Antes
de empezar |
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SEMINARIO INTERNET E HISTORIA
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5.
Conclusiones
Quizá dos o tres
años atrás todavía podía plantearse si merecía la pena tomarse la molestia de navegar
por la red en busca de unos hipotéticos materiales que nos pudiesen ser útiles como
historiadores. Hoy no cabe hacerse esta pregunta. Hay cada vez más información que
circula en bytes y esta información abre nuevas posiblidades. Lo hemos visto a lo largo
de una sesión dedicada a ponernos en contacto con las páginas de historia, especialmente
con aquellas que ofrecen materiales de interés para la docencia.Y eso que el recorrido ha
sido incompleto: nos hemos dejado otras muchas páginas de similar interés para
profesores y alumnos; tampoco hemos tenido en cuenta lugares de interés más específico
para la investigación; y han quedado deliberadamente fuera de nuestro campo de
observación otros empleos de la red: correo electrónico, listas de discusión y
distribución de noticias. Todos estos recursos amplian las posiblidades de uso de
Internet. Pero tampoco pueden ocultarse los inconvenientes. Entre ellos están:
Desigualdad de
los materiales de historia. Muchas de las páginas que circulan por la red tienen un
interés escaso (por la poca cantidad de información que proporcionan, la poca valía de
la misma o porque únicamente remiten a otras páginas) y contribuyen con su número a
dificultar la navegación; como hemos visto, los grandes centros de búsqueda no permiten
deslindar el grano de la paja y los directorios especializados no son exhaustivos.
Desigualdad de
los temas abarcados. Aunque hay bastantes páginas parcial o totalmente dedicadas a
cuestiones de historia, no todos los ámbitos geográficos reciben la misma atención. La
red sigue siendo mayoritariamente anglosajona y ello se refleja tanto en el uso dominante
del inglés como en la mucho mayor abundancia de páginas dedicadas a la historia del
área anglosajona. Por el contrario, todavía hay pocos lugares con información de alguna
entidad sobre la historia de España.
Falta de
fiabilidad de los contenidos. Publicar en Internet es muy fácil: todo aquel que disponga
de un servidor donde alojar su página puede lanzarla de inmediato. Pero esta
accesibilidad, en sí misma una ventaja, tiene la contrapartida de la inexistencia de
controles previos que aseguren que lo que se va a lanzar a la red cumpla con unos
requisitos mínimos de calidad. Como resultado, los contenidos de la red no tienen, en
términos generales, el mismo grado de fiabilidad que los textos impresos.
Volatilidad de
las páginas. En el mundo electrónico todo es vaporoso. Los bytes no pesan, ni ocupan
espacio. Las páginas electrónicas no tienen la solidez del papel escrito. Están ahí
pero pueden alterar su contenido a poco de haberlas consultado o incluso desaparecer sin
dejar rastro. Nunca podremos disponer de una biblioteca de páginas web y acudir a ella
para comprobar una cita o efectuar una referencia, como hacemos con los libros de nuestra
tradicional biblioteca. La biblioteca de la era informática es flexible, demasiado
flexible.
Coste, en tiempo
y dinero, de la navegación. Realizar una búsqueda o comprobar antiguas direcciones
suponen una inversión no despreciable. Las cosas no han mejorado en los últimos tiempos:
la tarifa telefónica es más cara y la línea va casi tan lenta como hace dos o tres
años, pese a la mayor velocidad de los módems, a las promesas de tecnologías
revolucionarias y al anunciado fin del monopolio de Telefónica.
Tres sugerencias para
finalizar:
Utilizad
buscadores generales para las búsquedas muy concretas y directorios especializados para
búsquedas de temas amplio.
Grabad aquellas
páginas que al consultarlas creáis que os van a ser útiles, para poderlas imprimir o
leer más tranquilamente una vez desconectados. Las páginas grabadas pueden almacenarse y
ordenarse fácilmente en vuestro disco duro.
Cread una agenda
propia con las direcciones de Internet que os resulten de mayor interés, adecuadamente
ordenadas; para iniciar esta agenda os podéis servir de algunos de los enlaces que
figuran en los directorios especializados; con el tiempo ya iréis incorporando nuevas
direcciones.
Cualquier sugerencia o comentario sobre
esta página serán bien recibidos. Pueden enviarse a la siguiente dirección:
Esteve.Canales@uab.es
© Esteban Canales.
Abril 2002 |