memorias de personajes – con la que contamos hasta el momento puede considerarse satisfactoria, en función también de la documentación  histórica que los autores han empleado, o, en su caso, la susceptible aún de empleo. Alfonso XIII fue una figura tratada y discutida desde el comienzo mismo casi de su reinado. Podría partirse del hecho de que esa discusión se hizo siempre muy viva en torno a la guerra de Marruecos, a la actitud española en la conflagración europea comenzada en 1914, los descalabros españoles de la guerra marroquí al comenzar los años veinte y alcanzó su punto cenital más en relación con la dictadura “permitida” - si aceptamos que no “promovida” - del general Primo de Rivera. Pero los asuntos enjuiciables en la historia del reinado de Alfonso XIII son, evidentemente, más que estos.

Las obras clásicas de M. Fernández Almagro, Gabriel Maura, Ch. Petrie, Valloton, etc., ofrecen imágenes contrastadas y no siempre condescendientes con el rey. En torno al centenario han sido puestas en el mercado algunas visiones más o nuevos intentos biográficos de procedencia académica, entre los que hay que destacar especialmente los de Carlos Seco Serrano (dos nuevos textos), Javier Tusell y Genoveva G. Queipo de Llano, abundante artículos de revista en el ámbito académico o en el de la buena divulgación - La Aventura de la Historia  o Clio -, sagaces y mordaces comentarios periodísticos, como el de Haro Tecglen  en El País, los de Juan Balansó y otros muchos más o menos benévolos, sin duda, sin descartar tampoco la presencia en estos terrenos de algunos periodistas más que han tratado el tema en extenso – Rafael Borrás, Miguel Platón – y un publicista tan prolífico y permanente como Ricardo de La Cierva. No merece la pena facilitar aquí una amplia lista bibliográfica a la que puede accederse cómodamente hoy y que facilitan algunas obras como la citada de Javier Tusell- Genoveva G. Queipo de Llano o, sencillamente, los buenos buscadores de internet o catálogos de grandes bibliotecas.

Los intervinientes en este debate tienen la palabra. Hagamos sólo un comentario incitador: ¿Cómo explicar que un autor supuestamente prestigioso como el académico Carlos Seco publique en 2002 una extensa obra (La España de Alfonso XIII. El Estado, la Política, los Movimientos Sociales, Espasa, 2002, además del más breve texto Alfonso XIII, Arlanza Ediciones, 2001) donde, además de no tratarse en realidad lo que el título promete (en la primera de ellas), se ignora prácticamente todo lo producido en los últimos veinte años cuando menos y encima la obra sea jaleada por los medios amigos?. ¿Qué pensar asimismo de la afirmación del historiador Javier Tusell de que “la mayor parte de la historiografía (sobre Alfonso XIII) es heredera de forma más o menos directa, de la actitud de la izquierda en la etapa republicana o, mejor dicho, en la previa al advenimiento de este régimen” (Alfonso XIII, el rey polémico, Taurus, 2001, p. 45)?.

He aquí algunos puntos de reflexión. A nadie se ocultará tampoco que, frente a esa supuesta supervivencia de la visión de la izquierda, la más jaleada producción en torno al centenario pretende una “revisión” de la figura del Rey, teñida de un intento reivindicador... La principal hagiografía de Alfonso XIII se contiene casi siempre en las biografías, de antes de y de ahora. Las posiciones más extremadas son, por lo general, producto del periodismo o de la política militante. Basta para convencerse de ello comparar las visiones de Blasco Ibáñez, Indalecio Prieto, o Borrás con las arquetípicas glorificaciones hechas por Cortés Cavanillas.  Es presumible que el grueso de la documentación existente haya ya sido explotada en este momento (cosa en la que Javier Tusell ha hecho una importante aportación, sin duda). La cuestión histórica permanece, pues, en el terreno de la buena metodología interpretativa, en un terreno en que como puede verse abundan las “reinvenciones”.

 

·          --- ¿Fue en algo determinante la intervención del Rey en los sucesos del reinado? ¿Qué decir de su intervención personal en la política del régimen?. ¿Fue un rey intervencionista, de tendencia autoritaria, de actitudes contraproducentes?. En toda la literatura sobre el asunto aparece sistemáticamente el juicio sobre las intervenciones del Rey con la referencia de las atribuciones que la propia Constitución le otorgaba como Poder Moderador. Existen estudios sobre el papel y la función de la corona en el reinado que no han agotado en forma alguna las opiniones dispares. Su afán de intervenir en las cuestiones militares, las “crisis orientales”, sus conflictos con Maura, su actitud ante la guerra de Marruecos, sus discursos alusivos a la necesidad de un Dictadura, etc., etc., son, indudablemente, los puntos más debatibles. ¿Está todo dicho en este terreno?

