HISPANIA NOVA Revista de Historia Contemporánea Fundada por Ángel Martínez de Velasco
Farinós
ISSN:
1138-7319 DEPÓSITO LEGAL: M-9472-1998
|
RECENSIONES
(2005)
Esta sección, coordinada por Mariano ESTEBAN, está dedicada a reseñar brevemente en cada uno de sus números anuales algunas de las novedades bibliográficas más relevantes aparecidas durante el año en curso y el anterior. Aunque la selección de las obras corre a cargo del Consejo de Redacción de la revista, la sección se encuentra abierta a las sugerencias y aportaciones de los lectores. |
Francisco
ESPINOSA, El fenómeno revisionista o los fantasmas de la derecha
española [Sobre la matanza de Badajoz y la lucha en torno a la
interpretación del pasado], Badajoz, Los libros del Oeste, 2005,104
pp., por Sergio Gálvez (Universidad Complutense de Madrid)
La consolidación del llamado proceso de la
recuperación de la memoria histórica, y especialmente todo lo concerniente
a la exhumación de las fosas comunes del franquismo, ha tenido como efecto
paralelo el resurgimiento de una historiografía franquista que algunos, de
manera precipitada, daban por fallecida. Lo que comúnmente se ha
denominado como la corriente revisionista, y añadiríamos, igualmente para
el caso español, negacionista ha puesto un especial empeño en
contrarrestar tanto los avances efectuados por los investigadores en el
mejor conocimiento de los mecanismos de la represión franquista así como
en deslegitimar las reivindicaciones de los movimientos sociales por la
memoria. Pese a que ningún caso puede afirmarse que están consiguiendo sus
objetivos, tanto a nivel historiográfico como a nivel político-social, es
preocupante que entre la lista de los libros más vendidos figuren dichas
obras.
En el caso que nos trae a
colación, es decir, desde la aparición de la obra de F. Espinosa, La
Columna de la Muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a
Badajoz (Barcelona, Crítica, 2003) que obtuvo un inusitado como
merecido éxito editorial, pretendidos historiadores como Pío Moa, César
Vidal o Ángel David Martín Rubio han realizado toda una campaña mediática
perfectamente coordinada para negar la tesis central del autor: la
planificación y ejecución de una política de exterminio del adversario
político ejecutada en el avance de las tropas franquistas desde Sevilla a
Badajoz. Tesis que junto con la aparición de notables aportaciones
historiográficas en otras provincias y ámbitos puede extrapolarse a la
mayor parte de las actuaciones efectuadas por el ejército franquista en
todo el país durante el conflicto bélico. No obstante, y a pesar del agrio
y feroz debate desarrollado en internet en diversos foros sobre esta obra,
lo cierto es que desde una perspectiva historiográfica el libro de
Espinosa es impecable, como en su momento reconoció la crítica [véase al
respecto la reseña de S. Gálvez en el nº. 3 (2003) de esta misma
revista:
http://hispanianova.rediris.es/recensiones/R03_008.htm]
A pesar de las reticencias de muchos de los
más prestigiosos historiadores a entrar en falsos debates, el asunto está
llegando a tales cuotas que han decidido invertir parte de su tiempo, y
aplicar la racionalidad y concretamente mucha pedagogía, en tratar de
contrarrestar, en la medida de lo posible, el mencionado fenómeno (véase
Enrique Moradiellos, 1936. Los mitos de la Guerra Civil. Barcelona,
Península, 2005; Alberto Reig Tapia, “Ideología e historia. Quosque Tandem
Pío Moa” en Sistema, nº 177 (2003), pp. 103-119). El propio F.
Espinosa señala en la introducción del libro como entre las tareas de los
historiadores, recogiendo el planteamiento que en su día expresara P.
Vidal-Naquet, está la de contestar a los revisionistas. De hecho, no se
trata en muchos casos, continúa el autor, de desmontar sus tesis sino en
“explicar su éxito” (pp. 13).
El libro en concreto que aquí se tiene el
placer de reseñar se estructura en ocho breves capítulos, que le son más
que suficientes a Espinosa para delimitar con precisión las falacias de
las tesis planteadas por los autores revisionistas, así como la campaña
mediática de la que ha estado rodeado con el apoyo explícito por parte del
partido político mayoritario de la derecha.
