Recensiones de la revista Hispania Nova

               

HISPANIA NOVA

Revista de Historia Contemporánea

Fundada por Ángel Martínez de Velasco Farinós

ISSN: 1138-7319    DEPÓSITO LEGAL: M-9472-1998

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(2005)

          Esta sección, coordinada por Mariano ESTEBAN, está dedicada a reseñar brevemente en cada uno de sus números anuales algunas de las novedades bibliográficas más relevantes aparecidas durante el año en curso y el anterior. Aunque la selección de las obras corre a cargo del Consejo de Redacción de la revista, la sección se encuentra abierta a las sugerencias y aportaciones de los lectores.

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José Luis de la Granja Sainz, El siglo de Euskadi. El nacionalismo vasco en la España del siglo XX,Editorial Tecnos, Madrid, 2003, 396 páginas, por Juan Gracia Cárcamo  (Universidad del País Vasco).

En este volumen se estudian varios aspectos de la trayectoria nada lineal del nacionalismo vasco en su largo pasado, ya más que centenario, dentro de una síntesis que se fija en algunos momentos decisivos y asuntos claves de este movimiento para entenderlo en su heterogeneidad y variedad de sectores, épocas… y no atendiendo a sólo algunos rasgos. Sin duda, este libro es un trabajo riguroso, escrito con estilo preciso y claro, y con la pretensión de ser también divulgativo, en el mejor sentido de la palabra. De este modo, trabajos impresos en una primera versión en revistas académicas, o en libros colectivos de circulación restringida, convenientemente adaptados a un nuevo formato, se difunden ahora entre un grupo mucho más amplio de historiadores y otros científicos sociales, pero también entre lectores que dotados de cierto nivel cultural quieran conocer de primera mano y de manera  muy accesible cuestiones importantes de la historia del nacionalismo vasco, alejadas del simplismo más cómodo e incorrecto a la vez. De más está decir que este trabajo se corresponde con la autoridad científica de quien es uno de los mejores expertos actuales en la historia del nacionalismo vasco. Otro de sus méritos, no menor entre historiadores, es que no se desdeña analizar aquí el presente más inmediato de forma que se estudia la evolución del nacionalismo en los últimos años; esto es, desde el célebre pacto de Estella- Lizarra, y exponiendo opiniones que los lectores vascos han conocido de forma sintética a través de diversos artículos de opinión aparecidos en la prensa escrita.

El volumen no se extiende sobre el carácter de invención de la tradición o de comunidad imaginada o en otras discusiones teóricas que son conocidas de sobra por los expertos y por el contrario resultarían tediosas para los lectores que se interesen por tener una visión de conjunto en torno al nacionalismo vasco. De forma expresiva, el profesor J. L. de la Granja nos habla de esa invención de la tradición política en una cita inicial… pero no a partir de la tópica alusión a E. J. Hobsbawm, sino desde un texto de Julio Caro Baroja en una muestra de que a veces buscamos fuera lo que ya han descubierto historiadores cercanos a quienes releemos menos de lo que sería conveniente. Sin duda, influencias como la de Julio Caro, o la de Jon Bilbao, entre otras muchas, se sitúan en la trastienda intelectual de este libro, pero de forma discreta y no expresa. Esto es, el lector no encuentra aquí la habitual letanía de Breuilly, Smith, Giddens, Gellner, Hroch, Hastings, etc.; es una muestra más de sentido común historiográfico, lo que no implica que esa bibliografía, por todos leída y releída -y otra mucho más reciente e innovadora, en el ámbito europeo y español- no influya en el texto. Lo que pasa es que aquí se diferencia, con buen criterio, cómo debe ser concebido un volumen escrito para una editorial comercial y lo que debe ser un libro que se edita por unas prensas universitarias.

Este sentido común, que aparte de sus grandes conocimientos sobre el tema, distingue la sobria obra del profesor de la Granja, no sólo se aprecia en cuestiones formales o epistemológicas, sino también en algo más importante y en un asunto que concierne de manera decisiva a la ciudadanía. Esto es, en estas páginas hay una reflexión moderada y razonable ante lo que supone el nacionalismo vasco, lo que dicho sea de paso, dista de ser habitual, ya no entre las gentes y los políticos que les representan en el País Vasco y en el conjunto de España, lo que puede ser comprensible en un contexto social harto polarizado, sino también incluso entre los científicos sociales. No se puede buscar aquí, afortunadamente, una ideologización agudizada, sino la muestra de un saber académico, aunque nada academicista, que rehuye la extremosidad de todo nacionalismo desbordado que tiene, inevitablemente, una visión maniquea acerca del País Vasco.