 

·          --- ¿En qué grado y sentido le es atribuible la instauración y prolongación de una dictadura militar entre 1923 y 1930?. Es bien sabido que este es uno de los más polémicos asuntos relacionados con la actitud del rey Alfonso XIII que ocupa por lo demás un fundamental lugar en las explicaciones sobre la caída de la Monarquía. Cabe pensar que, por el momento, son poco probables las aportaciones de evidencias documentales nuevas que saquen esta incógnita del estado actual en el que caben suposiciones diversas y juicios poco convergentes sobre la significación de este hecho, sin duda, crucial. Además, como se demostró con una obra anterior de Tusell, el análisis minuciosísimo de toda la información disponible puede llevarnos a la afirmación falaciosa de que “no hay pruebas de intervención real”. Falaciosa porque eso no explica lo más importante de la cuestión que no es la intervención sino la “permisión”. Puede que un buen punto de partida en el debate sea afirmar que sobre la responsabilidad real directa en el planeamiento y aceptación de la Dictadura, tanto da creer a Blasco Ibáñez, Prieto o Miguel Maura, de un lado, como a Cortés Cavanillas, Luca de Tena, o el Rey mismo, del otro. Las propias declaraciones del Rey en el exilio no tienen mayor valor probatorio sobre su actitud verdadera. ¿ No es lo realmente importante, en todo caso, que la aceptación por el Rey de la “suspensión” de la Constitución y el gobierno de un Dictador fue, en el más favorable de los casos para él, un grave error político y en el menos un incalificable perjurio?. ¿Puede ser justamente calificada su actuación en aquella coyuntura de patriótica, como hicieron y hacen algunos, o disculparla porque la dictadura fuese aceptada por algunas personas importantes?.

 

·          --- ¿Cómo puede relacionarse la caída de la Monarquía con la propia actuación y situación del Rey? ¿Se defendió, se entregó o se sacrificó (a la paz) la Monarquía, y sus apoyos, en abril de 1931? ¿Que decir de la actitud del rey en el exilio? ¿Por qué es ese un asunto de los que más han soliviantado  y llevado a todo tipo de dicterios a sus seguidores?. Digamos, en principio, que el propio monarca figuró entre los sorprendidos por los significativos resultados de las elecciones municipales del 12 de abril. ¿En qué grado cabe atribuir a la actuación personal del Rey la caída de la Monarquía? ¿Contiene esa actitud todas las explicaciones posibles? Alfonso XIII siguió el consejo y hasta la perentoria admonición de viejos y fieles consejeros de que la mejor política era no presentar resistencia ante el evidente repudio popular de la Monarquía. Tras las elecciones del 12 de abril Alfonso XIII hizo lo que sus consejeros (Romanones, Gabriel Maura) le recomendaron. No es, pues, extraño que después muchos furibundos monárquicos achacaran la caída de la Monarquía a la desidia, traición y falta de gallardía de tales consejeros. ¿ Es este juicio aceptable?

 

·          --- Y, en definitiva, lo que es resumen y glosa de todo los puntos debatibles: ¿Puede reconocerse a Alfonso XIII haber sido ese gran Rey que pretenden ciertos autores actuales – en concreto Seco Serrano y Tusell – regeneracionista, bienintencionado y patriota, o debe tenérsele por un Monarca muy por debajo de su tiempo y función?. ¿Cabe hablar de un Rey moderno, por encima de los políticos de su tiempo, intensamente dedicado a sus funciones o más bien de un personaje frívolo, incluso perjuro, ocupado mucho más de sus propios asuntos – los financieros, entre ellos -, y de los dinásticos que de los del país en que reinaba, como pretenden otros muchos enjuiciadores?. ¿Cabe alguna visión más matizada entre esas dos?.

 

·         --  Y, seguramente, una cuestión que no es en modo alguno ociosa y responde a una sugerencia de debate hecha al comienzo de esta propuesta: ¿ Debe el juicio histórico en este centenario dejarse influir por los condicionantes y circunstancias de una nueva Monarquía encarnada en un heredero de aquel Monarca en la pretensión reivindicativa  que muestra alguna historiografía y publicística más o menos oficialistas?.

  Julio Aróstegui

Los lectores de Hispania Nova tienen la palabra. Envíennos su intervención a editores@hispanianova.rediris.es

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