Los primeros cuatro capítulos del libro están
dedicados a analizar los “argumentos” – añádanse las
comillas que se estimen oportunas- esgrimidos por Pío Moa y Ángel David
Martín Rubio en su minimización o incluso negación de la matanza de
Badajoz. En este sentido, el autor comienza señalando como la preocupación
principal de estos mismos individuos reside en “que la matanza de
Badajoz deje de representar lo que representa”. A partir de aquí F.
Espinosa va desmontando, pieza a pieza, lo que denomina como el método
Moa: la no utilización de fuentes primarias o secundarias, el rechazo
a cualquier tipo de cuantificación sobre la matanza que no se ajuste a los
argumentos esgrimidos a priori por estos individuos, así como los
frecuentes y graves errores generales que contienen sus obras. Más allá de
estas cuestiones sabidas el autor de La columna de la muerte,
aporta dos reflexiones fundamentales: la primera acerca del análisis que
realiza de la obra de A. D. Martín Rubio (Paz, piedad, perdón... y
verdad. La represión en la guerra civil, Fénix, Toledo, 1997) es
clarificadora: estamos ante un intento de justificación de la matanza
realizada por la columna de la muerte en su avance, amparándose en una
supuesta represión roja anterior. De hecho, el objetivo del mencionado
libro no es otro del que señala F. Espinosa: “ofrecer un balón de
oxígeno a la historiografía neofranquista, que a duras penas se mantenía
agarrada a la desprestigiada Pérdidas de la Guerra del general Salas
Larrazábal, que ya no se sostenía” (pp. 36). En lo que respecta al
objetivo que persigue P. Moa (véase entre otras, Los mitos de la
guerra civil. Madrid, La Esfera de los Libros, 2004; Los crímenes
de la guerra civil y otras polémicas. Madrid, La Esfera de los Libros,
2004), cuyas fuentes están entresacadas del anterior autor, se trata que
al no ser posible negar la matanza a estas alturas se pretende, al
menos, minimizarla. De este modo, se da buena cuenta no sólo de las
falsificaciones, que por muy simples que parezcan, están teniendo una
importante acogida a nivel editorial, sino que además con este tipo de
explicaciones liquida, esperemos, cualquier intento de nuevos montajes o
construcción de nuevos mitos.
En el quinto capítulo titulado: “La
leyenda continúa: aparece Gutiérrez Casalá” F. Espinosa de nuevo carga
contra otro intento de deslegitimación y falsificación de los avances
historiográficos en torno a la represión franquista en la provincia
extremeña durante la Guerra Civil. En esta ocasión, la crítica
historiográfica le corresponde a la reciente publicación del libro: “La
guerra civil en la provincia de Badajoz. Represión republicano-franquista”
(Badajoz, Ed. Universitas, 2003) de J. L. Gutiérrez Casalá, quien hasta el
momento no había figurado en la nómina de los principales autores
revisionistas. Y aquí de nuevo es donde Espinosa aplica su metodología
des-constructiva en torno a una obra que además goza del supuesto
beneplácito académico al ser una “tesis doctoral”, aprobada con el
correspondiente cum laudem: falsificación, mentiras y errores con
respecto a las escasas y poco fiables fuentes consultadas; inexistencia de
método científico, es decir, hipótesis-contrastación; ausencia de
cualquier trabajo conceptual; así como un nuevo intento de cuantificación
que a base de sumar un totum revolotum de cifras no busca otro
objetivo que el de minimizar la matanza. Pese a esto, como Espinosa
señala, el objetivo principal del autor es una vez más negar y ocultar la
represión de los meses iniciales del 36.