Aquí, en cambio, se analiza con interés un nacionalismo vasco “heterodoxo”, deudor quizá de cierta tradición de doble lealtad patriótica. Como es bien sabido, no todo el nacionalismo vasco ha sido independentista, ni todo ese movimiento ha dado muestras de radicalismo. Esto, que es una obviedad, suele olvidarse no sólo en tertulias y en los medios de comunicación, sino incluso en síntesis demasiado apresuradas, y lo que ya es más grave en libros escritos por académicos. Quiere decirse que se mira aquí con interés a personajes poco conocidos -y ni tienen por qué serlo, claro está- para los que no son historiadores vascos. Tal sería el caso muy singular de Landeta (merecedor, sin duda, de un estudio monográfico como sucede con el semanario Euskalduna, ambos menos tratados de lo que sería deseable en la investigación histórica), al igual que otros políticos, ideólogos o escritores nacionalistas mucho más próximos al autonomismo -tributario acaso de un lejano fuerismo liberal o de un federalismo racionalista- que al secesionismo. En tal sentido, se acercan al lector intelectuales importantes como Justo Garate de los que probablemente se sabe poco, como es lógico, fuera del País Vasco y, lo que no es tan lógico, será quizá ignorado por demasiados políticos vascos de hoy. No se habla aquí sólo de personajes, sino de sectores ideológicos como la propia ANV, asunto en el que J. L. de la Granja es el máximo conocedor actual.

Afortunadamente, se tiene aquí una visión amplia de lo que debe ser la historia política y junto al estudio de personajes fundamentales y su acción política cotidiana no se desdeña el análisis ideológico, el estudio de movimientos sociales, la interpretación de aspectos culturales… A este respecto, se incluyen sugestivas aportaciones en temas como la prensa y el teatro nacionalista que ayudan a reafirmar el carácter moderno del nacionalismo vasco en sus orígenes y que por otra parte han sido estudiados desde hace ya más de dos decenios por J. L. de la Granja en aportaciones que fueron en su momento pioneras.

En ámbitos menos epistemológicos y más centrados en la realidad política, aquí se habla también del pragmatismo de José Antonio Aguirre y de Manuel de Irujo… que representan un modo de nacionalismo nada débil, pero tampoco perdido en utopías -casi olvidado, hoy por hoy,  tanto desde el País Vasco como desde el conjunto de España. Como se trata de un libro escrito por un experto historiador se diferencian épocas, intereses… nada homogéneos, pese a que un extendido prejuicio se base en que la realidad histórica se compone de lo contrario. Quiere decirse con ello que este libro aporta mucho a los lectores sobre alguna de las múltiples caras del nacionalismo vasco que es probablemente mucho más desconocida de lo que se supone en los claustros universitarios vascos.

Ello no quiere decir que José Luis de la Granja -poco partidario de vericuetos, quizá ingeniosos y amenos, pero que no se pliegan al análisis crítico y empírico- no haga hincapié también, claro está, en la conocida vertiente radical de gran parte del nacionalismo vasco que se caracteriza por una imagen hostil a España, su oposición al liberalismo de tradición francesa, su fidelidad al integrismo, etc… Pero esto es más conocido, incluso en ámbitos muy amplios, aunque quizá no suele estar analizado convenientemente. Quien espere reafirmarse en lo que ya cree saber de antemano sobre el nacionalismo vasco, que suele ser una reedición de lo que, en el País Vasco y en el conjunto de España, aunque a menudo de forma antitética, estudian en la ESO nuestros escolares o ven nuestros espectadores de televisión o se oyen por supuestos expertos “en todo” a través de las tertulias de la radio... que no se acerque a este volumen. Quien se atreva a conocer otras cosas a las ya habituales sobre el nacionalismo vasco tiene aquí una guía muy inteligente y manejable. Por cierto, con buen criterio, cada capítulo va seguido de una bibliografía muy completa donde se pueden ampliar conocimientos sobre aspectos tales como la visión de España en el independentismo vasco, la relación entre los nacionalismos vasco, catalán y gallego, la evolución histórica del primer sindicalismo de ámbito vasco, el nacionalismo vasco federalista… En fin, se trata con ello de desmontar unos malentendidos simplistas que no van más allá de ciertos aspectos reconocidos habitualmente como mucho en José Antonio Aguirre o en la revista Hermes  por parte de los no especialistas. Quizá después de leer este libro, algún comentarista político se podría enterar, al fin, por poner ejemplos accesibles que a todos suenan, y aun a riesgo de caer en cierto populismo, de que trayectorias como las planteadas por J. Arregi o J. R. Guevara no carecen de ciertos precedentes y no son sólo unos “casos” poco explicables.

 En fin, en este libro -siguiendo lo que nunca ha sido excepcional en Inglaterra y Francia, y alguna vez también fue habitual en España, y aún parece que vuelve a serlo en los últimos años- se sabe divulgar. Y además, como ya se ha aludido, se hace con rigor y claridad. No es poco para los tiempos que corren.

Juan Gracia Cárcamo

Universidad del País Vasco