Los dos últimos capítulos del libro analizan
de forma exclusiva tanto a Pío Moa como a sus obras. De esta forma el
séptimo capítulo titulado, precisamente, “Moa y la columna de la
muerte” se examina una por una las “reseñas” que en su día le
dedicó el personaje en cuestión ante la aparición de su obra. Ante la
ausencia de cualquier tipo de argumentación mínima a la que poder
contrarrestar, Espinosa lanza la que probablemente sea la propuesta más
interesante de todo el texto: tras preguntarse ¿quién debe ocuparse de
este hombre, los historiadores, los psiquiatras o los jueces?, señala:
“Aparte de la vía médica, también cabe otra posibilidad: que se aplique
al fin en nuestro país la legislación europea que permitió pararle los
pies a un sujeto como David Irving por sus mentiras sobre el holocausto”
(pp. 67). Sin embargo, el autor no termina aquí, continua analizando los
diferentes apoyos mediáticos con los que se está fomentando el fenómeno
Moa, al mismo tiempo que concluye con la siguiente aportación a uno de
los habituales debates historiográficos: “no hay posibilidad de debate
alguno: sólo busca publicidad y pasar por lo que no es, queriendo dar la
sensación de que él representa una de las teorías en juego” (pp. 71).
En todo caso el lector que se aproxime a este libro puede consultar los
puntos principales del esquema sobre el que se ha sustentado el método
Moa de hacer libros que se aporta al final del mencionado capítulo.
En “un intento de interpretación”, el
capítulo que cierra el libro, el autor, tras resaltar una vez más el
maniqueísmo y el fanatismo que impregnan los libros firmados por Moa,
continua su crítica a este último ante su permanente obsesión por
rescribir la historia de la II República y de la Guerra Civil. Además
Espinosa no ahorra ni comentarios ni críticas hacia la actuación del PSOE
durante su etapa de Gobierno (1982-1996) con el fomento de una política de
desmemoria, que proseguiría al pacto de silencio y cuyas consecuencias la
estamos viviendo en la actualidad. En este interesante capítulo el autor
disecciona además los ejes teóricos e históricos sobre los que se ha
sustentado el revisionismo así como el particular proyecto de recuperación
de la memoria histórica llevado a cabo por los Gobiernos del
Partido Popular, caracterizados por la vuelta a las tesis más
intransigentes de la historiografía franquista.
En las conclusiones el autor comienza
interrelacionado el nacimiento y desarrollo de la operación
Moa, como una respuesta perfectamente planificada ante el
surgimiento de los movimientos sociales por la memoria, teniendo por
objetivo final liberar a la derecha de su pasado extraordinariamente
criminal. De hecho, afirma Espinosa como con esta campaña el PP
recupera buena parte de la vieja propaganda franquista, lo que a la postre
les ha resultado especialmente rentable en términos electorales al volver
a conectar con una parte del electorado más nostálgico. En todo caso, lo
importante del asunto, como insiste el autor, está una vez en deslindar
el fenómeno Moa de cualquier debate científico u historiográfico,
señalando a su vez la paradoja de que “un discurso tan burdamente
franquista como el de Moa adquiera tal eco al amparo del poder en un país
democrático en medio de la pasividad generalizada y que encima sea
promovido por el mismísimo presidente de Gobierno” (pp. 98-99). En
resumen, como señala Espinosa nos encontramos ante las consecuencias
visibles de un Pacto de Silencio, que no sólo abandonó a las
víctimas de la dictadura, sino que impiden superar a la derecha política
unas herencias del pasado, que a luz de este texto, siguen manifestándose
muy presentes.
En fin, El fenómeno revisionista o los
fantasmas de la derecha española aborda de manera abierta e
inteligente una cuestión tan compleja como esencial para la salud y
estabilidad del marco de convivencia democrático. Igualmente es de
agradecer que el autor, lejos de los apasionamientos que suelen
caracterizar a estos seudo-debates, trate el asunto con la necesaria
distancia profesional, que diferencia a los historiadores de los
propagandistas. Sin embargo, es muy probable que este libro no pueda
cumplir una función básica: contrarrestar mediáticamente a las obras de
Pío Moa y compañía, al estar publicado por una pequeña editorial,
limitando notablemente su difusión. En todo caso, mientras que la
política de publicaciones de las grandes editoriales no se modifiquen así
como los historiadores no recuperen un protagonismo perdido en los debates
centrales acerca de la historia del país, libros como el firmado por
Espinosa serán de gran valía para los círculos académicos, pero con ello
no se logrará desterrar definitivamente a la historiografía franquista,
que de manera sistemática sigue negando el particular holocausto
español, fomentando por ende la tan manida como cierta división
histórica entre los vencedores y los vencidos.
Sergio GÁLVEZ